"La Gordita De Mis Sueños"

PARTE 25: ¡CINDY EMBARAZADA! NACE UN NUEVO CEREBRITO

Ese ocho de agosto casi no dormí, pues la noche anterior había sido el cumpleaños de Cindy. Ella me presentó a su tío Freddy, de Jamaica, especialista en hacer globos con los mocos; a su abuelita Lula, una morenita petisita y con ojos de huevo tibio, pero muy cariñosa, y a su vieja tía Rokola, una dama cabezona y pechugona, mujer habilidosa para hacer jueguitos con las lolas. ¡Qué loco! En fin.

 

Al día siguiente, me encontraba dando una clase sobre el cerebro cuando sonó mi celular:

 

— ¿Aló?

 

— ¿Noah?

 

— Sí, sí… —respondí apresurado.

 

— Soy Rokola. Cindy está con contracciones—explicó— Fue al médico… ¡Serás papá!

 

— ¿Papá?— interpelé entre lágrimas.

 

— Sí, Don Juan. ¡Ven por ella! ¡El bebé, nacerá ya!

 

Me disculpé con la clase, y volé como Superman rumbo a casa. Tomé los documentos y partí con Cindy hacia el hospital. Cindy no daba más. Su panza parecía una piñata a punto de estallar.

 

— ¡Un médico!—chillé desesperado.

 

De inmediato, la internaron. ¡Vamos Cindy, puja! ¡Más fuerte! ¡Puja! ¡Ahí está!

¡Salió!

 

—Felicidades, Sr. Goldman—me dijo un doctor con cabeza de huevo.

 

— ¡Te amo!— dije a mi morenita. Luego, la besé con pasión. Ella me pasó al niño. Era guapo, con pequitas y cabeza de zanahoria, como yo.

 

—Se llamará Isósceles— anuncié con orgullo. Mi chica asintió.

 

Súbitamente, Isósceles, tras parar el pito, me bañó toda la cara con su cerveza rubia.

 

— ¡Picarón!— reí.

 

Al llegar a casa, Isósceles cagó una hedionda hipotenusa y varias raíces cúbicas. Era un genio. Balbuceó en veintidós idiomas, sumaba del uno al billón y hasta pintaba al óleo como Picasso.

Llegó la noche. Coloridos fuegos de artificio maquillaron el firmamento. Cindy y yo, nos besamos. De repente, Agatha saltó sobre mi cabeza, robándome la peluca. La perseguí. Quedé sin aliento. ¡Gatita pícara! ¡Ven aquí!_ le grité. En ese preciso momento, Cindy miró al cielo.

 

—Vaya hombres…— suspiró mi gordita.

 

El cielo se vistió de gala e Isósceles sonrió, mientras surfeaba sobre las estrellas.

 

¡Sí! ¡La leyenda continúa…! ¡Ha nacido un nuevo cerebrito!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



#5594 en Novela romántica
#2138 en Otros
#551 en Humor

En el texto hay: humor, personajessobrenaturales, amor

Editado: 29.11.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.