Construyendo una nueva historia
Las diferencias culturales eran muy obvias, claramente se dejaba ver en ese momento en que los dos se encontraron y la joven morena lo abrazo con tanta familiaridad, por lo que el mayor de los Tsujii no sabía cómo responder, su rostro se tornaba de un color carmesí levemente y temblorosamente levantaba las manos para corresponder el abrazo.
- Tanto tiempo sin verte se separó ella del agarre siento mucho no haber venido antes no encontraba el edificio, esta universidad es muy grande – rió levemente ante ello.
- No quieres ir a un lugar más privado – Kouichi reía levemente avergonzado.
El joven que le había llamado solo podía verle sorprendido para luego dejar salir de su boca un leve chasquido de descontento.
- Claro como es el más guapo de la escuela – dijo en un leve susurro impredecible para ambos que felices estaban de volverse a encontrar.
En ello decidieron irse fuera del edificio, puesto se sentían incomodos ante la presencia de los demás, sobre todo Danae que por el simple hecho de ser extranjera la gente volteaba a verle y la amabilidad de los hombres parecía una cacería al cual deseaba escapar.
- ¿Qué sucede te veo tensa? aquella chica no podía ocultar su inconformidad ante la situación.
- Sabes me siento rara aquí, venía con gran ilusión de aprender pero siento que miran mucho – volteo a verle directamente a los ojos – aunque las chicas me sonríen siento que me odian, simplemente cuando me quiero acercar a un grupo, me cierran el circulo, a veces salen con sus comentarios de “Es la extranjera que va a saber” llegue a escucharlo de una chica y eso me hizo sentir mal, no sé porque me odian ella volteaba hacia todos lados – los chicos parecen siempre estar de cacería – sonaba preocupada ante ello claramente no es como en mi país pero aun así pensé que no pasaba estas cosas aquí – dio un largo suspiro.
- Es porque los chicos que se te acercan son carnívoros – menciono Kouichi muy seguro de sí mismo.
- ¿Carnívoros? Eso que tiene que ver, a mi igual me gusta la carne – la mujer tenía un enigma en su cabeza a tal respuesta del chico.
- No, no, no me refiero a eso rió ante ello.
- ¿Qué es gracioso? ella cruzo sus brazos.
- Nada, nada – negó con las manos, apretó la mano derecha en un puño y tocio un poco para calmarse a sí mismo – el ser carnívoro es un término de que siempre andan en plan ligue, por eso cuando ven a una chica – en eso sus mejillas se tornaron rosadas – guapa van por ella con un deje de amabilidad pero dejando ver sus intenciones – desvió la mirada.
- Pero tú no hiciste eso las mejillas de la joven se tornaron color carmesí al escucharle, para luego desviar la mirada un poco confundida.
- Bueno es que yo no me considero carnívoro, me parece de muy mal gusto hacer eso contesto el joven sin mirarle – creo que hacer eso es muy sucio – volteo hacia el suelo.
- Pues la verdad si es molesto rió por lo bajo ella por esa razón pudo hablarte, porque no haces eso – sonrió ávidamente ante él.
- ¿Cómo te ha ido además de eso? – se acomodó en el barandal mirando al cielo.
- Mis clases van bien, al inicio se me dificultaba pero he aprendido hablar mejor el japonés aunque – la voz de ella se fue apagando ante ello.
- Tu japonés es bueno, es normal que suene así, eres extranjera, no te agobies por ello dijo sin pensarlo, cuando se dio cuenta, no había llevado el tacto en sus palabras volteo para disculparse ante ello.
- Tienes razón, la verdad no debería agobiarme, no soy la única extranjera que lo habla raro – rió ante ello hace unos días en la tienda había un estadounidense y lo habla fatal, pero creía que lo hablaba muy bien porque el de la tienda le dijo “habla muy buen japonés” me reí ante ello – volteo hacia él – pero veo que esa amabilidad no ayudaría en mucho a las personas, puede hacernos creer que hacemos las cosas bien pero en realidad está todo mal, realmente agradezco que hayas sido sincero, eso fue de mejor ayuda – sonrió ante ello.
En ese momento Kouichi comenzó a reflexionar realmente si debía seguir bajo los protocolos enseñados para hacer un buen ciudadano o era mejor aprender más sobre el mundo exterior, quizás su hermano menor tenía razón y las máscaras de la sociedad eran hipocresías disfrazadas de amabilidad.