Confusión

Caminamos en silencio, sin saber exactamente a dónde íbamos.

—Perdón, en verdad, Dexter. Prometo no volver a buscarte de esa manera ni sacarte de clase. No debí hacerlo. Tienes razón, debería enfrentar mis propios problemas sola, pero siempre pierdo los papeles cuando los enfrento y termino diciendo o haciendo cosas de las que luego me arrepiento. Es algo que odio de mí misma; siempre he tenido un carácter difícil, así que cuando tengo problemas, trato de escapar para no enfrentarlos.

Dexter se quedó, callado, sospechoso que aún seguía enojado por lo de hace un rato y estaba en todo su derecho ---Si sigues enojado por lo de hace un rato en verdad perd--- no pude acabar mi oración hasta que el me interrumpió

Dexter se quedó callado, y noté que todavía parecía enojado por lo que había pasado antes.

—Si sigues enojado por lo de hace un rato, en verdad lo siento —empecé a decir, pero él me interrumpió.

—Te ayudaré.

Mis ojos se abrieron de par en par, y una sonrisa se dibujó en mi rostro.

—¿En serio me ayudarás a pesar de lo que pasó hace un rato?

—Sí, te ayudaré —respondió, simplemente mirándome. Dexter era de esas personas algo frías que no solían mostrar sus sentimientos, excepto cuando lo hacían con arrogancia.

—Te lo agradezco mucho.

...

—Te ves preciosa, linda, hermosa —dije con una risa contenida mientras ayudaba a Dexter a vestirse con un vestido, una falda, una peluca rubia y unos tacones.

—Oye, me veo ridículo con esto —se quejaba, mientras yo trataba de mantener una actitud seria. Agradecía que no le había puesto maquillaje, aunque si lo hubiera hecho, le habría hecho un sticker.

—Qué malagradecido eres. Agradece que al menos eres rubia oxigenada —le respondí con un tono juguetón.

Dexter se hizo el ofendido, puso una mano en el pecho y volteó los ojos, lo que me hizo soltar una risa. Luego, esa risa se convirtió en una carcajada incontrolable al verlo así. Finalmente, me contuve y traté de concentrarme en la tarea.

—Vale, intentaré no reírme. Ahora, tú vas a actuar como lo hace Lea. Ya la conoces, así que no debe ser tan difícil para ti imitarla.

Comenzamos a actuar, pero cada vez que lo veía en ese atuendo, no podía evitar reírme. Pasaron horas hasta que finalmente Dexter logró captar la esencia de Lea. Me sentía lista, así que me alisté con una ropa casual pero formal y salí de mi departamento hacia la cafetería.

Al llegar, vi a Lea sentada allí. Me senté a su lado, y la tensión en el ambiente era palpable.

—Realmente lamento todo lo que pasó, Lais. Nunca quise hacerte daño. Sabes que eres muy importante para mí. Déjame explicarte cómo ocurrieron las cosas —empezó, su nerviosismo era evidente. Pensé que lo mejor era escucharla, aunque no quería saber cómo me había robado a mi novio.

—Está bien, explícame. Estoy dispuesta a escucharte.

Lea dudó un momento, buscando las palabras correctas. Finalmente comenzó a hablar.

—Todo comenzó cuando nos presentaste. Al principio, éramos amigos, pero con el tiempo, él comenzó a hablarme de una manera diferente, a tratarme de otra forma. Te juro que al principio no le hice caso, pero él fue tan detallista. Cada vez que salíamos, preguntaba por ti, pero él decía que estabas ocupada, que no podías. De repente, se robó mi corazón, y sé que no es una justificación para lo que hice, pero... Lais, yo lo amo. Perdóname, de verdad.

A medida que hablaba, mi enojo crecía, pero no hacia ella, sino hacia Adonis. No entendía por qué no simplemente terminó conmigo. Prefería eso a ser engañada con mi mejor amiga.

—Lo siento, Lea, pero no puedo perdonarte así como así. Me has hecho mucho daño. Entiendo que nadie manda en el corazón, pero ¿por qué no te alejaste de él cuando te diste cuenta de que tus sentimientos habían cambiado? ¿Por qué seguiste aceptando sus regalos? Podría haberte comprendido, pero saber que no hiciste nada para detenerlo me duele más —me levanté de la mesa y salí de la cafetería. Afuera, vi el auto de Dexter en el aparcamiento y decidí ignorarlo. Solo quería llegar a casa y llorar. Dexter salió del auto y se acercó a mí.

—Lais, espera, ¿qué ha pasado? —me siguió hasta la esquina de la cafetería.

Me detuve, lo miré y, entre lágrimas, solo pude decir:

—Los dos son unos idiotas, pero yo soy la más idiota.

Intenté no llorar frente a él, pero las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas.

—No creo que seas una idiota —dijo con su tono serio, algo típico de él, pero sabía que, en el fondo, no pensaba eso de mí.

—Gracias, Dexter —respondí, y él me miró a los ojos, tomando mi mandíbula. Estábamos a centímetros de distancia.

—Si alguien te hace sentir así, solo dímelo. No dudaré en partirle la cara a ese imbécil, ¿me escuchaste? —Asentí con la cabeza. En ese momento, me sentí protegida por sus palabras. Mis ojos se posaron en sus labios, y sus ojos también en los míos. Estábamos a punto de acercarnos cuando escuchamos aplausos detrás de nosotros. Dexter levantó la vista, sus ojos estaban más serios de lo habitual, pero en el fondo vi un atisbo de preocupación y rencor. Me voltee y allí estaba Adonis, acercándose hacia nosotros. Dexter se interpuso delante de mí, intentando protegerme.

—Miren a quiénes encuentro aquí: a mi mejor amigo y a mi exnovia. ¿En serio? —dijo, su mirada a Dexter era furiosa. —Tengo que admitir que al principio me sorprendió verlos juntos. Dexter, ¿en serio? ¿Te metiste con esa...?

Dexter lo interrumpió antes de que pudiera continuar.

—No te atrevas a llamarla así. No tienes ningún derecho, además, ella ya no es tu novia.

Ambos se miraron con furia. Dexter tomó mi mano y nos dirigimos al aparcamiento. Adonis nos siguió y le habló a Dexter por la ventanilla.

—No puedo creer que te hayas metido en medio de nuestra relación, Dexter.

Dexter rió con ironía.

—Y también en medio de sus piernas.

El silencio en el auto fue incómodo.