LA FUGA
Pablo, Edgar, Jairo y tres amigos más entran sigilosamente a dónde presuntamente tienen secuestradas a Andrea y a Cristina. Revisan el lugar y se dan cuenta que están varios integrantes de la pandilla de Wilson por lo que asumen que no están equivocados.
Con señas Edgar los reúne y deciden como van a rodear el lugar, tres se van por un lado y Pablo, Jairo sigue con él por otro.
Yesenia abre la puerta de cuarto donde Andrea y Cristina siguen retenidas, al entrar Yesenia se extraña al ver solamente a Andrea a lo que esta le asegura —Escapo— Yesenia se va a devolver para advertir a sus compañeros pero Cristina aparece detrás de ella la golpea y esta cae desmayada sin hacer mayor escándalo, Cristina revisa entre sus pertenencias y le quita un arma, se levanta, se la muestra a Andrea que realiza un gesto de afirmación con la cabeza, se paran a lado y lado de la puerta, Andrea la abre y Cristina es la primera en salir apuntando a los dos hombres que están sentados alrededor de una mesa. Al verla, estos también sacan sus armas y les apuntan, uno de ellos se coloca de pie —Se les acabo el jueguito, dejen la pendejada, boten eso y vuelvan entrar— les advierte, pero al contrario Cristina patea con fuerza la mesa golpeando al hombre a la altura de las piernas, este cae sobre la mesa, el otro va a reaccionar pero de un salto por encima de la mesa Andrea lo alcanza con una patada en la cabeza, un par de golpes más y las dos mujeres desarman a los hombres dejándolos desmayados y fuera de combate. Los despojan de sus armas, Cristina toma uno de los celulares, lo desbloquea usando el rostro del maleante desmayado y salen de su cárcel buscando el camino a la salida.
Wilson ha sido advertido, junto con Edwin y otro de sus hombres caminan de afán hacia el lugar donde estaban las mujeres, giran por una esquina y se encuentran de frente con Pablo, Edgar y Jairo. Los seis se miran en silencio, tres contra tres esperando lo inevitable. Wilson se relaja, suelta una risa vengativa y dirige su mirada a Edgar —Nos vinieron a visitar. Andrea está feliz de estar conmigo de nuevo, le he cuidado bien— Mueve su cabeza y ahora le habla a Pablo —Me imagino que usted viene por su hermana, nos salió todo un salvador el aparecido— Wilson se abalanza contra Pablo, Edgar trata de impedirlo, pero Edwin lo jala, Jairo prefiere correr y es perseguido por el tercer hombre. Pablo es golpeado con fuerza por la furia de Wilson, sabe que no puede ganar, así que le da unos golpes que lo ayudan a huir para seguir en busca de su hermana, Edgar derrota fácilmente a Edwin, Pablo le hace señas para que lo siga. Ambos corren.
Andrea y Cristina huyen buscando la salida mientras se encuentran con pandilleros a los que deben enfrentar. Edgar observa a Cristina de lejos por lo que ambos, tanto Pablo como Edgar corren hacia ellas.
Cristina y Pablo se ven, se abrazan. Wilson se da cuenta donde están los hermanos, apunta y dispara, en el último momento Jairo desvía el brazo de Wilson, aunque la bala impacta a Pablo no es más que una herida leve en el brazo. Wilson dirige su furia contra Jairo que ha caído al suelo, le apunta a la cabeza, Jairo lleno de pánico lo observa. Pablo, Cristina, Edgar y Andrea corren hacia ellos para impedir que Wilson le dispare, los hombres de la pandilla de Wilson se interponen, sin embargo, los amigos de Edgar también luchan y evitan que los sigan interceptando. Cristina se tira al suelo y rueda hasta Jairo empujándolo con las piernas, Pablo le da la mano a su hermana para frenarla y que no quede en el ángulo de disparo. Wilson dispara, pero la bala rebota en el suelo, Andrea se abalanza contra Wilson, este la bota por los aires, pero lo que acaba de hacer Andrea la da tiempo a Edgar de golpearlo en la mano y desarmarlo. Jairo le pega un puño en las pelotas, Wilson se retuerce del dolor.
Un equipo de policías tácticos entra al lugar exigiendo rendición. Todos incluyendo a Wilson no tienen más opción que arrodillarse con las manos hacia arriba.
UN RESPIRO
Los hermanos Pablo y Cristina están en el parque junto a Edgar, Andrea y Jairo. Pablo muestra su herida de brazo como un gran logro mientras su hermana se muestra inconforme —me asusté mucho Pablo, cuando escuché ese disparo pensé lo peor— Andrea afirma con la cabeza. Pablo se divierte con la angustia de las mujeres —Pero no fue más que un raspón… bueno, uno grande, mmm más bien si… soy un herido de guerra— los demás se burlan de la exageración de Pablo. —Ya Pablo, sin sobreactuarse— le pide Edgar. Cristina observa con extrañeza a Pablo y a Edgar y afirma —Aun no entiendo como ustedes dos se hicieron tan amigos si ni se soportaban— Jairo sonríe y señala a Andrea y a Cristina —Lo mismo me preguntaba yo de ustedes dos— Los cuatro: Pablo, Cristina, Edgar y Andrea se quedan mirando por un segundo a Jairo sin decir palabra por lo que este se siente intimidado —¿Qué?— pregunta. Cristina se atreve a responder —Gracias por salvar a mi hermano— Jairo sonríe —Ustedes también lo hicieron por mí, todos ustedes. Edgar asiente con la cabeza —Eso es verdad, somos un buen equipo— El grupo está de acuerdo con las palabras de Edgar, pero Jairo prefiere aclarar —Aunque gracias a que también Cristina llamó a la policía, porque si no…— Pablo prefiere interrumpirlo —Porque si no nosotros habríamos hecho algo— Jairo no está de acuerdo, pretende intervenir, pero un carro que pasa frente a ellos llama su atención, Jairo con una seña les pide a los demás que miren hacia el carro en el que están subiendo el vidrio eléctrico. Ninguno está seguro de lo que vio —¿Es quién yo creo?— pregunta Pablo, sin embargo ninguno es capaz de contestar, solo se quedan estupefactos hasta que el carro se va.
FIN.
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Editado: 05.11.2024