Nicolle Orellana
Faltaban cinco minutos para que iniciará mi primera clase la cual era de expresión oral, me encontraba en el aula sentada junto con Oriana, mientras llegaba el profesor hablabamos de cosas triviales.
De un momento a otro ví que un chico venía en nuestras dirección, él era alto, su piel era blanca y tenia su cabello rubio algo despeinado, se notaba que había corrido para llegar a tiempo a clases, tenía algunas gotas de sudor en su frente y lo entendía perfectamente ya que se rumoraba que el profesor de esta clase era muy estricto y nadie quería conseguir puntos negativos en el primer día.
—Disculpa, ¿está ocupado este asiento? —Señaló la silla.
—Está libre —le respondí, de inmediato quitó el morral de sus hombros y se sentó a mi lado.
Oriana se le quedó mirando, a lo que el chico se dió cuenta y le sonrío.
El chico era guapo no podíamos negarlo y echar una miradita no era pecado.
— Oh, pensarán que soy un grosero por sentarme aquí sin presentarme, pero es que llegué con tanto afán, no quería llegar tarde a esta clase —Dijo mientras nos miraba a ambas. —Mucho gusto, me llamo Anthony Salas —Extendió su mano primero a mi.
—Tranquilo, es entendible despúes de escuchar esos rumores nadie quisiera llegar tarde, somos Oriana y Nicolle, mucho gusto. - Extendí mi mano para responder aquel saludo, acto seguido la rubia hizo lo mismo.
Noté que el rostro de Oriana se tornó un poco rojizo, quizás se avergonzaba por tener a su lado a un chico muy apuesto, no la conocía muy bien, pero podía asegurar que es de esas chicas que disfruta de ver a chicos guapos. ¿y quien no con semejante hombre? al parecer este lugar esta lleno de chicos guapos.
*Flashback*
*Su piel era blanca, tenía el cabello negro y desordenado, sus ojos eran orientales, algo que me sorprendió, estoy tan acostumbrada de ver tantos doramas que no habia tenido la oportunidad de ver a un asiático de cerca, sus ojos eran marrones, sus cejas pobladas, sus labios rosados, esos labios que tanto habia visto en las historias, a veces me preguntaba si de verdad los chicos asiáticos tenían los labios rosados naturales o se los pintaban con algún bálsamo, su cuerpo era atlético, parecía como un modelo de pasarela de Hugo Boss, llevaba puesto una sudadera deportiva negra, un suéter blanco entallado que le hacia resaltar sus brazos bien definidos, quizás es de esos chicos que le dedica tiempo al gimnasio*
Sacudí mi cabeza para espantar esos horribles pensamientos. ¿ en qué estaba pensando?
—El profesor se está tardando, se suponía que debía estar aquí hace 20 minutos —comentó la rubia.
—¿Le habrá sucedido algo? —pregunté.
— Acaba de llegar, ya no tienen que preocuparse —respondió el chico nuevo.
El profesor hizo su entrada y todo el salón quedo en silencio siguiendo cada uno de sus pasos, llegó hasta su escritorio, coloco unos libros, tomó asiento y alzó la mirada, comenzó a observar a cada uno de nosotros, diría yo que estaría contandonos mentalmente, acto seguido abrió uno de los libros, anotó algo y lo cerró tan fuerte que el sonido nos hizo estremecer, todos seguíamos inmovil como si en algún momento movernos fuera algún crimen.
Se excusó por haber llegado tarde indicando que había estado en una reunión organizando algunos detalles de la clase, los cuales diría al finalizar la clase, lo primero que nos pidió fue que cada uno se presentará y dijera el motivo por el cual escogimos estudiar periodismo.
Cada estudiante empezó con la presentación, el profesor solo se dedicó a escuchar, cuando tocó el turno de Anthony éste se levantó de su puesto, lucia algo nervioso, tragó en seco y se presentó.
— Mi nombre es Anthony Salas, Tengo 17 años, decidí estudiar periodismo porque desde pequeño siempre veía los noticiero junto con mi abuelo, por eso vine a esta universidad para preparame y convertirme en un gran periodista.
—¿Como puedes estar tan seguro que llegarás a ser un gran periodista? —El profesor lo interrumpió causando más tensión de lo que ya había en el aula de clases, Anthony abrió los ojos como plato y trago en seco nuevamente.
— Porque creo en mis capacidades y sé que aquí aprenderé a como llegar a serlo.
Miré estufacta a Anthony, no podía creer lo confiado que se mostró delante del profesor, lucia muy seguro de sí mismo. luego miré al profesor quien yacia en su puesto, con sus brazos cruzados y observando fijamente al rubio.
—Bien, el siguiente puede continuar. —Eso fue todo lo que dijo, no hubo ninguna objeción, lo que me hizo pensar que esa era la respuesta que buscaba.
Era el turno de Oriana, ella lucía nerviosa, sus piernas temblaban y sus manos estaban fuera de control, sin pensarlo tomé unas de sus manos y la apreté para darle animos, ella me miró y asintió con la cabeza, acto seguido se levantó de su puesto.
—Mi nombre es Oriana Rivero, tengo 17 años. —Tomó una bocanada de aire y prosiguió —Decidí estudiar periodismo porque amo leer y escribir, quiero profundizar en todo lo relacionado con la redación y así poder cumplir mi sueño de trabajar en una editorial y que mi familia se sienta orgullosa de mi.
El profesor la observó, tampoco hubo objeción, solo la invitó a sentarse dando paso al siguiente en presentarse, no quería que llegará este momento pero tampoco podía salir corriendo de aquí.
Era mi turno, inhale y exhale, trague en seco, la rubia notó mis nervios, al igual que yo, tomó mi mano y la apreto dandome confianza, por otra parte Anthony hizo un gesto con sus manos de ánimo, asenti con la cabeza y me levante de mi puesto algo tensa.
—Mi nombre es Nicolle Orellana, tengo 17 años, el periodismo es algo que corre por mis venas, desde que tenía 7 años me ponía a jugar con mis amigos a entrevistarlos, a medida que fui creciendo veía muchos programas de noticias, y me decía a mí misma que algún día yo estaría en ese lugar enseñándole al mundo la verdad sobre las cosas, quiero ser una periodista reconocida y sobre todo respetada.