La flor más hermosa

Capítulo 41 — Epilogo

ELENA

7 AÑOS DESPUES

Mis dedos están acalambrados y suplica un descanso, pero lo ignoro y continúo deslizándolos entre las cuerdas. Solo tengo que aguantar un minuto y poder descansar por un tiempo, así que pienso en las personas que amo y quienes están sentadas entre el público, viendo la presentación individual que el director de la orquesta me ha otorgado como despedida.

De inmediato me arrepiento de recordar lo último, un montón de lágrimas se acumulan en mis ojos y lucho por retenerlas hasta que deslizo con rapidez y fuerza mis dedos sobre las cuerdas terminando así con mi solo en el cual interprete princesa rota, una obra que yo misma compuse y la cual fue la primera, abriéndome las puertas a estos maravillosos escenarios donde he tenido la oportunidad de demostrar años de trabajo y dedicación a la música a cientos de personas que vienen a vernos.

Un segundo después de que el lugar queda en completo silencio, los aplausos estallan de cada esquina y escucho ligeros golpes por todo el escenario. Sonrió al imaginar el montón de rosas que están siendo lanzadas por el público, y dejando de luchar dejo que las lágrimas salgan empapando mi rostro.

Logro escuchar muchos pasos acercarse y más aplausos detrás de mí, sé que se trata de mis compañeros de orquesta, así que giro y llevándome una mano al pecho les agradezco con una reverencia. Cuando giro de nuevo al público, hago lo mismo hasta que escucho las cortinas deslizarse y ocultarnos detrás de ellas dando por terminado nuestra concierto.

—Como siempre, has estado estupenda. — escucho la voz alegre de Amanda acercarse y envolverme en sus brazos.

—Muchas gracias. También estuviste espectacular esta noche. ¡Al igual que todos! — mis compañeros vitorean y se acercan a abrazarme.

—Disculpen, voy a pasar. — la voz del hombre que ha hecho posibles mis sueños me hace sonreír con más fuerza y una vez llega a mí, un rico olor a rosas cubre mis fosas nasales. —Felicidades, linda. — deja el ramo en mis brazos y me abraza, dejando un beso en mi frente antes de alejarse. —Todos estamos muy felices por ti, y a pesar de que esta ha sido la última noche en la que estarás con nosotros… — se detiene, supongo que es debido a mis lagrimas las cuales se han triplicado. —¡No llores! — escucho risas y un par de sollozos, pero él continua. —Como decía, te vamos a extrañar mucho y sabes que puedes contar con nosotros para cualquier cosa.

—Gracias, Nico. — ahora soy yo quien lo abraza con fuerza y poniéndome de puntillas beso su mejilla. —Gracias a ti he cumplido mi sueño y mucho más. Sabes y todos saben que esto no es del todo un adiós. Y también saben que pueden contar conmigo para cualquier cosa. Ha sido un placer compartir escenario durante estos 6 años con ustedes. Los amo mucho y les deseo lo mejor de lo mejor. — más aplausos y abrazos continúan por un par de minutos hasta que poco a poco nos retiramos para ir por nuestras cosas y encontrarnos con nuestras familias.

—¿Lista para irnos, hermosa? — recibo un ladrido como respuesta y sonrió al sentir en mis piernas como Peggy mueve su cola de un lado a otro. —Vamos. — cuelgo mi bolso en mi hombro y tomo el ramo de rosas que Nico y mis compañeros me han dado, con mi mano libre sujeto la correa de Peggy y dejo que me guie.

—¡Elena! ¡Hija! — sonrió a la voz de mi madre quien no tarda en abrazarme con fuerza. —Estoy tan orgullosa de ti, mi amor. — rio. —Estuviste estupenda, como siempre.

—Gracias, mamá. —  apenas mamá da unos pasos atrás, la colonia de mi padre me inunda y ahora estoy en sus brazos.

—Te amo y estoy muy orgulloso de quién eres. — suelto la correa de Peggy y lo abrazo con fuerza, empapado su camisa con mis lágrimas.

—Gracias, papá. Yo también te amo.

Y de igual forma, cuando él se aleja, ahora es mi hermano quien no pierde ni un segundo y me toma en sus brazos.

—Simplemente hermosa. — me rio ante sus besos en mi rostro. —Es un honor para mí ser tu hermano. Lo sabes, ¿verdad? — asiento.

—Si, así como sabes que también para mi es un honor ser tu hermana. — lo abrazo con más fuerza. —Te amo, Theo.

—También te amo, Elena. — con un último beso en mi mejilla, se pone a mi lado y tomo su codo para que ahora sea él quien me guie. —¿Lista? — asiento.

Nos dirigimos a la salida y con ayuda de la seguridad, logramos pasar a la prensa que se ha amontado a fuera del teatro para tener la oportunidad de hablar conmigo sobre mi retiro temporal de los escenarios. Fue una decisión difícil, pero necesito un descanso para mí y lo que se avecina.

Habrá mucho ajetreo en mi vida durante las próximas semanas, comenzado con la mudanza y la últimas compras que tengo pendientes. Mis padres estarán fuera un tiempo ya que se irán de vacaciones y mi hermano estará viajando para un par de conferencias que tiene pendientes. Mientras ellos se ocupan de sus asuntos, yo estaré disfrutando de mis largas vacaciones y preparándome para el gran día.

—Hemos llegado, Elena.

—¿Hum? — Peggy ladra y tomo su correa.

Bajamos del auto de mi hermano y cuando voy a mitad del camino hacia la puerta, me detengo.

—¿No vienen?

—Ya vamos, he perdido mi celular. En un momento te alcanzamos.




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