La Gema de la Reina

Capítulo X. "Momentos Efímeros".

Math.

El sábado, por la mañana…

 

El retumbar del timbre, me sacado de mi invernadero. Cubro mi cabeza con la almohada, presionando mis oídos para disminuir el dolor de cabeza. El estrago de anoche en casa de Carmen me causó una resaca del asco. El repique de mi celular se une con el timbre, provocando así que me levante de la cama con mucha pesadez. Froto mi cara, soltando un enorme bostezo, mientras estirando los brazos hacia arriba despertándome de una vez por todas. Estiro la mano y agarro el móvil, deslizado el pulgar hacia arriba para entender la llama. Me incorporo con ayuda de mi brazo libre.

-ola… – digo con pesadez, saliendo de la cama, en dirección a la puerta.

- ¡Gracias a dios! Pensé que estabas muerto – dice aliviada del otro lado del celular – niño rarito, tengo treinta minutos aquí afuera. Ábreme o te golpeare.

Tranca la llamada repentinamente dejándome con la duda de quién era, hasta que veo el identificador de llamada. Solté una sonría, negando con la cabeza de un lado a otro. Al abrir la puerta, entrecierro un poco por el rayo de luz solar en mi vista. Me tapo con una mano y parpadeo varia veces para no cegarme. La sonora carcajada de mi amiga, me hizo dudar de mí.

- ¿qué? – pregunto curioso.

- ¿qué te paso? Hahahaha… – dice tratando de recobrar el aliento.

Palmee mi rostro y me percato que anoche llegue tan cansado, que llegue directo a la cama. Me asomo en el pequeño espejo a un lado del perchero que está detrás de la puerta, notando el maquillaje del disfraz que use ayer.

- ¿no te gusta? – digo con tono burlón. Vicky seguía riendo a carcajadas, apoyándose del marco de la puerta – vamos no te gusta los hombres lobos o ¿qué?

Saca su móvil y me toma una foto. Luego hace teclea la pantalla con rapidez. Mi celular repica, y lo desbloqueo para ver la notificación de Instagram. Mi querida mejor amiga, subió la foto recién tomada de mí, con unas emoji de lobos y una luna, como estado.

- ¡que mierda! – la fulmino con la murada – ¿hashtagsHombreLobo?, ¿ese es tú mejor hashtag?

-no, espera esto… – volvió a levantar el móvil y tecleo – ve ahora…

Bajo la vista a mi celular, y veo que un comentario nuevo seguido por más de veinte hashtags.

-ja… ja… ¿te divierte? – le respondo.

Asentía riendo con diversión. Los comentarios de la imagen no se hicieron esperar. La mire con desaprobación, esperando que deje de reír. Cuando tomó aire, aprovecho y le cierro la puerta en la cara.

-vamos Math, es una broma – toco la puerta – bien la eliminare si quieres, lo prometo.

La ignora y observo las notificaciones. No solo fui la burla, sino también unas muy positivas de algunas chicas del instituto. Por lo menos su broma diurna, no le salió tan mal. Vicky seguí tocando la puerta y el timbre a la vez. “Creo que ya es suficiente castigo”, me digo. Vuelvo abrir la puerta, y la invito a pasar de una vez.

-me duchare – le aviso, mientras subo por las escaleras, caminando al baño.

Después de ducharme, bajo a la cocina, siguiendo el aroma del tocino friendo en la sartén, más el café recién hecho. Cuando entro, veo a Vicky colocando en un plato dos tostadas, tres piezas de tocino y una cucharada de huevos revueltos. Me lo entrega junto a una taza de café.

-Feliz cumpleaños – dice con una sonrisa timidez.

-gracias – la tomo devolviéndolo la sonrisa con otra.

El contacto de nuestras miradas, nos congela por completo, acompañado de una rara sensación en mi pecho. Su mirada castaña me penetro cortándome el aliento. La tostadora de pan, empezó a sonar, cortando la tensión creada. Vicky se gira y saca los panes con rapidez antes de que se queme.

- ¿y Math… en dónde está tus padres? – pregunto preparando un plato.

-fuera de la cuidad – respondo, tomé asiento en la isla, y empecé a desayunar – en su segunda luna de miel.

-wow… – dice sorprendía sentándose del otro lado de la isla – eso es excelente.

-eso dijeron, pero… – tomo una pausa para tragar – los note extraño y eso me hizo pensar en…

- ¿qué? – me interrumpe – ¿crees que se van a separar? – viro la mirada a mi plato, llevándome un bocado de tostadas a la boca –. Ey, Math – me llama con una voz suave, subo la mirada encontrándome con esa mirada que odio, compasión.




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