Han pasado varias semanas desde aquella noche en la que Dexter compartió conmigo parte de su pasado y sus secretos más profundos. Los días se han sucedido con la misma rapidez que siempre, pero hay una ligera diferencia: ahora, cada día se siente un poco más ligero. A pesar de las cargas universitarias y las responsabilidades, la presencia de Dexter en mi vida ha traído consigo una nueva perspectiva, un sentido de equilibrio que antes no tenía.
Hoy, al salir de la universidad, me encontraba particularmente cansada. La semana había sido agotadora, llena de exámenes y proyectos, pero la idea de pasar tiempo con Dexter me levantaba el ánimo. Desde nuestra última conversación, él había sido un apoyo constante, y nuestra relación había crecido de una manera que no esperaba.
Decidí tomar un desvío antes de ir a casa y dirigirme hacia el pequeño café Era uno de esos lugares acogedores que servían de refugio del ajetreo diario, y pensé que sería el lugar perfecto para encontrarnos y relajarnos.
Cuando llegué, me sorprendió ver a Dexter ya sentado en una mesa junto a la ventana, mirando por ella con una expresión pensativa. Llevaba una chaqueta de lana y unos jeans que le daban un aire casual pero elegante. Me acerqué, y al notar mi presencia, levantó la vista y sonrió.
—¡Hola, Luciérnaga! —saludó, levantándose para darme un abrazo—. No esperaba que llegáramos a este punto tan pronto.
—¿Por qué lo dices? —pregunté, mientras me acomodaba en la silla frente a él.
—No sé. Simplemente, siento que hemos avanzado mucho en tan poco tiempo —respondió, dándose una vuelta hacia la ventana antes de volver a mirarme—. Me alegra que estemos aquí.
Ordenamos nuestras bebidas y nos relajamos mientras charlábamos sobre cosas triviales. A veces, las conversaciones sin rumbo fijo eran las mejores, especialmente después de una semana pesada, compartimos opiniones sobre libros y películas, y nos contamos pequeñas historias de nuestros días.
—¿Sabes? —dijo Dexter, después de un momento de silencio—. He estado pensando en cómo tengo la novia tan linda y me siento bien al tenerte
—Yo también lo siento así —admití—. No puedo explicar exactamente por qué, pero estar contigo me hace sentir como si pudiera enfrentar cualquier cosa.
Dexter asintió, su mirada sincera reflejaba un entendimiento que pocas personas lograban capturar. Me di cuenta de que no solo había aprendido a confiar en él, sino que también había encontrado en él una especie de apoyo incondicional.
—Te agradezco por eso —dijo finalmente—. No me di cuenta de cuánto necesitaba esto hasta que lo tuve. Tener a alguien en quien confiar y con quien compartir mis pensamientos más profundos... es algo que no había experimentado en mucho tiempo.
—Y yo agradezco lo mismo —respondí—. No solo por tu apoyo, sino por permitirme ver una parte de ti que, admito, me ha ayudado a entenderte mejor.
De repente, un camarero se acercó con nuestras bebidas. Mientras tomábamos un sorbo, Dexter miró el reloj y luego volvió a fijar su mirada en mí.
—¿Te parece si damos un paseo después de esto? —preguntó—. Hace tiempo que no salimos a caminar sin un rumbo fijo, y creo que podría ser un buen cambio de ritmo.
—Me encantaría —dije con una sonrisa—
caminamos por el parque cercano. El aire fresco de la tarde era refrescante, y la luz dorada del sol poniente creaba un ambiente casi mágico. Mientras caminábamos, nuestras conversaciones se hicieron más profundas, y empezamos a hablar de nuestros sueños y aspiraciones.
—¿Qué es lo que realmente quieres hacer en el futuro? —preguntó Dexter—. No habíamos hablado mucho de eso antes.
—Buena pregunta —dije, reflexionando—. Me gustaría poder ser una de las más grandes escritoras y amen mis libros y cada detalles de ello
Dexter asintió, mostrando interés genuino.
—Eso suena increíble. Siempre he admirado a las personas que tienen un propósito tan claro y que están dispuestas a trabajar para hacerlo realidad.
—¿Y tú? —le pregunté—. ¿Cuáles son tus sueños?
Dexter se detuvo por un momento, mirando el horizonte antes de responder.
—Siempre he querido especializar mi carrera de abogado por fiscal
—Eso también suena genial —dije—
Mientras seguíamos caminando, me di cuenta de que nuestras metas y aspiraciones se entrelazaban de una manera que parecía natural. Había algo reconfortante en la idea de tener a alguien que compartiera no solo momentos de diversión, sino también sueños y esperanzas.
Finalmente, llegamos a un pequeño mirador que daba a un estanque tranquilo. Nos detuvimos y miramos el agua reflejar el cielo anaranjado. El silencio entre nosotros era cómodo, lleno de una paz que solo se logra cuando dos personas están completamente en sintonía.
—Gracias por este día —dijo Dexter, rompiendo el silencio—. Ha sido justo lo que necesitaba.
—De nada —respondí—. Me alegra que lo hayas disfrutado. Creo que a veces, solo necesitamos tiempo para nosotros mismos para darnos cuenta de lo valioso que es.
Nos quedamos allí por un rato, disfrutando de la tranquilidad y de la compañía mutua. Sabía que, aunque había muchas incertidumbres en el futuro, lo que tenía en ese momento era valioso y digno de ser apreciado.
Al final de la tarde, nos despedimos con un abrazo, con la promesa de vernos pronto. Mientras me alejaba, me sentía renovada, lista para enfrentar los desafíos que vinieran, sabiendo que no estaba sola en este viaje.
.
.
.
Redes sociales:
Instagram: @rafamepriv