La gotera se creó por sí sola; ella solo tomó mis dedos y comenzó a tomar forma. Por eso creo que sí funcionó: más que para ser leída, está hecha para ser reflexionada o, simplemente, imaginada, sin otro propósito que sumergir al lector en la historia.
Es algo fragmentada: se divide entre una narración en tercera persona, una confesión personal, dos diarios completamente distintos y una voz narrativa desde algún personaje, haciendo que tú te conviertas en el protagonista. Así que, si en algún momento sienten que se confunden, en realidad no lo están… solo sigan leyendo.
Esta publicación es completamente personal, así que, si encuentran alguna falta ortográfica, comprendan que no ha pasado por la revisión de editoriales ni de empresas profesionales.
¡Imaginen mientras leen y sientan mientras se escuchan!