La flor más hermosa

Capítulo 12

No sé cómo sentirme.

Le ganamos a Crimson, pero no estoy ni un poco emocionado.

Para que pudieran anotar los últimos puntos que nos dieron la victoria, tackle a Theo. Fue una caída dura, pero él se levantó de inmediato e intento alcanzar a Kevin, quien fue quien anoto un touchdown.  

Mi equipo ahora mismo festeja la victoria en el campo, a solo dos minutos de haber terminado el juego. Nos tienen rodeados en un círculo a Kevin, Eddie y a mí, mientras todos saltan y nos empujan entre carcajadas que se mezclan con las nuestras.

Por un segundo logro ver como el entrenador esta empapado de agua, y mis carcajadas salen sin control. El público que nos apoya sigue gritando y festejando con nosotros.

Cuanto me gustaría que mi familia estuviera entre toda esta gente y si de egoísta se trata, que Elena también lo estuviera, aunque sé que ella vendría a apoyar a su hermano, pero no me importaría, porque el solo saber que ella está ahí viéndome ser parte de los jugadores en el campo, es suficiente para mí.

Quiero verla.

Quiero verte, Elena.

Se que no está aquí, al único que encontré entre toda esta multitud fue al señor Halls. Mi mente por un momento se llenó de pensamientos negativos, voces diciéndome que ella no asistió porque no quería encontrarse conmigo.

Una distracción que me habría costado la concentración en el campo sino hubiera sido por Theo, quien, en el saludo de equipos dijo una palabra que fue la respuesta a mis dudas y la que termino con mi tormento.

Recital.

Elena continua con el violín y el piano, lo cual me hace extremadamente feliz. No puedo imaginar lo buena que debe de ser, daría todo por haber ido a ese recital incluso si eso significa haberles fallado a mi equipo.

Valdría totalmente la pena.

El circulo se dispersó cuando el entrenador dio la orden de que camináramos a los vestidores, yo tenía otros planes, pero Kevin enrollo mi cuello con su brazo y me arrastro junto con todos.

—Bien hecho, chicos. — nos felicitó el entrenador y todos vitorearon. —Ahora esperemos media hora para poder salir y regresar al hotel.

—Uh, entrenador. — mira a Kevin con los ojos entrecerrados, imaginando lo que quiere decir.

—Si, podrán salir esta noche. — festejamos. —Pero los quiero a las 9 de la mañana en el lobby para tomar el autobús que nos llevara de regreso a California.

—¡Si señor! — contestamos.

—Y nada de chicas. — agrego con un tono grueso, lo que nos hizo tragar. —Iré a hablar algunas cosas con el entrenador de Crimson, pueden ir a dar una vuelta, pero en media hora los quiero aquí.

El entrenador salió y un par lo hizo detrás de él. Los demás se sentaron y charlaron, elogiándose sobre lo bien que lo hicieron.

—En un rato vuelvo. — mire a Eddie.

—Te vez de la mierda, ¿todo bien? — suspire.

—Si, solo iré a encontrarme con un amigo.

—Bien, cualquier cosa envía un punto a mi número. — asentí y sintiendo los pies pesados, salí de los vestidores.

Camine por el pasillo, esquivando a las personas que están manteniendo conversación o que caminan del lado opuesto. Los vestidores de Crimson no están muy lejos, pero me detuve cuando mis ojos encontraron a Theo.

—Tenía mis dudas. — dice mientras se acerca. —¿Me buscas?

—Si. — se detuvo frente a mí.

—Bien, aquí me tienes.

Tenía tantas cosas que preguntarle, pero pareciera que olvide como hablar. La última vez que lo vi éramos solo unos niños, pero ahora somos adultos.

—Cuanto tiempo. — fue lo primero que salió, él sonrió. —¿Cómo has estado? — encogió los hombros.

—Supongo que de maravilla.

Nos miramos en silencio hasta que las risas escaparon y nos dimos un abrazo, palmeando la espalda del otro.

—Mierda, Jay. Eres jodidamente bueno. — me reí.

—Tú también lo eres. — suspire. —Así que Harvard. — encogió de nuevo los hombros. —Además de bueno en deportes, eres inteligente.

—Stanford no se queda atrás.

—Me alegra que hayas logrado entrar en Harvard. — sonrió. —Recuerdo el cómo le decías a todos que cuando crecieras les demostrarías que no eres un burro. — se ríe. —¿Les enviaste una postal con una copia de tu carta de aceptación?

—Incluso al director. — estallamos en risas.

Esto era lo que tanto extrañaba de mi amistad con Theo, lo cómoda y divertida que es su compañía. No dejare que la distancia nos vuelva a separar cuando la vida nos ha dado una segunda oportunidad.

—Pero creo que recordar viejos tiempos, no es la principal razón por la que me buscabas. — me sonrisa se tensó. —Elena, ¿cierto? — aclare mi garganta y él suspiro. —Escúpelo.

—Ya debes de imaginártelo. — me dio una mirada complicada que apretó un poco mi pecho. —¿No es posible?




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