La favorita del jefe

Capítulo 8: Oportunidad

Adrien

Camino hacia la cocina con Zoe caminando detrás de mí, todos se quedan quietos al verme y dejan lo que hacían, yo me hago a un lado para que vean a la nueva empleada, sonrío, esta parece nerviosa ahora, aunque sé que también está molesta.

—Ella es Zoe Harper —digo alto mirándola —y será su nueva compañera.

—¿En qué va a trabajar? —la pregunta llega por parte de Alisa, mi mejor empleada y la segunda al mando en esta cocina.

—Lavará los platos y el suelo —respondo con simpleza y al escuchar una risa por parte de mis empleados mi mirada se dirige a ese —¿hice algún chiste Mario? —se pone pálido mientras niega —entonces por qué te ríes? Zoe va a trabajar honradamente y hasta yo he limpiado suelos y fregado platos —mascullo sintiendo la mirada de Zoe sobre mí —y ahora tú también lo harás durante un mes por estar riéndote, ¿entendido? —el silencio reina en la cocina.

—Si señor Bennett

—Ya todo está listo para abrir —informa Alisa cambiando de tema

—Perfecto, mañana en la noche abrimos, vendrán amigos, familia y personas importantes, además, mañana daremos a conocer el nuevo nombre del restaurante —Alisa sonríe —ya pueden seguir en lo que hacían, Zoe, a mi despacho —comienzo a caminar sin mirar a esta hasta llegar a mi despacho, tomo asiento y al segundo Zoe entra por la puerta con la mirada gacha, respiro hondo.

—Para qué quiere verme? 

—Toma asiento y mira al frente —sus ojos caen en los míos —no debes sentir vergüenza

—Y no la siento, es solo que —se calla y río —usted solo lo hace para molestarme —en parte tiene razón pero

—Me dijiste que querías trabajar en la cocina

—pero no lavando platos —sonrío mientras asiento

—Por algo se empieza, te contaré algo Zoe que quizás no sepas, mi padre era dueño de un restaurante muy famoso

—Eso lo sé —sonríe mirándome

—¿Y sabes también que puso a su hijo a lavar platos y suelos durante años? —sus ojos se abren como platos —decía que debía aprender muchas cosas antes de ser jefe de cocina, por eso empecé por ahí, luego estuve años atendiendo las mesas y llevando pedidos hasta que al fin pude ser el chef que ahora soy —hago una pausa para que ella piense en lo que acabo de decirle —quiero darte la misma oportunidad a ti

—A ver si entiendo, me tendrá años trabajando como lava platos y luego años como camarera hasta por fin ponerme a cocinar —río viendo su desconcierto pero niego.

—No soy como mi padre, estarás en la cocina, quiero que aprendas todo, que mires como se hacen las cosas y además —le extiendo una tarjeta, la cual toma con algo de duda —irás cada semana a un curso de cocina dado por los mejores chefs de esta ciudad —su estupefacción me hace reír —tienes ambición y eso me gusta, sabes lo que quieres y quiero ayudarte

—Waw —ha quedado sin palabras y río

—Eso no es todo —me mira —cada mes te haré una prueba, si la pasas entonces dejarás de lavar platos —sus ojos se iluminan —veo futuro en ti Zoe y te estoy dando una oportunidad, espero sepas aprovecharla.

—Gracias —sonrío mirando sus ojos, esta chica es un misterio

—También serás mi asistenta —alza una ceja —y quiero que vigiles a Daxton, quiero saber lo que este hace dentro de mi restaurante.

—Pero

—Es una orden y ahora a trabajar, no hay tiempo que perder —se pone de pie y camina hacia la puerta, pero no sale y se voltea

—¿Cuál será el nuevo nombre del restaurante?

—Valeria —frunce su ceño —es el nombre de mi hija —una hermosa sonrisa aparece en su rostro para luego salir de mi despacho, estoy seguro de que hice bien en contratarla y sé que no me voy a arrepentir de darle una oportunidad, ella sabe lo que quiere y yo la ayudaré a conseguirlo, lo malo es que soy un jefe muy estricto.

Cansado llego a mi casa solo para ser recibido por la atenta mirada de Alan, lo ignoro y subo a mi habitación, el problema es que cuando entro en esta él también entra, suspiro y lo miro.

—No has hablado conmigo sobre la cita —suelta cruzándose de brazos y sonrío

—Pues la cita fue de maravilla —él enarca una ceja —Zoe es una chica muy buena y linda —su ceño se frunce

—Me estás mintiendo, te voy a concertar otra cita —niego rotundamente con la cabeza

—Te lo digo en serio Alan, creo que saldré nuevamente con Zoe —miento con descaro, no dispuesto a seguir asistiendo a esas ridículas citas, mi hijo se queda pensativo —lo juro.

—Invítala a la casa —abro y cierro mi boca, pero no sale palabra alguna de esta

—Es muy rápido, no puedo asustar a la chica

—Entonces invítala a otra cena

—Lo haré —asiento, pero él solo se me queda viendo

—Papá mientes fatal

—Que no —niego, él ríe

—Entonces quiero que mañana llegues con Zoe al restaurante —mis ojos se abren —como tu pareja, mañana abrirás este y

—Alan, Zoe trabaja en el restaurante, para mí, la contraté —sus ojos se iluminan —no puedo

—Solo será un día papá, o lo haces o busco a otra chica para que tengas una cita —joder! Debo ser muy malo negociando porque asiento ante mi hijo, este sale de la habitación riéndose y yo maldigo en voz alta.

—Vale —entro a la habitación de mi hija que no me mira —mañana en la noche abriré mi restaurante y

—No me interesa

—Quiero que vayas —ella suelta una carcajada para luego mirarme.

—No iré —me acerco a ella

—Vas a ir aunque tenga que cargarte a la fuerza y meterte en el auto —mascullo cerca de su rostro —eres mi hija Valeria y mientras estés bajo mi techo vas a obedecerme —pierdo por completo la calma y al ver sus ojos llenos de lágrimas me arrepiento al instante. 

—Eres el peor de los padres —expresa mirando mis ojos —siempre trabajas y nunca estás, pero si quieres fingir ante todos que tienes una maravillosa familia iré a ese restaurante —sonríe —pero espero que luego de eso no me molestes Adrien, olvídate de mí y piensa que tu hijo es Alan y solo este —deja de mirarme, yo camino hacia la puerta y salgo de la habitación, fuera dejo salir las lágrimas que retenía, espero que mañana todo salga bien.




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