La fortuna de la ética

La fortuna de la ética

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Había un hombre que desde niño había tenido una vida difícil, no tenía el mismo apoyo ni las mismas ventajas que otros, no siempre podía tener todo lo que quería y lo poco que tenía era a base de mucho trabajo y esfuerzo, siempre le costaba más que a otros el poder salir adelante, era muy talentoso, pero por alguna extraña razón siempre se le presentaban muchos obstáculos para alcanzar sus metas, aún así no se quejaba, de cada adversidad siempre aprendía algo nuevo y seguía teniendo un comportamiento ético a pesar de que le propusieron que ya no lo tuviera para así poder mejorar su calidad de vida, sin embargo él seguía creyendo en la importancia de la ética, por eso nunca se desquitó de su mala suerte con los demás, siempre fue honesto, solidario, empático, responsable, respetuoso, justo y procuró estar en paz con él mismo y con los demás, sin embargo llegó un día en que en su modesto trabajo le robaron mucho dinero que su jefe le había encargado y lo acusaron como si él hubiese sido el delincuente, gente sin ética ni escrúpulos lo calumnió, eso podía significar su ruina.

Harto de su mala suerte, por primera vez se quejó, se cansó y se enojó, porque creyó que de nada le había servido tener ética en un mundo donde cada vez había más personas crueles y malvadas que sólo piensan en su beneficio e intereses sin importar a quien le hagan daño para lograrlo.

Se sintió un tonto e ingenuo por haber actuado siempre bien en la vida y que ésta no haya sido justa con él, estaba tan triste, tenía mucho miedo, enojo y desesperación que se sentía oficialmente fracasado y que su vida no había servido para nada ni valía la pena seguir existiendo.

En su momento de mayor desesperanza, su jefe intentó tranquilizarlo diciéndole que no lo demandaría, porque sabía que siempre ha tenido un comportamiento ético, por lo que se le dificultaba creer que él fuese el ladrón, pero sí requería que le fuese devuelto ese dinero, pues era muy importante y si eso no ocurría, lamentablemente tendría que despedirlo, al oír a su jefe siguió sintiéndose estresado, porque era imposible que él tuviera esa cantidad de dinero disponible.

Sintiéndose desafortunado, se encontró con un amiga de la infancia que hacía mucho no veía, porque ella se había ido a estudiar al extranjero hace varios años.

Él le contó lo que estaba pasando y al día siguiente tocaron a su puerta, eran ella y muchas personas más que lo saludaron con mucho aprecio y alegría de verlo, lo hicieron sentir que no estaba solo, lo acompañaron con amor y sinceridad y todos, incluyendo la persona más pobre de los que ahí estaban, dieron algo para juntar la cantidad del dinero robado y que pudiera pagarla.

Para la enorme sorpresa del hombre, entre todos juntaron más dinero del que le robaron, no entendía qué es lo que había pasado, así que su amiga le explicó que fue a buscar a todas las personas del barrio donde ha vivido desde su niñez, porque sabía que siempre tuvo un comportamiento ético con todos y que en consecuencia, la mayoría estarían dispuestos a ayudarlo a él en su momento de dificultad.

—Un día cuando estaba muy distraído por mis propias preocupaciones, te di cambio de más, eso habría arruinado mi negocio, porque no habría podido pagar la renta del local ese mes, pero tú fuiste honesto y me devolviste ese dinero—Dijo un comerciante.

—Cuando mi esposo se murió y yo no tenía dinero para los gastos funerarios ni para darle de comer a mis hijos en esa semana, tú pagaste todo y mis hijos no pasaron hambre y aunque no nos lo dijiste, después me enteré que esos eran tus ahorros para irte a otro Estado en donde te estaban proponiendo un empleo mejor pagado y ya no pudiste ir, porque preferiste ser solidario y empático con nosotros—Dijo una viuda. 

—Un día yo estaba tan deprimido que no quería salir de mi casa porque me sentía un inútil bueno para nada, pero tú tocaste a mi puerta y me preguntaste algo de lo que yo sí tenía conocimientos y tú no, tuviste la humildad de pedirme consejo y eso ayudó a recordar que soy una persona útil y valiosa que puede ayudar a alguien—Dijo un vecino.

—Estudié durante muchos años para ser una buena maestra, el primer día de clase muchos de tus compañeros me ofendieron y no me prestaban atención, al día siguiente nadie entregó su tarea, me habría ido llorando y también habría renunciado de la desilusión si no hubiese sido por ti, porque siempre fuiste respetuoso y responsable, eso me dio fuerza y esperanza para no rendirme y lograr que tus compañeros también fuesen buenos alumnos—Dijo una maestra.

—Yo estaba tan acostumbrado a jugar pesado con mis amigos que ya no me daba cuenta de los riesgos de eso, así que una vez te pateé intencionalmente y te provocaba a que me empujaras, si lo hubieras hecho, me habría caído del segundo piso en el que estábamos y probablemente yo ya estaría muerto y tú desde temprana edad en una correccional, mi mamá vio todo desde lejos y me hiso tomar consciencia de eso, gracias a que usas tu libertad de manera responsable y me respetaste aún cuando yo no me estaba respetando ni a mi mismo, tú no me empujaste y hoy puedo tener una hermosa familia de la que disfruto todos los días, evitaste una desgracia para ambos— Dijo un ex compañero. 

—Mi madre había fallecido, yo era nueva en la escuela y tenía miedo de hablar, tu fuiste muy empático, me ayudaste a que esa etapa fuese menos difícil para mí. Así hay muchos más testimonios de todas las personas que están aquí y que en cuanto les dije de tu problema, no dudaron en ayudarte, estás recibiendo lo que diste, gracias a que siempre te comportaste con valores éticos no estás solo, nos tienes a todos nosotros que te queremos con total sinceridad, nuestra vida no habría sido la misma sin ti, nunca te olvidamos y nos inspiraste a comportarnos de manera ética con los demás—Dijo su amiga de la infancia.




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