Después de ese beso, me quedé pensando en Lais. Ni siquiera me dejó terminar lo que le iba a decir, y era mejor así; tal vez nunca se enteraría.
Ahora tenía que quedarme a dormir en esta habitación. Aunque no me quejaba, era bastante cómoda para su precio y muy grande, con tal de que los del lado no hicieran ruido durante toda la noche.
Me sentía un idiota por haber correspondido el beso a Lais. Era un idiota, sí, porque la quería en alguna parte, pero que ella pensara que ¿me gusta? Eso nunca. Fui un tarado al aceptar el beso; ella salió feliz y ahora estaba en serios problemas. ¿Cómo le explicaba que no sentía nada por ella, al menos no en el sentido amoroso o que quisiera algo más?
Siempre le tuve miedo a las relaciones, por eso nunca tuve una formal o con la cual me tomara de la mano o me tratara con cariño. Prefería ser ese chico que solo pasaba un momento de diversión con las chicas; "formal" eso nunca. Mi padre, además de haberme criado rodeado de diferentes mujeres, me dijo que la mayoría de las veces las chicas quieren casarse, tener una familia, perros, gatos... y yo no estaba preparado para esas cosas. No estaba ni siquiera cerca de tener una relación formal, no por ahora al menos.
Lais no podía estar ilusionándose por alguien como yo. Ella ama leer libros; yo también, por algo escogí la carrera de Derecho, pero ella va más allá por su amor a los libros; ella ama escribir, por eso está en Filología y Literatura. Es una chica con muchas metas que no merece a alguien como yo. No conoce nada de mi pasado —excepto a mi madre, claro está— pero no sabe cómo fue mi vida, ni siquiera mi color favorito.
Creo que sería mejor evitarla por un tiempo hasta que se... ¿olvide de mí? Todo esto comenzó por darle una lección a Adonis. Además, creo que le había dejado claro que me gustaba otra chica.
...
Llegué a la universidad e intenté juntarme más con Damara y coquetearle. Más que todo, quería que Lais lo viera para que se desilusionara un poco. Se podría decir que en algún punto funcionó; comenzó a verme más con Damara y dejó de buscarme o perseguirme. Damara también coqueteaba conmigo de vez en cuando, como cuando me decía lo "guapo" que era o "le gustaría tener un novio como yo", entre otras cosas. Yo, en lo personal, no le daba importancia, aunque tal vez muchos de los chicos de esta universidad morirían por tener al menos una conversación decente con ella. Me despedí de ella y caminé por los pasillos hacia la cafetería.
Al llegar, no podía creer lo que veía frente a mí: ¡¿Adonis con Lais?! ¿Acaso el mundo se puso al revés y yo no me di cuenta? ¿Qué está pasando? Lais se tensó al verme de lejos y me acerqué.
— ¿Qué está pasando? — Intenté relajarme, pero mi cuerpo estaba demasiado tenso.
— Ammm, Adonis y yo hemos vuelto, Dexter. — Carajo, eso dolía más que perder un siglo en la universidad. ¿Acaso Lais era tan tonta? ¿Por qué hacía esto?
— ¿Qué demonios estás diciendo? — Mis pupilas se dilataron al mirarla a los ojos. No podía aguantar el enojo. Después de que ¡Casi estaba por casarse con Lea! — Te recuerdo que él se iba a casar con Lea y ahora me dices que ambos están ¡¿juntos?! ¡Seguro que no has perdido el juicio!
Ella se sonrojó, pero se notaba molesta hasta que Adonis habló.
— Terminé con Lea. Me engañó, y bueno, mi linda Lais me ha buscado. Hemos decidido darnos otra oportunidad. — Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. La expresión de Lais era algo incómoda al ver que Adonis le dio un beso en la mejilla; se veía tan vulnerable.
— ¿Terminaste con Lea? Me lo imaginaba, siempre ilusionas a las chicas, ¿no? Jugaste con Lea prometiéndole seguramente una vida llena de amor. Eres un miserable. — Adonis, con su mano izquierda, cogió la cadera de Lais y la atrajo hacia él. Eso me enfureció aún más.
— Lais, ¿en serio? Sé que no tengo el derecho a meterme en esto, pero es el peor error que has cometido. — Pasé de lado empujando el hombro de Adonis.
— Te recuerdo que tú has sido el que me ha evitado estas semanas. Tú eres el que se está comportando como un idiota después de nuestro beso. — Se veía molesta, decepcionada; nunca la había visto así, a pesar de que antes peleábamos por todo.
Fui por un café y salí de ahí. Me lo esperaba de muchas chicas que caen en los "encantos" de Adonis, pero Lais ya había experimentado el sufrimiento de Adonis para volver con él, y no entiendo por qué estaba de nuevo con él. Su amiga Lea debe estar sufriendo, y ella sale con ¡¿Adonis?! Eso es absurdo; ella no podía ser tan tonta. Pero eso no debería importarme. Sin embargo, en algún lugar de mi corazón, sentía rencor. Lais era mucho para Adonis; él se merece a alguien como —cállate, Dexter— dijo mi subconsciente.
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