La favorita del jefe

Capítulo 5: Cita

Adrien

Llego de noche a la casa con dolor de cabeza, abrir un restaurante es difícil, abrir más de uno ya es un gran reto, ya varios por todo el país están funcionando y algunos en la ciudad, pero quiero quedarme al frente de uno que esté cerca de la casa, tendré que comprar algún local cercano y convertirlo en lo que quiero

—¿Otra vez saltándote la cena? —cuestiona mi madre que deja de leer su periódico al verme, dejo un beso en su frente y me siento a su lado

—Tengo mucho trabajo

—Sí, tú y tu primo solo piensan en el trabajo, Adrien deberían hacer una pausa

—Imposible —expresa mi primo llegando hasta nosotros —Adrien tengo el lugar perfecto para el restaurante —lo miro entusiasmado

—Basta Víctor —mi madre lo calla —por hoy no quiero conversaciones de trabajo en esta casa, por favor —Víctor y yo nos miramos para luego asentir

—Iré a darme un baño —expreso poniéndome de pie —luego hablamos de ese lugar Víctor, envíame todo por teléfono y ya veremos si decido comprarlo —él solo asiente

—Créeme, no te vas a arrepentir —no digo nada y subo las escaleras, entro a mi habitación y comienzo a quitar mi camisa, pero dos toques en la puerta me detienen

—Hermano —Vivian entra luego de mandarla a pasar

—Hola guapa —me acerco a ella —¿estás bien? —no lo parece y mis manos van a su rostro

—Estoy bien, pero quería hablarte sobre Daxton—bufo al escuchar el nombre de su esposo, me separo de ella y voy hacia la cama, me siento, ella hace lo mismo a mi lado

—¿Te hizo algo? Si es así te juro que

—Volví con él —murmura, tenso mi mandíbula

—Vivian

—Lo amo —respiro hondo —y me ama, solo cometió un error —me quedo callado mordiendo mi lengua, ¿será tonta? Le fue infiel, le es infiel y es un vago que vive a mi costa solo por ser su esposo.

—Hermana no sé que decirte, ya te hemos dicho tantas veces que él no es para ti, que —me callo y paso mis manos por mi rostro

—Esta vez será distinto Adrien y quiere trabajar —ahora si la miro sorprendido —y de eso te quería hablar —asiento lentamente comprendiendo —quiero que lo contrates en el restaurante que abrirás

—Ni siquiera he comprado un local

—Lo sé, pero si te pido contratarlo en alguno de los otros, dirás que tienes a todos los empleados, hermano, Daxton estudió contabilidad, podrá ayudarte —evito reír, jamás pondría a tal calaña frente al dinero de mi restaurante.

—No confío en él

—Nunca haces nada por mí —se queja poniéndose de pie —crees que con el dinero que me das me es suficiente? Papá te dejó todo a ti y no me quejo Adrien, pero olvidas que soy tu hermana, merecía hasta la mitad de todo y no las limosnas que me das

—Te doy todo lo que me pides Vivian, todos tus lujos, todo —ella ríe

—No soy una de tus empleadas, merecía más, y ni siquiera sé si ese testamento de papá era cierto, quién sabe y lo cambiaste —mantengo la calma para no enojarme con ella

—Lo que dices apuesto a que antes salió de la boca de ese infeliz

—Ese infeliz es el hombre al que amo, solo eres un envidioso porque no tienes como yo al amor de tu vida a tu lado —camina hacia la puerta —siempre controlando todo —agrega riendo —pero no pudiste ni cuidar de tu esposa —la puerta se cierra, mis manos se hacen puños y con fuerza cierro mis ojos, no es cierto, la cuidaba, la amaba, era todo para mí.

—Papá —abro mis ojos y miro hacia la entrada, Alan está ahí —estás bien? 

—Pasa —él se acerca —estoy bien, pero tú y yo debemos hablar jovencito

—No he hecho nada

—Solo escapar del Colegio —baja la mirada

—Fueron solo 10 minutos, tenía hambre y quería comer

—Alan

—Quería comer algo que no estaba en el colegio —dice rápido y sé que me está mintiendo

—Odio que salgas solo hijo

—Para eso tengo dos guardaespaldas —asiento, sí, puede que sea algo exagerado, pero lo conozco bien y siempre le gusta mucho salir —en fin, quería pedir perdón por eso

—Ah, sí? —enarco una ceja

—Así es y por eso quiero invitarte a cenar mañana a las 8,tú y yo papá para hablar sobre nosotros —entrecierro mis ojos

—Alan —gruño

—Papá solo quiero cenar contigo, esta vez es de verdad, hace mucho que no cenas en casa por el trabajo —su mirada se entristece —hace mucho que no cenamos juntos, por favor

—Bien hijo, mañana vendré más temprano y

—Aquí no, fuera —ladeo el rostro confundido —quiero visitar un lugar al que nunca he ido, me lo debes papá —asiento, sí, le he fallado mucho, he estado solo trabajando y he olvidado lo más importante, se lo debo.

★★★

Alan sale feliz de la habitación de su padre, su plan ya está en marcha, solo falta que llegue a mañana y el chico va hacia la habitación de su hermana sonriendo, ya hace días que se disculpó con esta y ambos hicieron las pases, ahora quiere contarle todo y ver la reacción de su hermana.

—¿Sabes rezar? —es su pregunta cuando entra como siempre sin tocar, su hermana lo mira desde su silla y deja lo que hacía, de todas formas, hacer las tareas que su profesor le deja, no le agrada mucho

—¿Qué pregunta es esa? Por supuesto hermano

—¿Y cómo? Nunca hemos ido a una iglesia —el chico se queda pensativo y su hermana bufa

—¿Que quieres Alan? Hacía tareas

—Quiero que reces para que mi plan llamado cita salga como quiero

—Déjame adivinar, quieres que papá se enamore perdidamente de una chica con la que le concertaste una cita diciendo mentiras, de una chica a la que no conoce y que solo decidiste meterla en tu juego porque es linda

—No solo es linda —Valeria bufa —es buena y simpática, esta vez no es rica como las otras ni arrogante, es humilde, espero que esta si le guste —el chico toma un bolígrafo, el cual su hermana le arrebata

—¿Cuando es la cita? 

—Mañana

—Pero Alan por qué me dices ahora? —reclama aguantando la risa —así no me das tiempo a rezar




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