– Saben una cosa, después de haberme despedido de esta forma de ella, no he podido dejar de pensar en la pequeña posibilidad de tener un futuro con ella. Sé que no es algo propio ser muy optimista, pero trato de seguir adelante. El ser aceptado como su rival debe ser una señal de lograr algo. Por ello, para no decepcionarla, voy a dar lo mejor de mí –.
Ya habiendo empezado las vacaciones, Lui comenzó a pensar que no estaría de más conseguir un trabajo de medio tiempo. Así que, para continuar durante este tiempo, estaría buscando algo que hacer. Por lo que comenzó a buscar, después de pedir permiso a sus padres y con la excusa de que era para ir aprendiendo desde ya, un lugar donde lo aceptaran. Debido a su edad, el campo de trabajos a los que podría aspirar no eran muchos. Además, no podía ir a lugares muy alejados de su casa.
Esto no era nada fácil, por ello es que, después de no encontrar quien le permitiera hacer algo, tuvo que pedir ayuda a sus padres para que lo recomendaran con alguien. Ellos, con una sonrisa, le dijeron que si podían ayudarlo con eso pero sólo esta vez, ya que la próxima tendría que hacerlo él mismo. Lui, muy feliz, acepto lo que sus padres le recomendaron. A partir del día de mañana se encontraría ayudando en una tienda del barrio que no se encontraba a más de cuarenta y cinco minutos de su casa a pie.