La Flor del Reino Sombrío

Capítulo 6 – La noche de los secretos

Lyra y Kael despertaron con un llamado urgente de Seraphine: los hilos del destino mostraban una actividad extraña en los límites del Reino Sombrío.

—Algo se mueve en el norte —dijo Seraphine, desplegando un mapa antiguo—. No es solo magia; es un poder que ni siquiera los miembros del consejo conocen.

Kael miró a Lyra con seriedad. —Debemos ir inmediatamente. Este poder podría cambiar todo.

Lyra asintió, sintiendo el hilo rojo vibrar entre ellos. Cada latido y contacto aumentaba la conexión, reforzando su confianza y sincronía mágica. Sabía que Kael no solo era su compañero en la batalla, sino también su ancla emocional.

El bosque del norte estaba cubierto por una niebla que parecía viva, susurrando palabras en lenguas antiguas. Cada árbol y piedra emitía energía que los hilos de Lyra podían percibir.

—Siento presencias ocultas —dijo Lyra, concentrándose—. No son simples enemigos; hay inteligencia detrás de esto.

Kael avanzaba a su lado, espada en mano. —Entonces debemos mantenernos alertas y juntos. No podemos permitirnos errores.

Mientras caminaban, el hilo rojo entre ellos vibraba con intensidad, y cada roce accidental de manos hacía que ambos sintieran la cercanía y la tensión acumulada de los últimos capítulos.

Tras horas de viaje, encontraron un santuario oculto, protegido por runas antiguas que repelían la magia común. Lyra tocó las runas y los hilos mostraron visiones: antiguos hechiceros que habían intentado manipular la profecía y rituales que podían corromper incluso al más fuerte de los guardianes.

—Esto es peligroso —dijo Seraphine—. Aquí es donde los miembros más oscuros del consejo han estado trabajando.

Kael tomó la mano de Lyra, transmitiendo seguridad. —No importa lo que enfrentemos, estamos juntos.

El hilo rojo brillaba intensamente, conectando no solo su magia sino también su vínculo emocional, reforzando su sincronía ante cualquier amenaza.

Del interior del santuario surgieron guardianes antiguos, seres cubiertos de runas negras que atacaban con velocidad y fuerza sobrenatural. Lyra y Kael se coordinaban a la perfección: ella manejaba los hilos para bloquear y redirigir los ataques, mientras Kael los enfrentaba físicamente y neutralizaba amenazas críticas.

Seraphine creó ilusiones de Lyra para confundir a los enemigos, mientras Lyra se movía con precisión sincronizada con Kael. Cada roce accidental durante los ataques intensificaba la tensión romántica y la conexión mágica.

—Kael… —susurró Lyra, jadeando—. Esto es… increíble y aterrador a la vez.

—Lo sé —respondió Kael—. Pero juntos, podemos superar esto.

Finalmente, tras una serie de maniobras combinadas, lograron derrotar a los guardianes y acceder al corazón del santuario.

Dentro del santuario, encontraron un círculo de runas que brillaban con energía prohibida. El ritual estaba casi completo, y Lyra percibió a través de los hilos que alguien los había estado esperando: un miembro del consejo, considerado aliado, estaba detrás de todo esto.

—Esto… —dijo Lyra, temblando—. No puedo creer que alguien tan cercano haya traicionado al reino.

Kael la sostuvo con firmeza. —Debemos detenerlo. Ahora.

La batalla fue intensa. El traidor utilizaba magia avanzada que manipulaba los hilos de Lyra, intentando separarlos y romper su vínculo. Pero el hilo rojo se fortaleció con cada roce, mirada y pensamiento compartido. Lyra y Kael reaccionaron sincronizados, atacando y defendiendo como un solo ser.

Durante la lucha, Kael fue alcanzado por un hechizo oscuro que lo dejó vulnerable. Lyra no dudó y lanzó toda su energía a través de los hilos, protegiéndolo y deshaciendo el ataque.

—Kael… —susurró, sosteniéndolo—. No puedo… perderte.

Kael la miró, respirando con dificultad, y sus labios se encontraron en un beso cargado de emociones, mientras el hilo rojo brillaba como un lazo de poder y deseo. La magia y el romance se entrelazaban, reforzando la conexión que los mantenía invencibles juntos.

Antes de que pudieran profundizar más, el ritual oscuro alcanzó un punto crítico, y los hilos mostraron que el enemigo todavía tenía recursos ocultos.

El traidor del consejo lanzó un hechizo que sacudió todo el santuario. Las runas brillaban en rojo y negro, generando una ola de energía oscura que amenazaba con destruir a Lyra, Kael y Seraphine.

—¡Prepárense! —gritó Kael, levantando su espada y usando los hilos de Lyra para crear un escudo protector.

Lyra concentró toda su energía, manipulando los hilos para redirigir la magia enemiga hacia las columnas del santuario, destruyéndolas una por una. Cada contacto con Kael durante la batalla intensificaba el hilo rojo, potenciando sus movimientos y sincronizando sus ataques.

Seraphine conjuró ilusiones estratégicas, confundiendo al traidor y ganando tiempo para que Lyra y Kael se acercaran al círculo de ritual. La tensión romántica entre Lyra y Kael se volvió casi insoportable: cada roce accidental de manos, cada mirada compartida, reforzaba tanto su vínculo mágico como emocional.

El traidor intentó manipular los hilos de Lyra para separarlos, pero el hilo rojo que unía a Lyra y Kael brilló con intensidad sobrenatural. Era un lazo que no solo conectaba sus corazones, sino también su magia y destino.

—No lo lograrás —dijo Lyra, con determinación—. Mientras estemos juntos, nada podrá separarnos.

Con un gesto coordinado, Lyra y Kael concentraron toda su energía en el hilo rojo, liberando un estallido de luz que deshizo el hechizo del traidor y lo dejó vulnerable.

—Ahora, Kael —dijo Lyra, respirando con fuerza—. Juntos.

Con un movimiento sincronizado, derrotaron al traidor, destruyendo el círculo de runas y neutralizando el ritual oscuro. El santuario se iluminó con una luz cálida y tranquila, señal de que la magia maligna había sido contenida.

Con la batalla finalizada, Lyra y Kael se encontraron solos en el corazón del santuario, rodeados de restos de magia y runas desactivadas. Kael tomó el rostro de Lyra entre sus manos.




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