La forma en que nos conocimos

Capitulo 4

Tory 

Por fin luego de más de 16 horas llegamos. Cuando entramos al inmenso campus me llevé una gran sorpresa ya que pensé que todos los edificios se remontaban al siglo xx, en gran parte sí, porque son los originales. Pero a medida que fueron pasando los años la universidad fue creciendo y las edificaciones se volvieron más modernos con el pasar del tiempo. 

Al llegar nos dirigimos al bloque de administración para que nos indicaran la habitación que voy a usar por el resto del año universitario. La secretaria, llamada Dennis, me dio un folleto con el mapa del campus. Y con una estrellita roja marco en donde se encontraba mí edificio. 

Unas pocas calles antes de llegar al edificio mis manos empiezan a sudar presa del miedo a lo desconoció. 

Cuando llame a la administración al poco tiempo que recibí la carta en donde decía que me aprobaron para cursar en el campus, pregunte por el tema de la residencia. Me dirigieron que tengo pagar aparte, mensualmente. Mí presupuesto me dio para una habitación de dos personas, en la cual tengo que compartir con una tal ¿Danna? ¿Tania? Bueno no me acuerdo muy bien su nombre puesto que la señorita que me atendió me lo dijo de pasada, no le dio mucha importancia, y a mí tampoco me importo mucho. 

A una cuadra del edificio mi mente me hace una mala jugada. 

¿Y si no le gusta como soy? ¿Y si no nos caemos bien y nos tenemos que soportar el resto del año? ¿Y si a mí no me cae su forma de ser? ¿Y si es muy liberal y leva a desconocidos al piso? ¿Y si mi vestimenta que para mí es normal para la cultura de ella es ofensiva? ¿Y si...?  

Así podría estar el resto de mi vida. 

Desde que me quede sin mis anclas, “mis amigas”, los muros de las inseguridades que tanto me costó derribar, se volvieron a levantar como si nada hubiera pasado. Y me aterra la idea de que no pueda volver a tener amigos que me den su hombro cuando lo necesite. 

El ruido del freno de mano del auto me saca de mis pensamientos llevándome a la realidad que tanto me asusta. 

Conocer gente nueva. 

Abro la puerta del copiloto con dedos temblorosos, entretanto mi madre abre el maletero para sacar mis maletas. En cambio, yo me quedo de piedra viendo el imponente edifico que tengo al frente 

— Te vas a quedar así todo el día o ¿vas a ayudar a tu pobre madre? —me doy un par de cachetadas mentales por ser tan miedosa y ayudo a mi madre con las cosas. 

Al entrar a la planta baja que es un vestíbulo el cual tiene un ambiente abierto, con una combinación de rojo y negro casual, pero formal a la vez. Dispone de unos sofás en forma de con un tapizado rojo, mesas ratoneras de madera y metal negro azabache, pufs de ambos colores, mesas con sillas, y una barra contra una de las paredes con banquetes altos con un respaldar no tan alto. 

Me calzo la mochila en la espalda y le agarro una maleta a mi madre para que así no haga tanta fuerza, porque no quiero que se lastime por mi culpa. 

Una vez en el ascensor saco el papel que me dio la secretaria en el cual escribió el piso y el número de mi habitación con una llave para abrir la puerta. En el papel yace tal información "Piso 5, Habitación 217"  

Presiono el botón de mi piso y por lo que indica en panel es el Pent House del edificio. 

Se detiene abriendo sus puertas, con mi madre nos encaminamos por el pasillo buscando entre una de las tres puestas que hay en el piso cual es la 217

— Esta es —indica mi madre por mi espalda haciéndome girar sobre mis pies. 

Introduzco la llave en la ranura y al abrir la puerta mis ojos no dan crédito a lo que ven. Es bellísimo. Ni mi imaginación crearía semejante habitación. Bueno digamos que desde que la alquilé no me permití darme muchas ilusiones, pero me gusta mucho. 

Ósea no es lo más lujoso de todo el mundo, pero me fascina la organización. Es de ambiente abierto, posee dos habitaciones, una barra para desayunar con banquetes, bacha para lavar los platos, una pequeña mesa con dos sillas, un par de pufs de color verde oliva, con una mesa ratonera. Las paredes son de color blanco para que sea un ambiente más iluminado. 

— Está mejor de lo que pensé —dice mi madre con cara de asombro total. 

— No pensé que fuera tan bella —contesto sin poder creerlo—, no tuve tiempo de verla vía internet. 

En cierto modo sí, pero también porque no quería decepcionarme de entrada. 

— ¿Ya salieron del trance? —pregunta una voz femenina desde la parte que creo que son las habitaciones. 

Con mi madre volteamos la cabeza en su dirección, en donde una muchacha esta recostada en el umbral de una puerta. 

Se adentra con paso decidido hacia la parte de la barra en donde abre la laptop. 

— ¿Disculpa? —pregunto tratando de entender lo que quiere decir. 

La muchacha que concentraba la mirada en la computadora sentada a espaldas nuestras, da vuelta su cuerpo en dirección nuestra. 

— Que, si salieron del trance que le provocó el piso, llevan como mínimo 15 minutos ahí paradas como si fueran un par de masetas admirando la habitación —dice con una sonrisa burlona en los labios. Volteándose de nuevo en lo que estaba haciendo 



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En el texto hay: amigos, amor, secretos familares

Editado: 09.06.2021

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