A veces uno idealiza a las personas como si un propio ángel bajado del cielo nos resolviera nuestros problema, pero la realidad es otra, no existen ángeles tan puros como entes tan oscuros, al final solo son simple humanos que entre mascaras o ilusiones formamos en nuestra ingenua mente.
Souichi había quedado flechado a primera impresión, era una mujer realmente hermosa, completamente su tipo, lo que tanto había pedido a esa muñeca, tal vez no era como esas top model que daban miedo realmente, sino, una belleza genuina que era difícil de encontrar en estos días, una mujer que hacía que cualquiera voltease a verla, una dama que tenía tanto ese lado exótico como el ideal que él estuvo buscando por mucho tiempo.
Esos recuerdos de que jamás encontrarían habían quedado en el olvido. Ahora la había visto, había aceptado algo tan sucio como el acto lascivo de su hermano, si fuera otra chica, quizás simplemente hubiera gritado o ahí mismo rompe el compromiso, pero no, esa mujer le parecía interesante.
Una vez trajeron las cosas Souichi espero a verla de nuevo, pero para poder entablar una conversación necesitaban estar a solas sin el molesto de su hermano mayor. Porque aún no podía comprender, tan bella mujer estuviera con ese hombre que él consideraba un mentiroso moldeado para poder prevalecer en una sociedad llena de falsedad.
Danae y Kouichi habían ido al anterior departamento, uno pequeño el cual ya conocía perfectamente bien, fue en ese momento en que al darse un beso, la pasión llego de nuevo a ambos, mientras ella rodeaba el cuello de su hombre con sus finos brazos y sus largas piernas estaban abrazando el torso del joven, llegaron a la cama, ambos tenían la respiración entrecortada.
Ambos amantes no podían contenerse más, ella lo pedía ante cada acaricia, mientras el calor subía en aquella habitación la ropa comenzaba a estar tirado en el suelo hasta que la última prenda quedo en el piso, suspiros que llenaban la habitación, las manos de una joven aferrándose a la espalda masculina de su amante, movimientos de caderas que formaban un baile insaciable, el joven buscaba cada vez hacerla gemir más, mientras ella buscaba contener su voz por miedo a que los vecinos les escucharán, mientras sus piernas enredadas en las caderas del joven como la hiedra a la pared, ambos formando un solo ser en un baile exhaustivo en el cual no deseaban terminar, él empujaba cada vez más profundo como si deseara estar por completo fundido, mientras las piernas de la peruana estaban como aquella planta llamada venus lo atrapaba para no dejarle escapar hasta culminar ambos en un éxtasis.
Ambos jóvenes jadeantes y cansados se quedaron un a lado del otro intentando recuperar la compostura, Kouichi busco los brazos de su amada la cual lo tomo con cuidado lo puso en su pecho.
Después de juntar y vestirse comenzaron a guardar la ropa en diferentes cajas para luego hablar con una compañía para llevar las pertenencias de Danae a la casa de Tsujii, así ellos podían arreglar el asunto de la peruana en la embajada japonesa, para hacer el cambio de domicilio y no afecte a su visa de estudiante por el momento.