La Flor del Fango.

12.- En el establo.

Cuándo terminamos de comer todos nos retiramos y seguimos con nuestras actividades, yo me fui a el establo a ver a mi pequeño puerquito, él otro ser vivo qué amo aparte de mí Padre y mí hermano.

Cuándo entro, mí puerquito viene hacia mí y yo lo levanto y lo acaricio, es un puerquito muy limpio y apenas tiene dos meses qué nació, es de esa especie que no crece mucho, mí Papá me dejo quedarmelo, con la condición de qué este limpio y así lo he hecho desde entonces.

Su nombre es Tomy, él empieza a moverse bruscamente lo bajo y comienza a correr, lo persigo y se está escondiendo bajo una carreta vieja, - Ven pequeño -, lo llamo tiernamente.

Sigo insistiendo y en ese momento comienzo a oír voces y decido esconderme.

-Seguro qué aquí no oirá nadie -,  dice una voz de hombre qué no alcanzo a distinguir.

-Si, nadie viene a esté mugrero - , responde otra voz qué se me suena familiar.

-Bien, al grano ¡¡Cuándo piensas saldar tu deuda!!- , le dice el hombre misterioso tomando del cuello al dueño de la voz familiar.

-Calmate, Horacio, lo haremos bien, en la fiesta qué habra del pueblo prometo saldar la deuda -, dice la voz familiar.

-Mas te vale imbecil, de lo contrario te arrepentiras toda tu vida -,le dice él tal Horacio.

Y salen ambos del granero discutiendo, qué raro quizá sea alguna deuda de un prestamo o algo, no haré mucho caso a eso, pero le comentaré a mí Padre sobre esto, y salgo de mí escondite y sigo jugando con Tomy, así se me va la tarde y ya por la noche regreso a mí habitación, me baño y me acuesto a dormir.

 




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