La favorita del jefe

Capítulo 12: Me gustas

Adrien

Termino de preparar la comida y sonrío viendo todo lo que he hecho, sé que Valeria no querrá cenar conmigo, pero no me importa, necesito que mi hija me deje de odiar lo antes posible, tomo las cosas en mis manos y voy directo a la habitación de Alan, el plan ya está en marcha y se que este está en la habitación de su hermana, acomodo todo cerca de la ventana y cuando la puerta se abre me giro sonriendo.

—La cena está lista —digo mirando los ojos de mi hija, Alan está detrás de ella empujando su silla

—¿En serio Alan? —mira por encima de su hombro a su hermano —me engañaste

—Cenaremos todos juntos hoy hermana —dice acercándose a mí —bueno, menos la abuela y el primo, solo nosotros

—Yo no —Valeria comienza a mover su silla —ya no tengo hambre —soy rápido y voy hacia ella, aguanto la silla para que no se mueva.

—Quédate hija.

—Te dije que te olvidaras de mí, tienes a Alan, juega al buen padre con él

—Valeria quiero cenar con ambos, eres mi hija —ambos nos quedamos mirando sin decir nada

—Vamos hermana, hazlo por mí, me estás creando un trauma —ríe Alan

—Por Dios, Alan, eres un mentiroso —brama cruzándose de brazos, yo río

—Por favor Valeria, no fuiste al restaurante y

—Ya sé que le pusiste mi nombre, ojalá nadie le guste la comida de ahí —sonrío

—Pues mira que el restaurante es todo un éxito —ella rueda los ojos —y las personas aman el nombre.

—Cenaré hoy aquí contigo, pero

—Hoy y todos los días —digo sin dejar de mirar sus ojos —haremos las cosas como antes.

—¿Antes de que mamá muriera por tu culpa? —tenso mi mandíbula —sabes que fue tu culpa y además, no juegues a ser tan perfecto, no la querías

—Valeria claro que la quería —ella bufa y mira a Alan

—¿Sabías que le fue infiel a mamá? —mi ceño se frunce, Alan me mira

—Eso no es cierto Valeria, ¿de dónde sacas eso? 

—Mamá me lo dijo —espeta con odio —no lo niegues, por eso ella se fue de casa

—¿Papá? —Alan me mira y niego rápido

—No sé de donde tu madre sacó eso Valeria, pero yo jamás le fui infiel, la amaba —ella resopla y comienza a salir de la habitación, no entiendo nada, no entiendo de donde sacó eso, jamás miré a otra mujer, algo debió pasar, alguien tuvo que decirle esa mentira, me quedo mirando hasta que Valeria se va y miro a Alan, el cual está confundido. —¿Ahora también vas a desconfiar de mí? 

—¿Prometes que la amabas? —sus ojos están tristes

—Era todo para mi Alan, la amaba, la adoraba —mis ojos se llenan de lágrimas —y no sé de donde sacó eso de que le había sido infiel, jamás hubiera hecho algo como eso

—Iré a ver a mi hermana —dice y sale corriendo de la habitación, yo miro la comida que debe de estar casi fría y lanzo todo al suelo sintiendo rabia.

Llego al restaurante más tarde de lo habitual y voy directo a mi despacho, ayer el plan que tenía con mis hijos fue un desastre y hoy prácticamente no he ido a la casa, sé que no debo desaparecer de sus vidas, pero todo es demasiado complicado, necesito saber de donde mi esposa sacó que le era infiel, alguien le inventó una mentira que ella creyó y cuando encuentre a esa persona la mataré con mis propias manos porque todo es su culpa.

—Qué mal genio —dice Víctor cuando entra y me ve pasando trabajo con la lapto

—Esta porquería no funciona —cierro esta de golpe

—No has ido por la cocina

—Alisa se encarga de todo —comento sin mucha importancia

—Dime Adrien, por qué poner a trabajar a Daxton aquí, sabes que él solo busca dinero

—Y estoy loco que cometa un error para mandarlo a la cárcel —mi primo sonríe —por eso está aquí

—Es buena esa, pero y si le tendemos una trampa? —le miro —yo no creo que haya cambiado así que

—Víctor sabes que no soy de esos, Daxton me cae mal, no lo soporto, pero no soy de tenderle trampas a las personas, quizás no ha cambiado nada, pero y si lo hizo qué? —la puerta se abre y Zoe entra por ella con unos papeles en la mano, no he hablado con esta y ella me ha evitado todo el tiempo.

—Debes firmar esto —me extiende los documentos —son para hacer los pedidos que necesitamos y

—Entiendo —dejo mi firma en cada hoja —Zoe —la llamo cuando se iba, su mirada se cruza con la mía —antes de irte quiero que dejes algunas cosas en el frigorífico, nos van a traer un pedido y quiero que organices todo —su boca se abre —es una orden y necesito que lo hagas, son productos que necesitan ser congelados.

—Por qué yo? —sabía que no podía quedarse callada —tienes muchos empleados que

—Quiero que lo hagas tú y punto —su mandíbula se tensa —ahora vete —sonrío cuando me da la espalda y sale por la puerta, hablaré con ella esta noche.

—¿No firmas antes de leer? —miro a mi primo, lo había olvidado

—Para eso está ella, lee por mí

—¿Tanto confías en la friega platos? 

—Víctor no le llames así o te despediré —sus ojos se abren —ahora vete a trabajar.

Espero en mi auto a que todos los empleados salgan y a que llegue el pedido que debe guardar Zoe, unos minutos después yo bajo del auto y entro al restaurante, sé que había otras formas de hablar con ella, pero también sé que esta se iba a negar a hablar, voy directo a la cámara frigorífica y entro a esta, escucho a Zoe y me acerco a ella.

—Joder! —chilla al verme y sonrío —quieres matarme del susto? 

—Debemos hablar —digo tomando su brazo

—Como quieras, pero fuera de aquí o vamos a terminar congelados —expresa algo enfadada, aunque la temperatura no está tan baja ella parece tener mucho frío

—Zoe te pedí quedarte solo para hablar contigo

—Y no entiendo de que, no tenemos nada de que hablar —menciona caminando hacia la salida

—Del beso que nos dimos —sus pies se detienen y me miran, ella abre la boca, pero vuelve a cerrarla y niega con la cabeza, camina hacia la puerta. 




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