La Fuga

PRÓLOGO

Pablo está en un concurrido centro comercial de Bogotá, su atención se desvía hacia una joven que promociona un producto local. Su sonrisa es encantadora, y él, siempre con su carisma a flor de piel, no tarda en acercarse con la excusa perfecta para entablar una conversación.

"Hola, ¿cómo estás?" inicia Pablo con una sonrisa confiada.

"Bien, gracias. ¿Y tú?" responde ella, correspondiendo su gesto amable.

"No tan bien como tú, pero me las arreglo. ¿En qué trabajas?" pregunta Pablo, inclinándose un poco, sonriendo interesado.

"Soy promotora," explica ella, ofreciéndole una muestra. "Prueba esto, es uno de nuestros mejores productos."

"¿Me invitas a probar? Yo encantado" acepta Pablo, tomando la muestra con cortesía.

Desde la distancia, Cristina lo observa con una mezcla de diversión y algo de molestia. Decidida a evitar que Pablo logre su cometido, se aproxima con determinación.

"¿Qué estás haciendo?" interroga Cristina, su voz lleva un matiz de autoridad.

"Disculpa," dice Pablo sorprendido por la repentina intervención de Cristina.

"¿Estás con ella o conmigo?" desafía Cristina, con los brazos cruzados.

Pablo intenta responder, pero Cristina no le da oportunidad.

"Si te molesto, dímelo y me voy. Aunque hace unos meses no era así," señala Cristina, su tono sereno pero sus palabras incisivas.

"Cristina, por favor, cálmate y lárgate," contesta Pablo con algo de frustración.

Al oír las palabras de Pablo, la expresión de la joven se torna crítica y se retira con prisa. Pablo trata de seguirla, pero Cristina, con astucia y mucho de malicia le hace zancadilla. Pablo tropieza y cae, pero aun así intenta llamar la atención de la joven.

"No, espera, no te vayas, ella es solo mi..." Pablo es interrumpido bruscamente.

"¿Es tu qué? ¿Tu hermana?" pregunta la joven, deteniéndose, pero sin girarse a mirarlo.

"Así es," confirma Pablo, levantándose y sacudiéndose.

"Supongo que si salgo contigo eventualmente también seré 'tu hermana'," comenta la joven con un tono sarcástico antes de desvanecerse entre la multitud.

"Adiós," se oye su voz al marcharse.

Pablo se dirige hacia Cristina, su expresión es una mezcla de irritación y resignación.

"¿Qué pretende?" cuestiona Pablo.

"No me dirás que te interesaba esa mujer..." provoca Cristina con una sonrisa maliciosa.

"Eso lo decido yo," responde Pablo, intentando mantener la compostura.




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