Tras la muerte de su esposo, Sara y su hija Lena intentan seguir adelante en una casa ahora llena de silencios y recuerdos. Los álbumes fotográficos que alguna vez documentaron su felicidad familiar se han convertido en objetos demasiado dolorosos de contemplar. Pero una noche, un silencio anormal y una luz roja las despiertan. El televisor apagado durante años está encendido, mostrando sus fotografías más queridas. Al principio, son los recuerdos de siempre, hasta que Sara comienza a notar los detalles que no cuadran: las miradas perdidas donde debería haber sonrisas, las sombras alargadas donde no las había visto antes. Algo se mueve en los márgenes de sus recuerdos, algo que siempre estuvo allí, observando y esperando. Y ahora, por primera vez, ha decidido hacerse visible, poseyendo el cuerpo de su hija. El monstruo no entró en su casa; solo salió del álbum.