La fuerza de un enamorado 6: Te daré una mano

Mi querida amiga, ¿Ahora qué puedo hacer?

Toda la conmoción del kermes, así como la rara ocasión en la que se les permitió ingresar a estudiantes que no eran del instituto, había terminado, pero ahora Lui parecía estar un poco más nerviosos que de costumbre y con mayores preguntas que respuestas. Es por ello que, al no contar con un amigo de confianza con quien pudiera preguntar sobre estas cosas, fue con Laila (Si leyeron Layla en un capítulo anterior es porque me confundí al escribir, fue mi error, no sé en qué estaba pensando en ese momento o era porque lo estaba haciendo en simultaneo con otra de mis historia y por eso se me paso, pero les pido disculpas por ese error, les reitero que estas historias son totalmente mías y no son ni traducciones o algo parecido, y el idioma es el español guatemalteco).

Lui, para evitar que terminaran interrumpiendo su conversación con ella, decidió pedirle juntarse un día sábado para poder platicar. Aunque no lo pareciera, después de que ellos se conocieron y quedaron solos aquella vez que fueron a comprar, se volvieron buenos amigos y platicaban siempre. Sin embargo, más que eso, Lui en realidad también quería lograr conseguir algún tipo de apoyo sobre que debía de hacer, ya que en sí los pequeños acercamientos que había hecho con Elva, pero eso no significaba mucho. En realidad, Laila y Lui se encontraban en una situación en la cual los dos podían entender como se sentía el otro al no poder decirle a quien quieren sobre sus sentimientos, esto debido a su timidez y falta de coraje justo en el momento preciso.

Lui, que trato de escribir una carta para dárselo a Elva y así lograr confesarle lo que sentía por ella, al final terminó como una hoja más que nunca llegaría a su destino, debido a que no logró entregarlo. Él, en el momento en que se encontraba ya cerca a Elva, y entre risas provocadas de estar bromeando y recordando algunas cosas que les había sucedido durante las clases, después de haberlo pasado, que les parecía absurdas y divertidas, trató de acercarse a Elva y darle la carta, pero al final sólo pudo retroceder cuando escuchó las voces de los demás que hicieron que todo su coraje que había juntado se terminara esfumando como el viento.

Después de haberlo pensado un poco, Lui ahora se encontraba dándose cuenta que no podría hacer nada para acercarse a Elva, ella terminaba siendo una caja de sorpresas, ya que en ocasiones parecía ser muy radiante y en otras era muy tímida. Aunque no lo pareciera, Lui estaba al fin logrando darse cuenta de estas pequeñas facetas de Elva que no eran tan fáciles de entender. Un verdadero problema es el simple hecho de que no podía dejar de creer que él podría ser alguien especial para ella.

Ante esta gran confusión, Lui tuvo una reunión de emergencia con Laila, esta era con la intención de conseguir algún tipo de consejo que le ayudara a lograr salir de este gran dilema. Y es así que, llegando el día sábado, los dos se reunieron justamente en un campo del Barrio donde vivían. En realidad, ambos vivían en el mismo Barrio, así que decidieron juntarse en ese mismo lugar para no tener que tomar el bus y juntarse hasta el centro u algún otro punto un poco lejos.

Además de ello, se puede decir que era un poco más confidente su punto de reunión, al ser que no había muchas personas pasando por esa hora de la mañana en que se reunieron, que eran a las diez de la mañana. Los dos, quedando tener como punto de reunión la galerita, así es como llamaban un punto donde había una construcción de una casa que dejaron a medias y parecía más una galera al contar con techo y unas cuantas filas de block a los lados con una sola pared casi a la mitad en uno de sus cuatro esquinas, pero con el pasar del tiempo ya se había visto deteriorado y lo que podría mantener el techo, más que las filas de block, era que sus parales eran unos tubos metálicos que al principio eran de color rojizo, pero ahora se podía notar un poco de aquel anaranjado proveniente del oxido.

Al momento de juntarse los dos en ese punto, decidieron quedarse cerca a este para discutir todo lo que tenían en mente. Lui, que iba corriendo hacía aquel punto de reunión, debido a que se le había hecho tarde debido a unos quehaceres que le había puesto hacer su mamá, iba jadeando ya que iba a toda prisa hasta ya no poder. En sí no era muy lejos, estaba a unos veinte minutos de su casa, en el caso de Laila, se podría decir que era a una media hora a pie.

Todo iba empezando a transcurrir, los dos se sentaron cerca unos pajones para luego empezar a decir, Lui – Bueno, veo que todo está un poco duro con los maestros – Laila – tienes razón, yo ando como un “¿Qué quiere decir ahí profe?” cuando veo mate – Lui, simpatizando con aquella declaración apunto a un lado sin motivo alguno mientras decía – en eso tiene razón, no puedo quitarme de encima esas operaciones. Sobre todo, eso de dividir y multiplicar las fracciones – Laila, riéndose, respondió – sí, es un total dolor de cabeza y no sé ni que hacer, dicen el profe, este se hace cruzado, y el otro ges recto, pero que en si es suma o resta, debe de tomar en cuanta eso de buscar el mínimo común multiplicador, mientras en la división es el mínimo común divisor, jajajaja, pero termino con una gran cantidad de números que ya ni sé que estoy haciendo – Lui – jajaja, eso sí, al final termino borrando todo lo que hice y vuelvo hacer todo desde cero – Laila – eso sí, creo que hasta en una de esas ya hasta casi y se rompía mi cuaderno de tanto borrar – la conversación parecía estar desarrollándose sin ni un inconveniente.

Después de haber reído un poco, Lui empezó a decir – bueno, sabes Laila, este… – Laila, con un suave mirar hacia adelante, una inocente esplendor se podía notar en su rostro mientras una cálida atmosfera se empezaba a surgir, digno de la confianza que había empezado a nacer entre los dos – la verdad, quiero… e-este… – Laila, comprendiendo lo que Lui en realidad quería decirle, dirigió su mirada hacía él, mientras decía – debe de ser con respecto a qué hacer sobre tu confesión – Lui, un poco tímido, respondió – sí – Laila, colocando sus dos manos detrás de ella para poder sujetarse y evitar caerse, se recostó un poco hacia atrás mientras dirigía su mirada hacía el cielo y dijo – bueno, no es necesario que estes tan nervioso, al fin y al cabo, los dos quedamos que nos apoyaríamos en todo lo que pudiéramos con respecto a esto, es por ello que no es necesario que te contengas cada vez que me quieras decir algo. Más que nada, creo que los dos estamos igual, jajaja – Lui, sintiéndose más tranquilo, dirigió su mirada a Laila mientras mostraba una sonrisa en su rostro para continuar diciendo – bueno, tienes razón, pero ahora quiero saber qué es lo que puedo hacer para que se dé cuenta de…. Eso – por un momento Lui se quedó sin palabra alguna, esto debido a que en realidad algo estaba pasando en ese instante por su mente y era – pero, ¿Siquiera tengo alguna oportunidad de lograr hacer que Elva se dé cuenta de mí en primer lugar? Nunca me ha hecho caso por más que trato de acercarme y hablarle, ¿O acaso soy un completo tonto que no puede hacerlo bien? – Laila, viendo el como Lui se quedó mirando sus manos mientras se sumergía en sus pensamientos, sonrió levemente mientras murmuraba – bueno, no es tan fácil poder acercarse, aunque lo planeemos tan bien. Yo tampoco lo logro, ya que me quedo muda cada vez que lo tengo frente a mí – dejando salir un pequeño suspiro, Laila se levantó con un pequeño salto, del cual por poco se caía debido a que perdió por un instante el equilibrio.




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