"La Gordita De Mis Sueños"

PARTE 3: YO, ¿UN ROCKERO?

Salí al escenario. Estaba aterrado. Pero ya estaba en el baile, y había que bailar. Comencé el concierto con Crazy's Paradise. La gente gritaba emocionada, se encendían luces de colores por todas partes. Las muchachas se agolpaban en la fila principal simplemente para escuchar cómo yo, en lugar de cantar, chillaba como una vaca degollada.

 

En lo mejor del concierto, inesperadamente, rompí tres cuerdas de la guitarra. La gente empezó a incomodarse. Me dieron otra. No pasó mucho tiempo hasta que, de pronto, olvidé la letra del segundo tema. Los espectadores comenzaron a silbar y, lo que es peor, las jovencitas a sospechar.

 

En ese preciso instante quise hacer una acrobacia con la guitarra, como todo rockero de ley. Pero, una vez más, otro desastre. Debido a mi pronunciada delgadez, se me aflojó el cinturón y acabé la canción con el culo al aire. El público estalló en carcajadas.

 

— ¡Bonito trasero, Kenzo!—exclamaba la multitud.

 

— ¡Ja, ja, ja!

 

— ¡Esquelético, aprende a tocar la guitarra!

 

— ¡Eso mismo, fideo, ponte a comer más espinaca!

 

— ¡Eres un desastre, viejo, desaparécete!

 

— ¡Este no es Kenzo! ¡Es un estúpido nerd!— gritó un tipo rollizo de remera oscura y mirada despectiva.

 

Esas fueron solo algunas de las de las horrorosas cosas que me dijeron ese día. Me calcé mis gafas de nerd, mi remera favorita y comencé a llorar como un idiota. No tardaron en volar tomatazos, naranjazos, zapatazos, latazos de Coca Cola y toda clase de proyectiles imaginables.

 

Quise escapar de la escena, pero acabé sepultado entre las millones de porquerías que me arrojó el público el cual, luego de desquitar su bronca, acabó marchándose, muy enfadado y huyendo por la puerta de emergencia.

 

Regresé a mi casa caminando, con un notable dejo de amargura y tristeza en los ojos. Esa noche no probé bocado. Mientras tanto pensaba, inconscientemente, que si alguna vez habría de ser amado y admirado no tendría que ser solo por ser un "cerebrito", sino por las virtudes que me caracterizan como ser humano.

 

“¡Qué lindo debe ser que alguien te adore con el alma!”, pensé. Y cerré mis ojos, tratando de que el profundo sueño consumiese la incendiaria melancolía de mi corazón.



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En el texto hay: humor, personajessobrenaturales, amor

Editado: 29.11.2018

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