La flor del clan Mcgregor

Capitulo 57

En la habitación donde Aileen descansaba, la preocupación se palpaba en el aire. Johanna, con los ojos aún hinchados por las lágrimas, se movía nerviosamente, asegurándose de que Aileen estuviera cómoda. Alana y Leah, con rostros serios, permanecían a su lado, ofreciéndole palabras de consuelo y apoyo silencioso. La visión de Aileen herida las había afectado profundamente, recordándoles la fragilidad de la paz que habían comenzado a construir

—¿Necesitas algo, Aileen? —preguntó Johanna con voz suave, ajustando la manta sobre su hermana.

Aileen les ofreció una débil sonrisa. —Estoy bien. Solo un poco dolorida. Gracias por estar aquí.

—Siempre estaremos aquí por ti —respondió Alana con firmeza, tomando su mano con suavidad.

Poco después, Malcolm entró en la habitación, su rostro aún sombrío por el susto. Se acercó a Aileen y le tomó la mano libre.

—¿Cómo te encuentras? Neilan está furioso. Juro que pagarán por esto.

—Estaré bien, Malcolm —aseguró Aileen, apretando ligeramente su mano. Lo importante es que esto termine.

Breixo entró tras Malcolm, su rostro habitualmente jovial ahora serio y preocupado. Se acercó a la cama con cautela.

—Aileen, lamento mucho lo sucedido. Es una cobardía atacarte de esa manera.

Aileen asintió con un leve movimiento de cabeza. —Gracias, Breixo.

Más tarde, Breixo buscó a Neilan en el estudio, donde el Laird revisaba mapas con Cailean.

—Laird Neilan —comenzó Breixo con respeto. Conozco bien a Gregor. Crecimos juntos. Sé cómo piensa y quiénes son sus hombres de confianza.

Neilan levantó la vista, su interés despertado al instante. —¿Puedes ayudarnos a encontrarlo?

—Sí, Laird. Sé dónde podría estar escondiéndose y quiénes lo apoyan. Si actuamos con rapidez y discreción, podemos neutralizar la amenaza antes de que cause más daño. Gregor es astuto, pero también es predecible en su orgullo y sus lealtades.

La información de Breixo resultó ser invaluable. Con su conocimiento interno del grupo de Gregor, Neilan y Cailean pudieron trazar un plan para capturar a los traidores sin alertarlos ni desatar un conflicto interno a gran escala. Se organizaron pequeños grupos de guerreros leales, liderados por Breixo, para localizar y aprehender a los conspiradores en sus escondites.

Mientras la caza de Gregor se ponía en marcha en las sombras de Eilean Donan, los preparativos para el enfrentamiento con los Cameron continuaban a toda velocidad. La información sobre las posibles alianzas de Alaric y sus movimientos de tropas se actualizaba constantemente, y Neilan, con la ayuda del Rey y los líderes aliados, afinaba la estrategia para el ataque preventivo. La determinación de acabar con la amenaza de los Cameron era unánime.

En la habitación, Aileen descansaba, su cuerpo sanando lentamente, pero su mente activa. Sabía que la batalla que se avecinaba sería crucial, y confiaba plenamente en la capacidad de Neilan para liderar a su clan y a sus aliados hacia la victoria. El ataque había reforzado su determinación de estar a su lado, no solo como su esposa, sino como su compañera en la lucha por la supervivencia y el futuro de su hogar.

Más tarde esa noche, Neilan regresó a los aposentos para ver a Aileen llevando consigo un pequeño ramo de las primeras flores silvestres de la primavera. Se sentó junto a su cama y le tomó la mano con ternura.

—Morag dice que te recuperas bien —le dijo con una suave sonrisa, dejando un delicado beso en su frente. Encontramos la flecha. Era de un tipo que usan algunos de los hombres de Colin. ¿Reconoces a alguien llamado Gregor?

Aileen frunció el ceño, haciendo un esfuerzo por recordar. —Lo vi un par de veces con Colin. Nunca hablé con él, pero... siempre me dio malas vibraciones. Había algo oscuro en su mirada.

Mientras los preparativos para la guerra seguían su curso, Neilan encontraba tiempo para cuidar de Aileen, llenando su habitación con pequeños detalles que demostraban su amor y preocupación. Flores frescas cada mañana, un beso suave en la mano antes de partir a las reuniones de estrategia, su presencia silenciosa a su lado durante las largas horas de descanso.

El embarazo de Johanna avanzaba sin complicaciones, llenando el castillo con una dulce anticipación. El bebé no llegaría hasta cerca del invierno, pero la idea de una nueva vida era un faro de esperanza para todos. Una tarde, Leah, Johanna, Alana y Aileen compartían un momento tranquilo en la habitación de Aileen.

—Estoy tan feliz por ti, Johanna —dijo Leah con una sonrisa radiante. Por fin mi pequeño Lachlann tendrá un primo con quien crecer.

La protección de Malcolm hacia Aileen y Alana se había intensificado tras el ataque. Las vigilaba constantemente, con su presencia discreta pero firme a su alrededor. Tanto su esposa como su cuñada eran importantes para él, y la idea de perderlas lo aterraba. Evan, a raíz del incidente, también se había vuelto aún más protector con Johanna, temiendo que algo pudiera poner en peligro a su esposa y a su futuro hijo.

Breixo, mientras participaba en la búsqueda de Gregor, no podía dejar de pensar en Collie. La confesión de sus sentimientos lo había tomado por sorpresa, y aunque aún no sabía cómo responder, una creciente preocupación por su bienestar comenzaba a florecer en su corazón.




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