¿Qué hago?

Me tiré en la cama, mirando el techo sin realmente verlo. Las sombras de la noche empezaban a invadir la habitación, pero no me molesté en encender la luz. Todo se sentía oscuro, no solo a mi alrededor, sino dentro de mí también. Dexter... el hombre que pensaba que conocía, resultó ser un extraño. Todo lo que creía sobre él se desmoronaba en mi mente como un castillo de arena.

La caja seguía allí, abierta en el suelo, sus contenidos esparcidos como piezas de un rompecabezas que no quería resolver. Documentos que no deberían existir, pruebas de un mundo en el que nunca quise involucrarme. Pero ahora estaba aquí, atrapada en una red de mentiras y secretos que no pedí descubrir.

Mi mente daba vueltas, tratando de entender cómo todo había cambiado tan rápido. ¿Cómo podía volver a verlo mañana, a mirarlo a los ojos y fingir que todo estaba bien? ¿Cómo podía actuar como si nada hubiera pasado cuando mi mundo se estaba desmoronando?

Cerré los ojos, deseando que al abrirlos todo hubiera sido un mal sueño. Pero sabía que no sería así. Sabía que mañana tendría que enfrentar la realidad, tendría que enfrentar a Dexter. Y aunque no estaba preparada, aunque el miedo y la incertidumbre me atenazaban, sabía que no podía huir de esto.

Respiré hondo, intentando calmar el torbellino en mi interior. Apagué el pensamiento de él, de lo que había hecho, de lo que significaba para nosotros. Por ahora, solo necesitaba un poco de paz, un respiro antes de que el mundo volviera a golpearme con toda su fuerza.

Me acurruqué bajo las sábanas, buscando consuelo en la suavidad de mi cama. Mañana sería otro día, y aunque no sabía cómo lo enfrentaría, sabía que de alguna manera lo haría. Pero ahora, solo quería perderme en la oscuridad, dejar que el sueño me arrastrara lejos de todo, al menos por un rato

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