Daphne terminó de alistar sus maletas el día anterior a la salida a Anadoria. Leonard entró a su habitación.
-Daphne, solo quería regalarte esta chaqueta. Es por si acaso tengas frío.
-Pero es tu chaqueta favorita.
-Sí, aunque ya no me queda. Por eso te la regalo.
-Gracias, Leo.
-Como mañana no podré verte salir, quiero despedirme de ti.
-Por favor, termina el semestre sin problemas para dejar tranquilo a papá.
-Tú sabes que no soy un irresponsable. Por cierto, ¿sabes si llegó Brandon?
-No, no lo sé. Tampoco quiero involucrarme con él.
-¿Todavía sigues molesta con Elizabeth?
-No puedo estar molesta por siempre. Pero tampoco puedo ser una hipócrita.
-Daphne...
-Brandon es desobediente y por eso no puedo hacer nada con él. Y ya no quiero seguir hablando del tema.
-Bueno. Espero que tengas un buen viaje.
-Gracias, Leo.
-¿Cuándo le dirás a mi padre la nota que sacaste?
-Cuando regrese del campamento. No puede saber todavía que saqué 800 puntos. Después creerá que no tendré un futuro.
-Él se enterará tarde o temprano. ¿Estás segura de que esa es tu decisión?
-Sí, Leo. Y tú no menciones nada de esto.
-Tranquila que no diré nada.
La mañana del día siguiente fue un poco nublada pero no lluviosa. En el terminal de buses, Daphne encontró a Jason acompañado de un muchacho. Ellos se aproximan.
-Hola, Daphne.
-Hola, Jason.
-Él es mi hermano Tyler.
-Hola, Tyler.
-Hola. A buena hora que llegas.
-¿Por qué dices eso?
-Jason estaba esperándote y no dejaba de hablar de ti.
-Eso no es cierto. Disculpa a mi hermano por ser tan imprudente.
-Tranquilo. Veo que te llevas bien con él.
-Sí, lo sé. Pero a veces me saca de quicio.
Daphne se ríe. Jason le preguntó:
-¿Estás lista para ir?
-Sí. Un poco nerviosa nomás.
-Tienes a un amigo a tu lado.
-Y un posible novio.
-Ya vete, Tyler. Joe te está esperando.
-Adiós, Jason. Cuídate mucho, Daphne.
-Igualmente, Tyler.
Tyler se dirige a un automóvil negro.
-¿Quién es Joe?
-Nuestro chofer privado. Bueno, mi padre lo contrató para la familia. De seguro está esperándolo en su oficina.
-Es muy probable.
Abordaron un bus con destino a Anadoria. El viaje duró casi una hora. La entrada es muy arreglada y bonita. El bus se detuvo frente a un restaurante.
-Jason, ¿sabes dónde queda el lugar?
-Sí, Daphne. Pero debemos caminar un poco.
Ambos se bajaron del bus. Caminaron por cinco minutos hasta llegar a una especie de hostal un poco antiguo.
-Aquí es. Debemos esperar que lleguen los demás.
-¿Sabes quién está encargado del campamento?
-Sí. Es un funcionario de mi padre que administra esta parroquia. Es ya un profesional que apenas tiene 24 años. Se llama Juan Andrés Andrade.
-¿A qué hora llega?
-A las ocho. Faltan quince minutos.
-Al menos debimos haber desayunado en el restaurante.
-Tal vez sí.
Juan Andrés Andrade es un joven que tiene el cabello negro y unos lentes. Es alto y delgado.
-¿Qué tal, chicos?
-Hola.
-¿Cuanto llevan esperando?
-Menos de media hora.
-Lo siento, el transporte no es tan eficaz en lugares pequeños. Quisiera saber el nombre de tu amiga, Jason.
-Ella es Daphne Snow, hija de Joshua Snow.
-¡Vaya! Es un gusto conocerte, Daphne.
-Lo mismo digo.
-Puedes llamarme Juan. Y soy licenciado en Administración de Empresas. Pero no me gusta presumir el título.
-Entiendo.
-Ahora iremos a "Las Chozas", un lugar donde se puede acampar.
-Cada año hacen este campamento, ¿verdad?
-Sí. Ya llevamos seis años consecutivos. Y de hecho, gracias al anterior director del proyecto para jóvenes, pude terminar la carrera sin rendirme. Ahora soy yo el director y llevo apenas un año.
-¿Tal vez conoce a Leonard Snow?
-¿A tu hermano? ¡Pues sí! Nosotros repasábamos un poco de Contabilidad porque era una de las materias principales de nuestras carreras. Bueno, es historia para otro día. Ahora debemos esperar a los otros chicos. Ustedes dos son los únicos de clase alta en este campamento, así que les daré un consejo: no presuman de lo que tienen con los demás ni les digan sus apellidos reales. En Anadoria y sus alrededores los apellidos Snow y Schwartzman son objetos de odio.
-Ya lo suponía. Mi padre no ha podido solucionar ciertos problemas con las parroquias rurales.
-No es culpa de tu padre, Jason. El gobernador Myers ha descuidado bastante en este segundo período. No encuentro el motivo principal.
-Mejor es no investigar más. Ellos sabrán qué hacer para tener más cercanía con los ciudadanos.
-Bien dicho, Daphne. Se nota que eres diferente al señor Snow.
-Lo soy.