Me alegro que mis hermanos estén ya durmiendo, no creo poder explicarles porque estoy con los ojos rojos e hinchados. Además, mamá los tiene igual y si se trata de ella es seguro que también lloraran sin razón.
—No puedo creerlo. — sorbio por la nariz. —Elena, esa preciosa niña… por dio… — ahí va otra ola de lágrimas.
Papá la abrazo y mamá derramo lágrimas en su hombro. Yo limpiaba las que salen de mis ojos, pero era imposible ya que no paraban.
—El señor Halls y Theo me hicieron saber lo terrible que fue ese año, como Elena perdió todo su brillo y se rindió. — pase saliva. —Elena perdió a su mejor amiga en ese accidente y ella perdió la vista. — pase mis manos por mi rostro, masajeando con fuerza. —Y yo no estuve ahí.
—Jay. — mi madre se apartó de Hunter y vino a mí, abrazándome ante mis sollozos. —Lo siento, no puedo ni siquiera imaginar como debes de sentirte…
—Es injusto mamá, ella no hizo nada malo. — beso mi sien. —¿Por qué tuvo que suceder?
—Nadie sabe la respuesta, cariño — me tomo del rostro. —Pero lo importante es que ella no se rindió y siguió adelante. — asentí. —Es una niña admirable.
—Lo es. — la abrace. —Quiero estar con ella, mamá. — confese. —Yo la sigo queriendo y ahora sé que nunca cambiaron mis sentimientos.
—Lo entiendo, cariño.
—Mami. — nos sobresaltamos al escuchar la voz adormilada de Logan.
—Yo me hago cargo. — susurro Hunter, poniéndose de pie y cargando a mi hermano pequeño.
—Dime Jay, si quieres estar con Elena. — tragó saliva. —¿Darla…? — suspire, interrumpiéndola.
—No puedo. — enderece mi espalda, echando la cabeza hacia atrás para ver el techo. —Ya no puedo seguir con esta farsa, sé que será doloroso para ella, pero no puedo seguir atrasando algo que nunca debió de ser.
—Es lo que te he dicho desde que comenzó. — la mire de reojo. —Esa chica siempre me dio una mala espina, y ahora usa lo que sucedió para retenerte. Ella no está bien.
—Fue más por su padre que por ella, que seguí con esto. — llame su atención, ya que nunca le hable sobre lo que voy a decirle. —El señor Fletcher, no sabe que Darla ha intentado suicidarse cada vez que termino con nosotros. — ella jadeo. —Si le digo, es muy seguro que Darla termine en un centro psiquiátrico y se separaran por quien sabe cuántos años.
—Pero es justo lo que necesita, Jay. Atención profesional.
—Lo se. — pase mis manos por mi rostro hasta mi cabello. —Es difícil.
—¿Por qué?
—Mamá, Darla es todo lo que tiene. — gruñí. —Tendrán que separarse. — la mirada de mi madre perdió el brillo, entiendo de inmediato mi preocupación. —No quiero ser el causante de su separación, no quiero vivir con eso.
—Jay. — tomo mi rostro con sus manos. —Cariño, lo siento. — las lágrimas de nuevo resbalaron por su rostro. —Pero si yo fuera el papá de Darla, haría todo lo que está en mis manos para ayudar a mi hija a sanar. — se acercó hasta que nuestras frentes se tocaron, ella cerro los ojos y sorbio por la nariz. —Lo siento, siento que nuestra separación te haya causado tanto daño.
—Fueron los peores años, mamá.
—Lo sé, porque también fueron los míos. — acaricio mis mejillas. —Pero ahora estamos aquí.
—Es difícil mamá. — negó. —No puedo hacerlo…
—Hazlo por Darla, cariño. Ella necesita avanzar y para eso tiene que dejar de depender de ti. — aprete los labios. —Puedo ir contigo si es lo que necesitas.
Lo pensé, no creía que pudiera hacerlo. Tal vez pase lo mismo de siempre, cuando intente decirle al señor Fletcher ocurrirá algo que me haga retroceder y se quedara en un intento más. Pero termine negando.
—Tengo que hacerlo yo. — me sonrió. —Lo hare.
—Ese es mi bebe. — beso mi mejilla. —Ahora vayamos a la cama, mañana tienes clases y ya es tarde. — nos pusimos de pie.
Al dia siguiente desperté tarde y perdí las dos primeras clases, pero por suerte la comparto con Eddie, así que le pediré los apuntes más tarde. Los pasillos están vacíos, todos continúan con sus clases y yo aproveche para llamar a Elena.
—Hola, ¿no interrumpí algo?
—¡Jay! ¡Hola! — escuche unas risillas y seguido de ella pidiendo que paren. —Dios, mis amigos son tan molestos. — sonreí. —No interrumpías nada, estabas discutiendo sobre nuestra presentación en el festival.
—¿Cuándo será? — me recargue en los casilleros.
—En tres meses.
Mis exámenes son dentro de dos meses. Touche.
—Resérvame un asiento.
Escuche un jadeo y la línea se quedó en silencio un par de segundos.
—¿Qué?
—Iré a ver tu presentación.
—¿De verdad? — pregunto aun manteniendo un tono ronco.
—Si.
—¿De verdad? — sonreí.
—Iré, te lo prometo. — escuché un grito ahogado y cubrí mi boca para evitar que las risas salieran.
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Editado: 21.04.2024