Dax Kuró se dirigió a sus aposentos para preparar sus cosas, no creía que fuese relevante saber cómo había llegado hasta ahí, para él, había demostrado en el combate sus aptitudes físicas para defenderse por sí misma, pero ya había decepcionado mucho a su padre.
–Debo encontrar una manera de ganarme su confianza.– Pensaba Dax, buscando entre sus pertenencias mapas y objetos que le ayudarían en su partida.
Mientras tanto, Ибилинпэ se encontraba en una habitación de una de las casas de las mujeres, en donde se recuperaba y reflexionaba sobre el combate. Sabía que su misión era crucial y que no podía permitirse más errores.
–Debo ser más fuerte.– Se dijo a sí misma, levantándose con esfuerzo. –Mi pueblo depende de mí.– Añadió, sintiendo una renovada determinación.
Las mujeres que la cuidaban la miraron con admiración y preocupación, pero sabían que era cuestión de tiempo para que nuevamente intentase irse.
–Eres muy valiente, Ибилинпэ, pero no olvides cuidarte también.– Le dijo una de ellas con una sonrisa.
–Gracias. Prometo que lo haré.– Ибилинпэ asintió, agradecida por el apoyo.
Antes de partir, las mujeres que la habían cuidado le ofrecieron provisiones, ella las aceptó apenada por haberles causado tantas molestias.
Ибилинпэ avanzaba con paso firme y con su mente enfocada en la misión. Sabía que cada día contaba y que debía llegar a su pueblo lo antes posible. Mientras caminaba, no podía evitar pensar en Dax Kuró y en lo que había aprendido durante su enfrentamiento.
–Debo ser más fuerte y más astuta.– Se decía a sí misma, recordando los momentos críticos del combate. –Si tan solo supiese cómo logró hacer esos hechizos sin pronunciarlos… o porqué repentinamente en uno sí lo hizo, eso le ayudaría mucho a mi pueblo para defenderse en caso de una invasión, una oportunidad, minúscula, pero una al fin y al cabo…– Pensaba.
Ибилинпэ se dio el lujo por un segundo de contemplar la arquitectura de la capital: Era una hermosa ciudad situada justo en el centro de un lago en donde había una gran isla, aunque igualmente habían chinampas en el lago donde la gente llegaba con ayuda de canoas de varios tipos para transportarse, alrededor de la isla, también habían varios asentamientos, siendo una enorme ciudad en su conjunto.
La arquitectura y geografía del lugar era algo impresionante, pero también era algo que no había apreciado la primera vez que pasó por ahí por intentar llegar lo más rápido posible, algo que su cuerpo no le permitió en esta ocasión.
Ибилинпэ siguió caminando por el camino típico hasta que salió del pueblo, lo difícil vendría realmente hasta que se topase nuevamente con aquel inmenso bosque que le seguía, sin embargo, antes de adentrarse, su atención fue robada por el ruido de la gente; al acercarse al origen de de aquel bullicio, pudo observar cómo la gente estaba acorralando a un guiverno, una especie de dragón.
–¡Ey, deteneos ahí!– Exclamó la joven corriendo hacia él encuentro.
Algunas personas voltearon a verla confundidos, pero la mayoría estaba más decidida en acabar con aquella creatura.
–⸘No me escuchasteis‽– Insistió en llamar su atención, pero la gente no cooperaba.
–Detente ahí, forastera.– Dijo uno de los hombres que sí le había prestado atención, apuntándola con su arma mágica. –¿Quién te has creído para venir aquí así?– Le preguntó molesto.
–Solo dejad en paz al guiverno, no hagamos un problema más grande esto.– Ella le respondió.
–¿Crees que exigiéndonos vamos a acatar tus órdenes?, ¿quién te has creído?, ¿la princesa?– La cuestionó el hombre acercando más su arma, haciendo que Ибилинпэ tuviese que retroceder.
Viendo que la gente estaba necia a cooperar, Ибилинпэ solo volteó a ver al dragón desesperada.
–¡Huye, Ґимамянэ, por favor, huye!– Le suplicó al guiverno.
El guiverno intentó entonces volar, pero la gente no estaba dispuesto a dejarlo ir, por lo que intentaron atacarlo.
–¡No hagáis eso, es peligroso atacarlo así como así!– Les pidió Ибилинпэ, sin embargo, nuevamente el hombre la hizo retroceder.
La gente que parecía sorda ante las palabras de Ибилинпэ fue sorprendida cuando el guiverno comenzó a devolver todos los hechizos con los que lo estaban atacando, cada hechizo era devuelto con la misma fuerza, como si fuese un espejo reflejando la luz que le disparaban.
La gente al comenzar a recibir los contraataques del guiverno comenzaron a huir y cubrirse, Ибилинпэ también lo intentó, aunque le era difícil moverse entre tanta multitud, tanto así, que incluso se cayeron algunas botellas de vidrio que contenían agua, misma que necesitaba para su viaje, sin embargo, al menos, aquel guiverno logró emprender vuelo y perderse entre la inmensidad del bosque próximo.
–“Genial…”– Expresó Ибилинпэ mientras intentaba recoger las botellas que no se habían roto una vez que la gente se había disipado. –Ahora tendré que averiguar dónde se ha escondido.– Pensó con fastidio.
Ибилинпэ continuó su camino, adentrándose en el denso bosque. La luz del sol apenas penetraba a través del espeso follaje, creando un ambiente sombrío y misterioso. Mientras avanzaba, sus pensamientos seguían centrados en el guiverno y en cómo podría ayudar a su pueblo con el conocimiento que había adquirido, sin embargo, de repente, escuchó un crujido detrás de ella. Se giró rápidamente, preparada para cualquier amenaza. Para su sorpresa, se encontró con Dax Kuró.
–Ah, eres vos.– Dijo Ибилинпэ, rompiendo el silencio. –¿Qué haces aquí?– Arqueó la ceja izquierda.
–No quería asustarte.– Dax la miró con una mezcla de curiosidad y determinación. –Te estaba buscando, Ибилинпэ.– Respondió.
–¿Buscarme para qué?– Le preguntó dándose la vuelta.
–Llamaste mi atención, quiero saber más al respecto de esos supuestos indicios de guerra.– Respondió Dax Kuró.
Ибилинпэ entonces volteó hacia él y lo miró con curiosidad y escepticismo.
–¿Tu padre te mandó aquí para que le repitas lo que le dije en persona?– Le preguntó.
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Editado: 16.12.2024