La flor silvestre mas sencilla.

Hermoso señor noble.

Me encontró observando unas delicadas flores en un invernadero, no sé a qué palacio pertenece este invernadero tan lindo, tampoco sé el nombre de este palacio, ni a quien pertenece, pero este lugar es hermoso, casi mágico, cuando pasaba de casualidad lo vi y me sentí atraída por las flores blancas, azules y moradas, claro que hay otros colores pero estas en específico son hermosas, nunca había visto estas flores en mi vida, de donde vengo no hay casi flores y al ver estas me recordaron a mi pasado por alguna razón, sus hojas puntiagudas como las de un girasol pero tiene más hojas que el girasol, es fascinante solo verla, estoy tan ensimismada que no me doy cuenta de nada a mi alrededor, repente salgo de mi ensoñación al escuchar los gritos de la jefa de mucamas la cual parece enojada mientras me llama buscándome. Me levanto y recojo la secta de cobijas de seda de la tercera princesa más joven (ojala no reciba un castigo severo) pienso mientras me dispongo a salir del invernadero, de la nada veo un señor vestido con ropas muy elegantes y valiosas, el cabello largo, pero recogido con una cinta blanca y con un rostro muy atractivo; lo veo entra por el umbral de la puerta del invernadero, me quedo mirándolo a la cara, (que hombre tan guapo) pienso mientras lo veo embobada, cuando veo que sus ojos se fijan en mí y me mira fijamente, agacho la cabeza tímidamente sonrojada. Vuelvo a escuchar mi nombre a lo lejos, la voz de la jefa de mucamas suena demasiado enojada, (parece ser que está muy enojada, tengo que ir antes de que me castiguen) pienso.

- ¿Quién te permitió entrar aquí?

(¿Quién es esta mujer? Tiene la osadía de entrar en mi invernadero cuando le prohibí a todas las mujeres del castillo entrar aquí) Piensa el señor mientras me pregunta y me mira fijamente, levanto un poco la mirada para ver su rostro, su mirada es penetrante, siento que puede ver a través de mí, es aún más fascinante, me vuelvo a quedar embobada viéndolo, su voz es profunda, tanto que se me graba en la piel, es un sentimiento que jamás había sentido, quiero que me siga hablando, siento un hormigueo y un sentimiento desconocido pero acogedor.

-Lo… siento mi señor, nadie me lo permitió, yo solo…

Digo nerviosamente y sonrojada aún inclinada según la etiqueta establecida que dice que un plebeyo debe tratar a un noble con respeto y obedecerlo sin cuestiónalo ya que si el plebeyo se niega el noble puede incluso matarlo, claro que hay momento en el que los nobles matan injustamente a los plebeyos porque para los nobles, los plebeyos no valen nada y pueden ser remplazados en cualquier momento. Vuelvo a escuchar mi nombre y miro por detrás del señor, preocupada y nerviosa ya que la voz de la jefa de mucamas es fuerte y claramente se escucha muy enojada.

-Si me disculpa mi señor, me retiro…

Me vuelvo a inclinar y salgo corriendo hacia el rincón donde queda la residencia de la servidumbre, la cual queda cerca del palacio de la Rosa que le pertenece a la cuarta concubina del emperador. Siento como el señor me observa mientras corro hacia el bosque, no sé en qué palacio estoy ahora realmente, pero sí sé que tengo que pasar por tres palacios antes de llegar a la residencia de la servidumbre. Corro por el bosque para llegar rápido ya que es un atajo que suelo tomar siempre que la tercera princesa decide enviarme a lavar su ropa, de repente escucho un ruido y me detengo, (¿será un animal salvaje?) me pregunto en la mente, asustada, miro a todas las direcciones y no veo nada solo los árboles, (debo estar alucinando, este bosque es muy tranquilo y nunca se le ha visto animales peligrosos) pienso y sigo caminando con la cesta de sabanas en los brazos. Escucho unas risitas delante y veo a las sirvientas del palacio de la Rosa, las ignoro ya que siempre me molestan por órdenes de la tercera princesa, aunque no entiendo porque me odia, las miro con recelo y me alejo, pero de repente caigo en una trampa, una cuerda junta mis pies y me cuelga de cabeza a un gran árbol. Grito asustada y sorprendida, es muy alto, grito pidiendo ayuda, pero ellas se van riendo como siempre que me molestan. Cierro los ojos resignada, no me puedo liberar yo misma ya que hay un sirviente escondido que me está vigilando por órdenes de la princesa, estoy preocupada ya que no creo que nadie me vaya a ayudar y estar de cabeza no ayuda a tranquilizarme, luego de mucho tiempo abro los ojos, el bosque está solo mientras lo miro de cabeza, las sábanas de seda están en el suelo, llenas de arena y bichos pequeños.

-La cuarta concubina me va a regañar mucho…

Digo para mí misma aún colgada de cabeza, mis estomago ruge de hambre, trato de mirar mi alrededor para ver si alguien viene, pero nada y además parece que los sirvientes de la princesa se hacen rondas para vigilarme, supongo que no quiere que me libere de la trampa como la última vez que nadie me vigilo y regrese como si nada. Vuelve a sonar mi estomago mientras miro las sábanas llenas de arena y con algunos bichos pequeños.

-No podré comer durante un tiempo…

Digo mientras pienso en como reaccionara la tercera princesa al ver las sábanas de seda en ese estado. Se oscurece el cielo, estoy mareada, la cabeza me da vueltas mientras continúo colgada y para colmo empieza a llover, cada vez más fuerte y después de un rato mojándome y mareada veo la silueta del noble señor guapo y sonrió bobamente.

-Ya debo estar delirando, el hermoso rostro del noble señor de esta mañana se me aparece en este lugar …

Digo sonriendo mientras trato de alcanzarlo con mi mano.

-Como… me gustaría…… casarme…… con él……… es tan guapo…….




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