Tras recuperarse del desmayo y beber un poco de agua, mi papi Noah, se calmó. ¡Pero eso sí...! Ante la exorbitante factura de internet emitida por Sofynet, llegada gracias a Los Depredadores del Internet, ese grupo de mocosos fastidiosos y oportunistas que ya han dejado a toda España, Italia, Noruega y Finlandia sin una jodida señal de internet, y que, por dicho motivo, ante los excesivos gastos percibidos por los vecinos de los citados países, fueron corridos a patadas, tomatazos y latazos... y que por desgracia... arribaron a Francia y más precisamente a la ciudad de París, donde nosotros, la familia Goldmack y muchos de nuestros queridos vecinos, elegimos como nuestro lugar para vivir, mi papi, nos exigió a mamá Cindy y a mí, correrlos a escobazos limpios a estos fastidiosos niños, y, en todo caso, ofrecerles como alternativa para poder satisfacer sus imperiosos deseos de tener señal de internet, visitar al parque El Jardín de Tuileries, que es el jardín más enorme de París y que fue creado por la señora Catalina de Medici: (Reina de Francia) y cuya extensión se halla entre el Louvre y la Plaza de La Concorde. Además, es un maravilloso sitio para ver turistas pasar y tener internet gratis, cuyo enorme espacio verde ofrece numerosas opciones:
Colecciones de esculturas a cielo abierto, además, gracias a la Fête des Tuileries, el ya citado jardín se convierte en una feria estival en la cual destacan numerosos juegos y variadas atracciones, como por ejemplo, barquitos teledirigidos, montañas rusas, castillos inflables, espectáculos de circo, ferias artesanales y de degustaciones gastronómicas, arte de todo tipo y espectáculos musicales locales, etc.
En fin, ese lunes 12 de marzo... ¡era mi primer día en el Jardín de Infantes!, por obvias razones intelectuales, los directivos de el Colegio Internacional De Fontainebleau, cuya tarifa de matrícula, sólo para el Jardín de Infantes, ronda los 75 mil euros semanales... para una friolera total de ¡Trescientos mil euros mensuales!, pero, hasta donde tenía entendido... era un colegio de primera línea... donde además, se encargan de educar a los alumnos de sus instalaciones bajo un sistema de idiomas bilingüe: inglés-francés. Aunque cabe destacar que los méritos y evaluaciones curriculares, se miden contra el currículo nacional británico. Y por último, todos los estudiantes que ingresan, deben Todos los estudiantes que ingresan deben demostrar una competencia nativa en inglés antes de la admisión.
¡Ufff! ¡Demasiadas cosas las que piden estos lunáticos!, pero mi educación aquí valdrá la pena. Y llegué justo a tiempo... faltando solo cinco minutos para que el Jardín de Infantes, cerrara sus puertas. Y yo brincaba de alegría y una maestra regordeta, cabellos negros, mejillas con colorete, ojitos rasgados y de uniforme amarillo con bolsillos azules a rayas blancas, me saludó... estrujándome como una maldita latita de Coca Cola, tras acabarse el contenido. ¡Era la señorita Juliette Sayimi... mi maestra de Jardín de Infantes, de ascendencia franco-nipona.
__ ¡Buenos días, señorita Sayimi!__ la saludé y acto seguido, le di un afectuoso besito en la mejilla a la maestra.
__ ¡Buenos días, Isósceles! ¡Bienvenido al Jardín de Infantes Alfred Pon Balzác! ¡Será un gusto tenerte entre nuestros alumnos! ¡Por favor, pasa al aula y conoce a tus compañeritos!
__ ¡¡¡Sí, señorita Sayimi!!!__ dije y luego corrí alegremente en dirección a la salita. Pero mis diabólicos compañeritos de clase al verme llegar, me cerraron la puerta en la cara, provocándome un chichonazo del tamaño de las pelotas de un hipopótamo y tan pronunciado como la bananesca narizota de Pinocho. Y acto seguido, la señorita Sayimi corrió hasta donde estaba yo, con lagrimones en los ojos, tirado en el suelo al tiempo que me recuperaba con lentitud del portazo recibido.
__ Isósceles... ¿estás bien?__ me preguntó la simpática señorita Sayimi, mirándome con sus cálidos y tiernos ojitos de comas.
__ ¡Sí, señorita Sayimi! ¡Solo es el golpe! ¡Iré a la enfermería a buscar unas compresas heladas para ponerte en el chichón!__ me dijo la maestra.
__ ¡De acuerdo!__ le respondí. Y luego, ella añadió:
__ ¡Isósceles, por favor... toma asiento! ¡Enseguida regreso...! Pero antes de que partiera, mi papi Noah, detuvo a la maestra.
__ "Señorita Sayimi..."
__ ¡Sí, dígame, Sr. Goldmack! ¿Qué necesita...?__ le preguntó papi a mi mentora.
__ ¿A qué hora podremos yo o mi esposa Cindy, retirar a nuestro Isósceles del Jardín de Infantes...?__ preguntó mi amado papi, Noah...
__ En esta escuela... nos conducimos con doble jornada, señor Goldmack. ¡Isósceles saldrá a las 18.15 p.m! ¡Desde luego, almorzará y merendará aquí, y si desea descansar y ha acabado sus actividades, tenemos camas disponibles para que pueda descansar a gusto hasta la hora de regresar a su casa!__ concluyó la instructora Sayimi.
__ ¡Muy amable por aclarar mi duda, instructora Sayimi! Y acto seguido, tras ojear el reloj de pulsera, mi papi Noah, dijo:
__ ¡Maldición! ¡Pero qué tarde se ha hecho! ¡Debo partir rumbo al trabajo...!__ exclamó en voz alta.
__ ¡Adiós, señorita Sayimi! ¡Mi hijo estará en muy buenas manos!__ pronunció papá. Y, tras una breve y cálida sonrisa de galán, partió en su limo color azul metálico.
__ ¡Así será! ¡Adiós, señor! Y, tras estas últimas palabras, la joven mentora Sayimi, se encaminó con destino a la enfermería a por unas gasas, un frasco de agua oxigenada y compresas heladas. En tanto, Isósceles, conversaba animadamente con su compañero de banco, Didier Lacroze...
__ Oye, Didier... ¿te gustan jugar con robots de juguete?
__ ¡Nunca he tenido uno!
__ ¿Y autitos a control remoto?
__ ¡Sí, me encantan! Hace unos días, mi papi me compró la colección Deluxe de Los "Hot Wheels"! Traía una tanda de veinticinco cochecitos multicolores. Pero mi favorito es el Lamborghini B- Centaurus. Apenas consume pilas y tienes horas y horas de diversión...
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Editado: 19.03.2020