La verdad...

Dexter estaba sumido en un sueño reparador hasta que su celular vibró abruptamente, interrumpiendo su descanso. Al principio, pensó que se trataba de una llamada de cobranza, ya que había descuidado el pago de su recibo de celular. Sin embargo, al contestar, se sorprendió al escuchar la voz de Lais, que había estado distante durante los últimos días. Era extraño que ella lo llamara a esas horas, especialmente cuando no había clases.

Lais, por su parte, aceptó la invitación de Dexter para salir, considerando que al menos sería una comida gratuita. Optó por un atuendo sencillo: pantalones color crema, una polera negra, una chaqueta de cuero del mismo color y zapatillas blancas. No le dio mucha importancia al maquillaje; no veía la necesidad de arreglarse demasiado para una salida con Dexter.

Cuando llegó el momento, Lais subió al auto de Dexter y el silencio se instaló en el vehículo. Fue ella quien rompió el hielo.

—¿Por qué me has invitado a salir? —preguntó con curiosidad.

Dexter, con su habitual seriedad, respondió:

—Lais, quiero disculparme por mi comportamiento estos días. Eso es todo.

Lais apreció el gesto y, a pesar de su tono frío, le respondió:

—Perdón a mí también, Dexter. Pero, ¿por qué no podemos ser amigos?

Dexter no tardó en aclarar:

—No me gusta tener amigos y menos amigas mujeres. Porque suelen pensar que son mis novias, así que no.

Lais entendió su punto de vista, aunque no compartía su opinión. Ella deseaba al menos llevarse bien con él.

—En verdad te entiendo, pero quisiera que al menos nos lleváramos mejor —dijo, esperando una respuesta más positiva, pero Dexter solo la fulminó con la mirada, dejándola con un rotundo "no". Agradeció la invitación, a pesar de la frialdad en la conversación.

Al llegar al restaurante "La Molienda", ambos pidieron sus platos: Lais optó por "Chiles en Nogada" y Dexter por "Pescado a la Talla". Mientras comían, Dexter decidió abordar el tema pendiente.

—Sobre lo que ha estado pasando entre nosotros estos días...

Lais interrumpió, disculpándose por la pelea y el incidente en la fiesta.

—Dexter, perdón por lo de la discusión en el carro. No sé qué me pasa estos días.

IDexter escuchó con atención y, tras una breve pausa, respondió:

—Entiendo. Y tú también discúlpame por la pelea en el carro. No debí callarte de esa forma ni sacarte de la fiesta. Tenías todo el derecho de quedarte.

Lais se sorprendió gratamente por su comprensión y aceptó las disculpas. Sin embargo, no podía evitar una sonrisa sarcástica cuando mencionó que solo quería divertirse.

El silencio volvió a instalarse en la conversación. Dexter rompió el hielo nuevamente.

—Seguiré estudiando en Harvard —anunció, como si fuera un hecho trivial.

—¿De qué hablas, Dexter? —preguntó Lais, confundida.

—Mi padre me ha conseguido una vacante allí, así que, apenas acabe este año, iré a estudiar derecho en Harvard.

---Y supongo que tu quieres ¿no? digo Harvad es una gran oportunidad muy pocos llegan ahí--- El asintió con la cabeza y siguió comiendo en cambio a mi se me quito el apetito, quedaban pocos meses para acabar el año

Lais no pudo evitar sentir un nudo en el estómago. Harvard era una gran oportunidad, y Dexter claramente estaba decidido a aprovecharla. Su decisión, aunque entendible, significaba que ella perdería a Dexter en unos meses.

Tras la comida, Dexter pagó y se ofreció a llevar a Lais de regreso a casa. Sin embargo, Lais tenía otros planes. No quería regresar a casa todavía.

—Eh... Dexter, ¿podrías llevarme a otra dirección? —le pidió.

Dexter asintió sin protestar y la llevó al hotel que Lais había elegido. Tras despedirse, Lais entró en la recepción y pidió una habitación.

En su habitación del hotel, Lais se acomodó en la cama blanca y dejó los zapatos tirados en algún rincón. Observó el televisor, las lámparas y el balcón con la ventana, y trató de despejar su mente. A pesar de que en unos meses Dexter se iría a Harvard, lo que la ponía triste, no podía hacer nada al respecto. Era su decisión, y ella debía respetarla. Aunque Dexter la considerara solo una amiga, en algún rincón de su mente, Lais sabía que su relación tenía un significado especial para ella.

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