La forma en que nos conocimos

Capitulo 2

Tory 

No sé cuánto tiempo lleva mi madre conduciendo, supongo que debe de ser bastante porque en el cielo se están empezando a visualizar unos pequeños rayos de sol. Seguimos en la carretera, lo que no sé es, en qué parte exactamente del camino hasta universidad estamos. Ya que a la media hora de salir de casa yo caí rendida, ósea me ronqué la vida. 

— Ma, ¿Qué hora es? —mi voz sale ronca mientras arreglo mi cuerpo a una posición que no duela en el asiento. También acomodo la almohada y la cobija en los asientos de atrás. 

— Poco más de la siete. ¿Dormiste bien? —anuncia regalándome una sonrisa de lado genuina y amable. 

— Si dormir significa tener un dolor insoportable de espalda y cuello, entonces dormir perfecto —expreso un poco adolorida—. Pero, ¿necesitas algo, Ma? 

— Si, ¿me darías una de tus barritas de chocolate? Tengo un poco de hambre. 

— Si claro, dame cinco. 

Me desabrocho el cinturón así puedo arrodillarme en el asiento mirando para atrás, con el fin de alcanzar la mochila en la parte trasera de mi silla. Al cogerla me reubico en mi lugar, apoyo la mochila en mis pies y me vuelvo a abrochar el cinturón. 

Abro el bolsillo delantero con el objetivo de sacar 2 barritas de chocolate. Rasgo la primera barra, pero no le saco del todo el papel así no engrudarme y se lo entrego a mi madre. 

— Aquí tienes. 

— Gracias —pronunció mientras agarraba la barra que le estoy tendiendo con la mano derecha, puesto que con la otra sostiene el volante. 

— De nada —contesto con un trozo de mi barra en la boca—. ¿Puedo poner música en el estéreo del auto? 

— Me encantaría así no me duermo. 

Conecto mi celular a los parlantes del auto mediante Bluetooth. 

Me dispongo a tararear la letra de las canciones, entre tanto mis dedos sobre el tablero del auto marcan el ritmo. Pero no me pude soportar cuando llego la parte que más me gusta de la canción «Entre Tú y Yo» de Chema Rivas. Puesto que el año pasado me anoté en un curso de Latino para así poder entender un poco la letra de las canciones, y practicarlo mi mamá me enteré que ella es bilingüe. 

Subo un poco el volumen, con la mano derecha agarro la botella de Coca-Cola y con la izquierda la barra de chocolate. Empiezo a cantar la parte que está por comenzar mientras miro lo que tengo en mis manos: 

—  🎶Si fuiste un error te volvería a cometer una y otra vez...🎶  —canto a todo pulmón. 

— No mentías cuando decías que te encantaba el tema —menciona mamá entre carcajadas. 

— Yo nunca te he mentido —le espetó haciéndome la enojada mientras con una la mano bajo el volumen de la música. 

— Ya se, ya se —dice volteando los ojos sin parar de reír. 

— Es cierto —respondo. 

— Ya, bueno te creo —pero sigue sin parar de reír. 

Mis padres desde que tengo conciencia me enseñaron que mentir es dañino, por diversas razones. Yo esa lección la aplico. 

Pero ojo, cada vez que me conviene. 

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Son las 10 de mañana hace un calor impresionante en el exterior. Llevamos más de 7 horas en la carretera. 

Paramos en una estación de servicio, que encontramos en el camino, con el objetivo de que mamá logre dormir un rato dentro del auto, que se encuentra en el estacionamiento. Y yo pueda tomar un hermoso Latte como todas las mañanas, mientras escucho música electrónica ya que ayuda a concentrarme, para poder escribir un poco más mi historia. 

En una parte de la cafetería de la estación de servicio hay un mostrador, con unas banquetas de hierro pintado de un color negro mate y con asientos del mismo tipo de madera de la barra. Lo que me gusta de este lugar es que enfrente de la barra no hay una pared, hay un ventanal que se extiende por todo el muro, que da vista de la carretera y con un árbol que no sé de qué clase es, pero tiene una Flor hermosa. 

Tomo asiento en unos de los taburetes y abro el cuaderno de escritura en una hoja blanca para que así la gente no pueda leerlo. Aunque no guardo nada tan personal como si fuera un diario, no me gusta que las personas se metan en mi mundo sin mi permiso, porque es donde descargo lo que pienso. 

Mi madre me dio una hora para hacer mis cosas y ella puede descansar. 

Con ese tiempo tomo un Café, ya que no venden Latte, y compro un croissant con dulce de leche de relleno, con una leve capa de azúcar impalpable que hace que todo tenga un mejor sabor. Tomo un pequeño sorbo de mi taza de café y la deposito en la mesa. 

Al observar la imagen que se encuentra sobre la mesa decido tomar una foto para mi feed de Instagram. En el cual solo lo uso de forma anónima, lo que quiere decir que nadie sabe de quién es la cuenta en sí, lo único que subo son publicaciones de paisajes u objetos con alguna que otra frase que se me ocurre en el momento. 

Tomo varias fotos, pero me decido por una en donde de fondo se encuentra la madera de la barra, y sobre ella se encuentra el plato de croissant y la taza de café. Con la frase: 



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#3797 en Chick lit

En el texto hay: amigos, amor, secretos familares

Editado: 09.06.2021

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