Las semanas han pasado con una velocidad inquietante. A medida que los días se desdibujan entre el estudio, las responsabilidades y el tiempo que paso con Lais, he estado luchando con un secreto que pesa sobre mí como una sombra oscura. A veces, las cosas que ocultamos pueden llegar a consumirnos por completo, y siento que estoy en el borde de ese abismo.
Hoy, después de un largo día, decidí encontrarme con Lais en el parque donde solíamos caminar. La rutina se había vuelto un consuelo, una forma de distraerme de las tormentas que me azotan internamente. Sin embargo, lo que no le he contado a Lais es que esas tormentas no solo son tormentas emocionales, sino algo mucho más siniestro.
Lais llegó puntual, como siempre, con una sonrisa que iluminaba su rostro y hacía que el peso de mis pensamientos se sintiera un poco más ligero. La saludé con un abrazo y comenzamos a caminar por el sendero habitual, tratando de disfrutar del momento a pesar de mi creciente inquietud.
—¿Cómo ha sido tu amor? —me preguntó, su voz suave y preocupada.
—Largo y agotador —respondí, forzando una sonrisa—. Pero bien, no me puedo quejar.
Lais parecía aceptarlo sin cuestionar demasiado, y pronto la conversación se desvió hacia temas más ligeros. Hablamos de planes para el fin de semana, de películas que queríamos ver y de cosas cotidianas que ayudaban a mantener la conversación fluida y sin complicaciones. Sin embargo, mi mente estaba lejos de esos temas.
—Dexter, ¿hay algo que te preocupa? —preguntó Lais, notando mi cambio de actitud.
Su preocupación era genuina, y eso solo aumentaba mi angustia. Me miró con esos ojos llenos de comprensión, como si pudiera ver a través de la fachada que intentaba mantener.
—Lais, hay algo que necesito contarte —tratando de controlar la voz que temblaba un poco—. Algo que he estado guardando y que no puedo seguir escondiendo.
Ella asintió, alentándome a continuar, pero el peso de lo que estaba a punto de revelar casi me paraliza.
—Hace años, antes de mudarme aquí... —comencé, buscando las palabras adecuadas—. Estuve involucrado en algo... en algo que no puedo justificar.
Mi mente retrocedió a un pasado oscuro, a una serie de eventos que me persiguen aún hoy. Recuerdo con claridad aquella noche en que me vi envuelto en una serie de circunstancias terribles, donde el caos y la desesperación llevaron a actos que jamás pensé que sería capaz de cometer. La verdad es que, en mi intento de ocultar mis errores, me he visto obligado a mantener ciertas partes de mi vida en secreto.
—No entiendo qué quieres decir —dijo Lais, con una mirada de confusión creciente—. ¿Qué ocurrió?
—Hubo un incidente... un accidente, por así decirlo —dije, luchando por encontrar las palabras—. Algo que ocurrió en el pasado y que, de alguna manera, está relacionado con la razón por la que me mudé aquí. Mi vida aquí no ha sido solo una búsqueda de paz, sino también una huida de algo que no quiero enfrentar.
Lais frunció el ceño, su preocupación ahora acompañada de una ligera inquietud.
—Dexter, ¿estás en peligro? —preguntó, su voz cargada de preocupación.
—No, no es eso —respondí rápidamente—. No estoy en peligro, pero sí... estoy lidiando con las consecuencias de mis acciones pasadas. Y sé que eso puede ser difícil de entender.
La verdad es que he estado involucrado en una serie de actividades que están más allá de lo que cualquier persona debería enfrentar. Mis errores han tenido repercusiones que no solo me afectan a mí, sino a quienes están cerca de mí. Me he esforzado por hacer una nueva vida aquí, lejos de esos eventos, pero el peso de esos errores siempre está presente.
—Dexter, lo que más me preocupa es que no estés enfrentando esto solo —dijo con firmeza—. No importa lo que hayas hecho en el pasado, lo importante es que estás aquí ahora, y quiero ayudarte a superar esto.
El dolor en su voz, la sinceridad de su preocupación, hicieron que me sintiera aún más culpable. No quería arrastrarla a este mar de sombras, pero al mismo tiempo, no podía ignorar el hecho de que ya estaba involucrada de alguna manera.
—No quiero que esto te afecte, Lais —dije, mi voz quebrada—. Pero siento que, si no te lo digo, nunca podré estar completamente abierto contigo y en alguna parte esto afectará a nuetsra relación
Ella me miró con una determinación que me sorprendió.
—Te apoyo, Dexter —dijo—. No importa lo que haya pasado, quiero que trabajemos juntos para enfrentar lo que venga.
Nos sentamos allí en silencio por un momento, el atardecer envolviéndonos en un abrazo cálido mientras las sombras de mi pasado seguían acechando. Sabía que la revelación de mis secretos podría cambiar muchas cosas, pero también entendía que tenía que enfrentar mis demonios para poder seguir adelante.
.
.
.
Redes sociales:
Instagram: @rafamepriv