La generación

♖Edición♖

(Antes que nada, para escribir esta historia me inspiré, en un sueño que tuve, demasiado loco quizás)

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1970

Muy pero muy lejos de donde se encontraba la ciudad, había un bosque, en aquel bosque había una gran montaña y en esta se hallaban alrededor de unas 50 personas, construyendo un enorme castillo en la montaña, que se encontraba en las profundidades del bosque, mientras eran vigilados por Manuel y Erika quienes habitaron más tarde aquel castillo.

La pregunta era sencilla pero la respuesta, de hecho no la había; muchas de las personas de la ciudad que iban al bosque, ya sea para divertirse o para investigar, siempre les sorprendía el encontrar el castillo y verlo ahí, tranquilo y parecía no tener actividad dentro de él, claro el castillo lo llegaban a ver a lo lejos, incluso pues para llegar a verlo tenían que ir a lo más profundo del bosque, pero nunca nadie llegó a sus puertas. Al pasar los años para las personas de aquella ciudad dejó de ser un misterio el castillo y ya no hablaban mucho de él, como en sus inicios, aunque si había hombres y chicas jóvenes que sostenían rumores y les gustaba fantasear con que hay vivía un hermoso príncipe o una hermosa princesa, pero era sólo eso rumores; cada vez el castillo se deterioraba más por el pasar del tiempo,  pero eso no era un impedimento para que se siguiera viendo hermoso.

Un día un ciudadano que deambulaba por el bosque, quien iba con la idea de llegar hasta las puertas del castillo y una vez por todas averiguar que habitaba ahí, o si estaba completamente solo; mientras se acercaba más y más, escucho el ruido de un carro acercándose a donde él estaba, por lo tanto se escondió detrás de unas ramas, mientras que se dignó a observar lo que pasaba, en efecto pasó un carro muy pero muy antiguo, y parecía dirigirse al castillo, el hombre decidió salir y seguir el rastro que dejó el carro, para así llegar con más facilidad. Después de estar caminando casi por una hora, el hombre se encontraba justo en frente del castillo, y pudo ver el auto afuera de este, mientras que las puertas estaban abiertas y se podía ver que había personas dentro de él, aquellas personas se veían alteradas, miraban para todos lados, y corrían de un lado a otro, en su mayoría eran jóvenes, así que decidió acercarse de una vez. Mientras el tipo se acercaba una de las siluetas que se encontraban en la puerta, lo vio y le gritó:

―No te acerques, lárgate! ― y movía sus manos desesperado.

― Qué está pasando? Puedo ayudarlos ― le dijo de vuelta el hombre, mientras avanzaba más.

De repente el hombre que le había gritado anteriormente, calló al suelo y alguien apareció detrás de él; una mujer con un bebé en brazos y estaba llena de lo que parecía ser sangre, el tipo corrió hacia ella lo más rápido que pudo, para ayudarla. Cuando estuvo cerca de la mujer ella levantó su mano en son de qué parará.

― Está muerta ― Dijo la mujer acariciando la cabeza del bebé que llevaba en brazos.

― Vamos suba al auto, puede vivir, la llevaré a un hospital en la ciudad ― Le dijo el hombre preocupado.

― Gracias por venir, ¿eres quien me va ayudar verdad? ― Le preguntó, a lo que el tipo solo asintió rápidamente.

― Tenemos que irnos, ven aquí ― el hombre le apuró con las manos, ella se negó y quiso entrar de nuevo.

El hombre de acercó lo más rápido que pudo a ella y la levantó a sus brazos, ella empezó a gritar y el bebé que estaba en sus brazos empezó a llorar; más hombres salieron del castillo detrás de ellos, el hombre todo el auto y arrancó con la mujer en el, ella solo reía y decía "Está viva" luego de estar en el auto divagando por el bosque, no encontraba la salida, era muy confuso para el.

― ¿Sabes por dónde es la salida? ― le preguntó a la mujer que estaba a su lado, ella negó, parecía que en cualquier momento se iba a desmayar.

― Nunca había salido del castillo, la salvaste ― dijo mirando al bebé que cargaba en brazos.

A lo largo de un tiempo logró encontrar  la salida a la carretera para dirigirse a la ciudad, cuando volteo a ver a la mujer, está se encontraba dormida, pasaba por medio de la calles pitando y gritando que abrieran paso, hasta llegar al hospital; cuando llegó al hospital bajó rápidamente a la mujer y al bebé, para pedir ayuda, las enfermeras de inmediato trajeron camillas y se la llevaron.

― ¿Qué le pasó a la mujer? ― le preguntó un enfermero.

― No lo sé, la encontré en el bosque y la traje de inmediato ― fue lo que contesto, pues estaba decidido a descubrir lo que ahí dentro pasaba y con ella lo iba  descubrir.




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