Capítulo 2 – Sombras que se entrelazan

El amanecer se filtraba por los ventanales altos de la Torre del Destino, dibujando rayos de luz entre las sombras de la habitación donde Lyra descansaba. La noche anterior había sido intensa: la batalla contra los rebeldes, el enfrentamiento con el guerrero de armadura negra y el mensaje inquietante sobre conspiraciones internas. Cada recuerdo aún vibraba en su mente, y los hilos del destino que recorrían su cuerpo continuaban palpables, conectándola con Kael.

Lyra se incorporó lentamente, apoyando las manos sobre la ventana. Afuera, la ciudad del Reino Sombrío despertaba entre nieblas y luces tempranas. Las calles vacías parecían susurrarle secretos, y aunque no podía comprenderlos del todo, los hilos le mostraban fragmentos de un destino que se extendía más allá de la torre y la batalla reciente.

—Lyra —llamó Kael desde el pasillo—. Es hora de continuar tu entrenamiento.

Ella lo miró, y por un instante, el corazón le dio un vuelco. Kael entró con su porte elegante y seguro, la capa todavía húmeda por la humedad de la torre. El hilo rojo vibraba intensamente entre ellos, recordándole que el peligro y la atracción estaban entrelazados de manera inevitable.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —preguntó Lyra, tratando de concentrarse en la instrucción más que en la sensación que la recorría.

—Primero, probaremos tus habilidades fuera de la torre —respondió Kael—. Necesitas aprender a controlar tus poderes en espacios abiertos y bajo presión.

Lyra, Kael y Seraphine descendieron por las escaleras de piedra del castillo, adentrándose en los terrenos exteriores. El Reino Sombrío parecía distinto bajo la luz del día: los árboles retorcidos del bosque cercano proyectaban sombras que se movían con la brisa, y cada estatua, cada torre y cada calle parecían vigilarlos.

—Aquí es donde entrenaremos —dijo Kael, señalando un claro en el bosque, rodeado de antiguas ruinas—. Necesito que aprendas a sentir la magia que fluye alrededor, no solo en ti, sino en el entorno.

Lyra asintió, intentando concentrarse. Al principio, solo percibía la vibración débil de los hilos, pero al cerrar los ojos y respirar profundamente, pudo sentir un flujo de energía que conectaba cada piedra, cada árbol y cada sombra en el claro con ella. Era como si el mundo estuviera vivo, observándola y respondiendo a sus emociones y pensamientos.

—Increíble —murmuró Seraphine—. Nunca había visto a alguien percibir los hilos con tanta claridad desde el primer día.

Kael se acercó a Lyra, colocando una mano ligera sobre su hombro. —Recuerda, no solo es fuerza bruta. Cada hechizo, cada movimiento debe fluir con el hilo. Solo así podrás dominar tu poder y sobrevivir a lo que viene.

Mientras Lyra practicaba, una sombra oscura surgió entre los árboles: un grupo de guardianes caídos, antiguos soldados del Reino que habían sido corrompidos por magia prohibida. Sus ojos brillaban con malicia, y cada uno llevaba armas encantadas con runas rojas.

—¡Kael! —gritó Lyra, mientras el hilo rojo vibraba con urgencia.

—Mantén la calma —respondió Kael—. Recuerda tus movimientos. Confía en los hilos.

El combate comenzó. Lyra conjuró barreras y hilos que atrapaban los ataques enemigos, mientras Kael se movía con precisión, desviando golpes y atacando puntos estratégicos. Seraphine usaba ilusiones para confundirlos, creando clones de Lyra que distraían a los guardianes.

El hilo rojo se intensificó entre Lyra y Kael, haciendo que sus movimientos se sincronizaran de manera casi instintiva. Cada ataque, cada defensa, cada hechizo parecía predecir los movimientos del otro. La conexión entre ellos crecía, y la tensión romántica se volvía palpable con cada roce accidental de manos durante el combate.

Finalmente, tras un último esfuerzo combinado, los guardianes fueron derrotados. Lyra respiró con dificultad, su cuerpo temblando por la tensión y el agotamiento. Kael la miró intensamente, y el hilo rojo vibraba como si celebrara su victoria y la conexión entre ambos.

—Bien hecho —susurró Kael, acercándose lo suficiente para que sus alientos se mezclaran—. Eres más fuerte de lo que pensaba… y cada día te vuelves más impresionante.

Lyra apartó la mirada, tratando de concentrarse en la misión, pero su corazón latía con fuerza. Sabía que esta conexión no solo era mágica, sino también emocional, y que enfrentarse al peligro juntos los acercaba de manera inevitable.

Tras el combate, Seraphine señaló una grieta en una de las ruinas cercanas. Al acercarse, Lyra percibió una energía oscura que no había sentido antes. Al tocar la piedra, los hilos del destino se tensaron y vibraron, mostrando visiones fragmentadas: un consejo secreto dentro del Reino Sombrío que planeaba manipular la profecía, traidores ocultos entre los aliados y enemigos que operaban en las sombras.

—Esto es… —murmuró Lyra, visiblemente perturbada—. Hay alguien dentro del Reino que está moviendo piezas en secreto.

Kael tomó la mano de Lyra para calmarla. —Lo sé —dijo—. Por eso debemos entrenar y aprender a confiar en nosotros mismos y en los hilos. Todo lo que vemos y sentimos nos prepara para lo que vendrá.

Seraphine añadió: —Si no descubrimos quiénes son y qué buscan, podrían cambiar todo el equilibrio del Reino Sombrío. Lyra, tu papel será crucial.

El hilo rojo vibraba intensamente entre Lyra y Kael, conectándolos a ambos con los secretos del reino, con la magia prohibida y con la responsabilidad que los unía. Cada decisión que tomaran, cada paso que dieran, tendría consecuencias que se extenderían mucho más allá de ellos.

Tras descubrir la grieta en las ruinas, Lyra, Kael y Seraphine regresaron al castillo, preocupados por las visiones que los hilos del destino habían mostrado. En una cámara subterránea, Seraphine desplegó un mapa antiguo del Reino Sombrío, señalando los lugares donde la magia oscura parecía concentrarse.

—Estos son los nodos de poder —explicó—. Algunos están protegidos, otros han sido corrompidos. Si los enemigos logran controlarlos, podrían manipular la profecía y el hilo rojo.