La favorita del jefe

Capítulo 11: No somos nada

Adrien

La sigo con la mirada cuando sale hasta que desaparece de mi vista, admito que me he comportado como un idiota, la única razón por la que quería estar hoy a solas con ella era para hablar de ese beso, pero ella hizo como si ese beso no hubiera pasado y los nervios a mí no me dejaron hablarle, miro el plato frente a mí y sonrío, este sí que tiene sal y mucha, recojo todo y voy hacia la cocina, los dos anteriores no estaban nada mal, estaban muy buenos, pero ella necesita un poco más de práctica además de que a partir de hoy estoy seguro de que se va a esforzar más, sé que tiene un gran futuro, hoy en la noche volveré a verla y entonces sí que hablaré de ese beso con ella, beso simple, pero que no me ha dejado dormir ni un poco.

—Adrien —Víctor entra a la cocina —pensé que estabas en casa.

—Pues ya vez que no, ¿qué quieres primo?

—Saber cuándo vamos a abrir también en las mañanas

—Pronto —sonrío mirándolo —aún quedan algunos arreglos que hacer y necesito más empleados para eso.

—Perfecto, ya revisaste los papeles que te dejé? —niego con la cabeza

—Envíaselos a mi secretaria, no tengo tiempo de revisar nada —su ceño se frunce

—¿Secretaria? Desde cuando tienes

—Zoe —digo su nombre y sonrío, al ver los ojos de mi primo dejo de sonreír enseguida

—¿Hablas de esa que limpia el suelo y friega platos? 

—La misma

—¿Es una broma cierto? —él comienza a reír, al ver que no río se calla —Adrien, esa chica solo es buena para

—Te equivocas, Zoe es muy buena cocinando y créeme primo, esa chica será una gran chef y quizás sea quien se haga cargo de esta cocina.

—O ya estás demente o es cierto lo que todos andan diciendo por ahí 

—¿Y qué dicen? —enarco una ceja

—Que la nueva es tu favorita, eso dicen Adrien

—Sabes que no muestro favoritismos a nadie Víctor, déjate de tonterías —camino hacia la salida —nos vemos en la noche, tengo cosas importantes que hacer

—Por qué llegaste con ella a la inauguración del restaurante? —su pregunta detiene mis pasos y lo miro —acaso olvidaste esa regla que tenías de cero relaciones con las empleadas? 

—Víctor, la regla esa era para ti —lo señalo —y para Daxton porque más de una vez me han dado problemas y por causa de ustedes ya he tenido que despedir a más de una empleada —él ríe

—O sea que tú y la friega platos

—Su nombre es Zoe y no, no somos nada —salgo del local y respiro hondo, miro mi reloj, tengo muchos asuntos antes de volver a casa y una reunión muy importante con unos socios.

La reunión termina y sé que el restaurante está a punto de abrir, ni siquiera pude ir a casa, pero me dirijo al restaurante sabiendo que Zoe quizás ya está ahí, miro mi reloj, quizás mi hija sí que tiene razón y trabajo demasiado, las cosas cambiarán, pienso dedicarme más a ellos y quiero lograr que deje de odiarme, sé que será difícil, pero no tengo ya que estar todo el día en el restaurante y menos ahora que tengo secretaria, a la cual veo limpiando las mesas cuando llego.

—¿Qué haces? —levanta la mirada al escucharme

—¿También con problemas en la vista? 

—¿También? —ella sonríe

—Sí, además de problemas en el paladar —sonrío negando

—No tienes que hacer esto Zoe, tu trabajo está en la cocina y si mal no recuerdo el chico que debe hacer esto es Liam —miro hacia todos lados —y debería ya estar aquí. 

—Al parecer llega un poco tarde Adrien, pero descuida, no te pediré más dinero por hacer algo tan simple como limpiar las mesas —me pierdo en sus ojos

—A mi despacho ahora mismo, debemos hablar —ella abre la boca, pero yo comienzo a caminar y entro rápido al despacho, segundos después escucho la puerta abrirse y me giro hacia ella, joder, las palabras no quieren salir de mi boca por más que lo intento y solo vine hasta aquí para hablar con ella.

—No haga una tormenta por favor —pide acercándose un poco —sé que hacía el trabajo de otro pero

—No es de eso que quiero hablar con usted —se queda pensativa

—Ah claro, quiere que le diga señor Bennett como todos —entrecierro mis ojos, es cierto, ella solo me dice Adrien cuando a muchos les he regañado por eso y amenazado con despedirle, nunca me ha gustado, pero con ella ni siquiera me había dado cuenta.

—Tampoco es de eso Zoe 

—Pues hable que no soy adivina —se cruza de brazos mirando mis ojos.

—El beso —su mirada cambia por completo —de eso quiero hablar

—Qué beso? 

—Oh por Dios, no, ya fingimos suficiente esta mañana que no pasó Zoe, pero ahora debemos hablar, ese beso fue

—Un error —dice sin dejarme hablar —ya lo sé Adrien, no debió suceder

—Zoe

—Y para mí no significó nada, no se preocupe, tampoco es que vaya a formar una película con ese beso tan poco importante —asiento lentamente ante sus palabras —es más, lo había olvidado ya, si eso es todo, me gustaría irme, ya casi abrimos.

—Zoe, solo quería hablar sobre ese beso porque

—Ya lo sé —ella ríe —no tiene importancia Adrien y nadie sabrá, no se preocupe —se da la vuelta y sale rápido dejándome anonadado, en serio ya lo tiene olvidado? ¿Y por qué entonces yo no puedo olvidarlo?

Cansado llego a mi casa y evito ir a la habitación de Valeria, con la cual pienso cenar esta noche aunque ella no quiera, pero ya decidí que estaría más unido a mis hijos, me necesitan ambos aunque una me odie y otro crea que no me necesita para nada, sonrío al escuchar la puerta de mi habitación abrirse y ya sé de quien se trata.

—¿Qué sucede Alan? —lo miro

—¿Que le hiciste a Zoe en la fiesta? —mi ceño se frunce

—No le hice nada hijo, de qué hablas? 

—De que se fue papá, ni siquiera escuchó tu discurso, se fue antes y estaba mal —mi hijo se acerca a mí —solo quería que encontraras a alguien como ella, pero si le vas a hacer daño mejor déjalo.




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