Tory
La voz alegre proveniente de mi espalda es de un rubio de estatura promedio con ojos azul marino, una mezcla sutil pero profunda.
Va vestido con unos vaqueros y sudadera color blanca como la de Tristan pero musculosa, al contrario del otro este trae una chaqueta de Jean nuevamente sin mangas.
Su ropa deja ver sus brazos que no son muy trabajados, y al ser la remera un poco ajustada se puede ver que tiene la típica Tabla de chocolate.
Uf ¿hace calor o soy solo yo?
— No yo no tengo calor, debes de ser vos Tory —dice Danna haciendo que todos volteen a verme y el rubio reprima una sonrisa socarrona porque debe saber de qué era un pensamiento mío.
Trágame tierra
— No creo que la tierra pueda tragarte, mujer —ahora es el turno de el rubio para burlarse de mí.
— Enserio tengo que aprender a cerrar mi boca —digo plenamente consciente de que lo dije en voz alta.
— ¿Para qué? Sos divertida cuando pierdes el hilo de tus propios pensamientos —pronuncia mientras emite una leve carcajada a la cual no se si es de burla u otra cosa.
El rubio que ahora se encuentra parado al lado de la mesa mira en mi dirección y yo le sostengo la mirada para que sepa que no me asusta, aunque en una pequeñísima parte si lo hace, pero no lo hago notar o eso pretendo.
— Bueno… —dice Danna haciendo que los dos rompamos el cruce de miradas para prestarle atención a lo que va a decir a continuación—. Los presento, él es Oliver Carter… —señalando al rubio—. ¿Y ella es Victoria…? —mira en mi dirección como preguntándome mi apellido.
— Baker, Victoria Baker —digo al tiempo que estiro mi mano en dirección al tal Oliver para un apretón de manos—. Pero como dije antes de que vinieras me gusta más que me digan Tory.
— Tory Baker, nueva compañera de habitación en la residencia —finaliza Danna.
Oliver en vez de corresponder el saludo en la forma debida, gira mi muñeca para que el dorso de esta quede para arriba y deposita un suave beso sobre ella.
Ni que estuviéramos en la edad media.
Aunque debo admitir que un leve tono rosado se me formó en las mejillas.
Luego de eso se sienta al lado de Tristan y de Camilde. A este lo saluda con un abrazo y unas palmadas en la espalda. Y a las chicas con un duro saludo de cabeza, como sino quisiera saludarlas.
— Bueno, ¿Qué ordenaron mientras yo llegaba? —pregunta Oliver acomodándose en el asiento
— Para comer Tristan pidió un hot dog doble con papas, Danna y Tory una hamburguesa doble queso y papas, Cami sopa, y yo una milanesa con ensalada sin mayonesa. – articula Tessa.
— Y para tomar todos pedimos un vaso de Pepsi —termina Camilde.
— Genial entonces no me perdí de mucho —apunta Oliver, a la vez que levanta la mano a la misma mesera que nos atendió hace rato para que lo atienda.
Cuando esta viene al lado de nuestra mesa, con una libreta y un bolígrafo en la mano se presenta:
— Buenas noches, ¿Qué desea ordenar? —pronuncia solo para Oliver.
— Buenas noches para usted también, una hamburguesa doble queso con papas y un vaso de Pepsi, por favor.
— Como desee —le da una cálida sonrisa antes de girarse para que los demás la veamos – los pedidos de ustedes dentro de 5 minutos estarán listos.
— Gracias —contestamos al uní sonido.
Al darnos cuenta de nuestra sincronización nos soltamos a reír.
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Como dijo la mesera la comida no tardo demasiado.
Comimos en medio de risas, anécdotas de nuestro pasado y cosas triviales.