La Flor del Sol.

Versos en silencio

Tras la muerte del emperador Genji, Yuna atravesó un fuerte dilema con respecto a Rem. Su madre, quien formaba parte del harem del emperador, falleció nada más darle a luz y Genji le suplicó a Yuna, la última semana de su expiración, que cuidase del bastardo. Nunca había sido recelosa ni posesiva, dentro del harem Yuna era considerada la favorita y por extraño que parezca, la madre de Rem y ella eran amigas, no íntimas; pero se tenían el suficiente afecto como para desahogarse la una con la otra invirtiendo su tiempo entre risas y chismorreos.

Acogió a Rem convirtiéndose en su segunda madre y en la persona que, desde sus cinco años hasta su etapa más adulta, le criaría bajo su protección. Le concedió todos los deseos que un niño jamás pudiese querer, comenzando por un amigo con quien jugar. No obstante, su relación con Saúl no comenzó siendo la deseada. El futuro heredero era demasiado reservado y serio para su edad, seguramente por la presión a la que estaba sometido, por los recientes descubrimientos sexuales de su madre y la muerte de su padre.

El bastardo era considerado todo lo contrario, un niño feliz (aunque melancólico) en busca de unos brazos que le sostuvieran y le empujasen a enaltecer su diversión. Lentamente, comenzaron a conocerse y a saber más el uno del otro. Rem no podía evitar sentir curiosidad por las responsabilidades de Saúl tachándole de aburrido, cuando en el fondo admiraba su intelecto y disciplina. Envidiaba la atención que recibía de su progenitora y de otros cargos del palacio, pues en comparación con él, Rem se pasaba la mayor parte del tiempo solo; mientras que el futuro heredero suspiraba por su libertad y la facilidad que tenía el bastardo para expresar sus anhelos. Así, fue cerca de los ocho años cuando comenzaron a apoyarse mutuamente, Saúl descargaba en él toda su frustración y Rem le ayudaba a esconderse y a huir de sus responsabilidades. Solían salir de palacio de madrugada, adentrándose en múltiples antros y acentuando su pasión por la bebida y el ocio nocturno. Les acabaron descubriendo y las represiones contra Saúl fueron más vehementes, siendo duramente exigido desde sus once años hasta la actualidad. No se le permitió equivocarse y se le convenció de que el futuro de Asteria dependía de él y de nadie más.

Asignó a Rem como jefe del ejército, ya que le tranquilizaba tener su apoyo en las reuniones del consejo. No fue denominado como tal, pero Saúl también le consideraba su mano derecha. Con el tiempo, el general quiso obtener más reconocimiento, sabía que no podía equipararse con Saúl en cuanto a mandato, pero él también era hijo de Genji y demandaba más autoridad en el Consejo y en los asuntos de Estado. Saúl siempre confiaba en él para las estrategias de guerra y dejaba que le ayudase en la toma de decisiones; pero conforme la soberbia del emperador crecía, su desconfianza aumentaba y su autoridad eclipsaba al resto de cargos.

El fallecimiento de Genji fue un duro golpe para Saúl y no solamente a nivel sentimental, quien permaneció sus primeros cinco años a su lado, sino porque la enorme carga gubernamental traspasó a un niño de apenas cinco años. Yuna adquirió el puesto de emperatriz regente y como tutora sucedió a su esposo, pero Saúl era tan brillante y su mente tan lúcida, que no hizo falta que alcanzase la mayoría de edad para representar Asteria. El volumen de trabajo aumentó y su carácter se volvió más sobrio, presa del perfeccionismo y del requerimiento de hacer de su nación una más próspera. Anhelaba ser el emperador más reconocido hasta el momento, su ansia por querer establecer relaciones internacionales y decisiones más precisas (a nivel gubernamental), se acentuaron convirtiéndole en una persona dominante y con un fuerte carácter. Muchos le temían por su temperamento, y eso a él le entusiasmaba hasta un punto inimaginable.

Maîa transcurrió toda la mañana estudiando, las dos ancianas la obligaron a aprenderse las etiquetas y altos cargos del palacio imperial, aunque su curiosidad era tan grande que no tuvo problema en retener los datos. Le impresionó la cantidad de oficiales que tenía el emperador a su disposición, así como el reinado de Genji, que fue de los más prósperos hasta el momento. Durante su mandato se consolidaron las creencias religiosas y la literatura cobró especial importancia, obligando a las escuelas a incorporar la lectura y la escritura, para que los niños comenzasen a formarse desde una temprana edad. Además, introdujo la idea de unificar el Norte con el Sur, pero el asunto no llegó a las Cortes tras su fallecimiento y la falta de estrategia. Toda aquella información le hacía a la albina imaginarse cómo sería el carácter de su primogénito.

Era el segundo día y la maestra seguía mostrando rigidez con sus métodos de enseñanza. Maîa miraba de vez en cuando por la ventana, visualizando los árboles de su alrededor y deseando adentrarse en ellos como solía hacer en el Pueblo de Subal. No prestaba atención a lo que se comentaba aquel día en las lecciones, su mente recordaba a su madre y su corazón todavía lloraba por su ausencia. Las noches se le pasaban eternas y sus llantos, por mucho que los tratase de contener, eran audibles para Tayu. No se le permitía salir del ala izquierda, estaba deseosa de que llegase el día de la ceremonia para poder avanzar hacia su cometido.

Desafortunadamente, la maestra la notó distraída. Se acercó hasta su pupitre, pero Maîa continuaba admirando el exterior desde su ventanal, fue el codazo de Nâya la que la hizo recomponer la compostura y fingir estar tomando apuntes, aunque el intento fue demasiado débil y absurdo como para que la criada hiciese la vista gorda.

—¿Podrías repetir lo que acabo de explicar?



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En el texto hay: musica, romance, emperador

Editado: 28.12.2024

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