La Grieta
Autor: Sr. Rumi Yokai
(Bolaños Andrés)
Prólogo
Esta es la historia que le sucedió a una familia joven de la ciudad de Tulcán; la familia estaba compuesta por Marcus (el padre), Mari (la madre), Marcus Júnior (el hijo), Evelyn (la niñera) y su gato Shipo (la mascota).
Marcus era un hombre de unos treinta años; de cabello castaño, con estatura de 1.75 cm, cuerpo atlético no muy musculoso, por otro lado, Mari era una mujer muy hermosa; con dos años menor que su esposo, de cabello negro, estatura 1.70 cm, cuerpo definido y esbelto, Júnior era un niño común y corriente de unos siete años.
Desde el nacimiento de su hijo, la pareja había vivido en la casa que su abuelo les había heredado en vida (una casa vieja y antigua, pero en buen estado), la única condición para que se cumpliera el testamento era que no remodelaran la casa incluso después de su muerte, pero todo esto cambiaría luego del regreso de la familia de sus vacaciones.
Cuando comenzaron la remodelación de la habitación de su hijo, luego de retirar una cruz de la pared, se creó una grieta y cosas extrañas comenzaron a suceder, y la familia se verá atormentada por un ente que no pertenece a este mundo.
“Un grupo de exorcistas judíos, conocidos como los hijos de Esceva, trataron de echar fuera de una persona poseída a un espíritu muy poderoso sin creer o conocer a Jesús, aunque usando su nombre a modo de sortilegio mágico, lo que trae consecuencias desastrosas “el endemoniado los ataca y los venció, sin embargo, Jesús nunca se dejó vencer por un demonio, no importa cuán poderoso fuera e incluso derrotó a Satanás en el desierto cuando este intentó tentarlo”. Libro de los Hechos de los Apóstoles (cap. 19)
La familia abrió la puerta de su casa cansados del viaje y tiraron las maletas en la sala y regresaron a ver al graderío, tenía unas grandes gradas a los costados que llevaban al segundo piso; en el segundo piso había un pasillo y varias habitaciones que daban a él, una lámpara enorme en la mita de la sala y al estar en su interior la casa evocaba diseños antiguos hechos de madera.
—Bueno familia hemos regresado.
—Hogar dulce hogar…
—No me digas que aún estas desanimada, las vacaciones fueron para eso, para animarte y regresar con las baterías recargadas.
—Lo sé Marcus, es solo que deberíamos remodelar la casa, cada vez que ingreso a ella es como si me tele trasportara al pasado y eso me deprime.
—Tú sabes que le hice una promesa al abuelo.
—El abuelo murió hace dos años.
—Pero… No quisiera romper mi palabra.
—No estarías rompiendo nada, el abuelo lo entendería.
—No estoy seguro, además no creo que el dinero nos alcance.
—Tengo ahorrado un poco de mi trabajo, podríamos comenzar remodelando la habitación de Júnior y luego cuando tengamos más dinero iríamos por las otras habitaciones.
—Está bien… pero la remodelación la are yo. Así nos ahorraremos la mano de obra.
—¡De acuerdo!
—Mamá tengo sueño — dijo Junior frotándose los ojos.
Una semana después Marcus y Mari comenzaron las remodelaciones (no podían hacerlo entre semana debido a que los dos trabajaban y solo les quedaba los fines de semana), empezaron por sacar los cuadros colgados en las paredes que tenía el abuelo, eran retratos antiguos de él y su esposa.
—Una vez que retiremos todo esto, quitaremos el tapiz y pondremos uno alegre, ¿qué te parece amarillo?
—Creo que está bien, lo decoraremos con algunas cosas apropiadas para su edad.
—Se verá muy bien.
De repente los padres escucharon a Júnior gritar, por lo que fueron apresurados a ver y cuando llegaron él había tropezado y se había lastimado la rodilla.
—¡¿Cariño te encuentras bien?!
—¡Me duele!
—Déjame ver.
—¿En dónde está Evelyn?
Evelin era la niñera que cuidaba a Júnior cuando sus padres trabajaban, pero esta vez ella estaba ahí debido a que ellos estaban remodelando la habitación.
Cuando la chica llegó a ver lo que ocurría llevaba unas galletas y leche en las manos, (la chica no superaba los dieciséis años).
—Lo siento… fui por unas galletas porque Júnior me dijo que tenía hambre.
—Tranquila no te preocupes solo es un rasguño.
Luego de la conmoción regresaron a la habitación y cuando estaban retirando los cuadros una fotografía llamo la atención de Mari.
—¿Es tu abuela?
—Sí, está con las gemelas, bueno en realidad no eran gemelas, pero se parecían bastante y las personas solían confundirlas.
—¿Qué les sucedió?
—Un día desaparecieron sin dejar rastro.
—Eso debe de ser horrible, si eso le pasara a Júnior me volvería loca.