— ¡Mami ya llegué del trabajo!
Anuncio desde la puerta de casa, pero como no escucho respuesta asumo que ella no ha llegado todavía. Deposito las llaves en una mesa junto a la entrada, además de deshacerme de mis zapatos para no ensuciar el interior.
Revisando el correo como hago siempre, encuentro una inusual carta entre ellas, ya que en el frente del sobre dice:
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Universidad Leland Stanford Junior.
450 Serra Mall, Stanford, CA, 94350, Estados Unidos.
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Sin esperar un solo minuto más corro a la cocina por unas tijeras, con movimientos torpes abro el sobre leyendo el interior.
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Universidad Stanford
Victoria Arizona Baker Hamilton
Querida Victoria,
¡Felicidades! Ha sido admitida en la promoción 2021 de Stanford
Todos los que revisaron su solicitud se inspiraron en su pasión, determinación, logros y corazón. Reconocemos y celebramos todo por lo que ha trabajado con las buenas noticias que trae esta carta.
Simplemente, eres una compañera fantástica con Stanford. Traerás algo original y extraordinario
A nuestro campus, un lugar donde se puede aprender, crecer y prosperar.
En Stanford, usted se une a una comunidad universitaria diversa, alegre y acogedora con la determinación compartida de mejorar nuestro mundo. En efecto. Leland y Jane Stanford fundaron la Universidad para promover el bienestar público ejerciendo una influencia en nombre de la humanidad y la civilización. Esa influencia comienza con una comunidad académica comprometida con el dominio de lo conocido y el desarrollo de una capacidad intuitiva para imaginar lo desconocido.
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Doy saltitos de emoción y gritos como si fuera una niña de 8 años, pero es que no lo puedo evitar, tanto esmero, esfuerzo, fuerza de voluntad sirvió porque pude entrar en la universidad de mis sueños.
Con prisa saco el celular de mi campera, entro al grupo de WhatsApp familiar con mamá y mi hermana, Winter, para hacer llamada en conjunto.
Luego de un par de tonos la primera en contestar en mi mamá.
(Inicio de llamada conjunta)
— Hija, ¿Qué pasa? Estoy conduciendo.
— Perdón mamá, pero para lo que necesito decirte es necesario que aparques.
— Mi cielo me estás asustando.
— No es nada malo, pero hay que esperar que Lindsay responda también —y hablando de la reina de Roma contesta.
— Si no es nada importante necesito volver a clases.
— Hola a ti también hermanita.
— ¿Mamá que está pasando? —pregunta con un poco de molestia.
— Yo también quisiera saberlo hija, pero Tory no me ha contado nada, dijo que teníamos que esperarte. Estoy igual que vos.
— ¿Listas? —pregunto conteniendo la emoción mordiendo mi labio.
—Ya dilo de una vez —responden al unísono.
—Bueno…
—Suéltalo de una ve- no la dejó terminar porque ya no lo aguanto más.
—¡ENTREE! ¡¡ENTRE A STANFORD!!