Demian se encontraba encima de Clara, besando el cuello vulnerable y expuesto de la joven semiinconsciente que tenía debajo.
Escuchó un fuerte golpe detrás suyo, de la puerta abriéndose en un estruendo.
-¿No ves que estoy ocupado? Vete….- gruñó a quien sea que había interrumpido su momento íntimo con la hermosa joven. Quiso continuar con su tarea, pero sintió como lo agarraban del cuello de su camisa desabrochada y lo arrojaban con fuerza hacia atrás y lejos de la joven.
-¡¿Qué mierda?!- exclamó desconcertado contra el suelo.- Hijo de….- No pudo terminar su frase, porque cuando levantó su rostro hacia la silueta que se había parado delante suyo sintió que se le helaba la sangre- Señor White…- apenas pudo decir.
No, ese hombre no era el joven White, más bien era un demonio, toda su aura lo decía a gritos.
Ivan tenía los puños cerrados con fuerza y temblando a los costados de su cuerpo, su pecho subía y bajaba con una respiración pesada, como si fuera un animal con rabia, mostrando sus dientes y su mirada oscura que hizo temblar al hombre que aún estaba en el suelo.
-¿Q-qué hace aquí? Justo estaba en algo importante- bromeó algo nervioso mirando hacia la cama, donde estaba la joven bailarina retorciéndose por la fuerte droga que no le permitía moverse.
Ivan dirigió su mirada oscura y peligrosa hacia donde estaba Clara, y sintió su sangre hervir. La joven apenas podía mantenerse despierta.
La habían drogado, podía notarlo en sus movimientos erráticos, su rostro enrojecido y sus quejidos de dolor por la sustancia en su organismo.
-Maldito… ¿Qué le hiciste?- gruñó tomando del cuello al hombre que fue levantado como si pesara solo dos kilos.
-¡Es una mujerzuela! ¿Acaso importa?- quiso defenderse- Me debía dinero, tenía que pagar por ello- gruñó con fastidio.
Iván apretó más el agarre de su mano que seguramente dejaría marcas y le propinó un fuerte golpe en el rostro de Demian que no se la vio venir y su cabeza giró con fuerza hacia el costado.
Golpe tras golpe volaron hacia el hermoso rostro del monstruo que ahora estaba deformado y lleno de sangre.
-¡Me la va a pagar!- chilló el hombre ahora en el suelo, arrastrándose de forma miserable.
-No si te mato....- lo amenazó caminando hacia él.
Demian se arrastró hacia atrás, perdiendo toda dignidad.
Ivan estuvo a punto de acabar con esa maldita sanguijuela escurridiza cuando escuchó los quejidos de dolor de la joven a su lado. La observó por un segundo y suspiró bajando los humos.
Se acercó al hombre y lo tomó de sus cabellos haciendo que chillara de dolor.
-Sé quién eres….- le gruñó muy cerca de su rostro- eres una de las ratas que trabaja para el Grupo Luna. Voy a dejarte vivo… pero no porque le tenga miedo al idiota de tu jefe, sino para que tú mismo le mandes un mensaje- Lo sacudió con fuerza, haciendo que el hombre le prestara atención- No quiero que se metan más con lo que es mío ¿Me oyes?- exclamó arrojando su cuerpo con fuerza al suelo- La próxima vez no voy a ser tan compasivo.
Ivan se sacudió su sobretodo, se acomodó la corbata y se peinó sus cabellos hacia atrás, mirando con despreció y superioridad al hombre que temblaba contra el suelo.
-Si te vuelves a cruzar en mi camino o siquiera te acercas a esa mujer, la próxima vez voy a acabar con tu miserable vida, ¿Está claro?- el hombre quedó enmudecido- ¡¡¿Está claro?!!
-S-sí señor…- apenas pudo decir con la voz temblorosa.
El joven mafioso escupió en el suelo y se giró hacia la cama, tomó con mucho cuidado el cuerpo ahora inconsciente de Clara y se la llevó fuera del cuarto ante la mirada del maleante y todas las personas que se habían asomado curiosas.
-M-maldito…. Me las vas a pagar- gruñó apretando con fuerza los dientes. Luego con su mano temblorosa sacó su teléfono y marcó un número- Señor…. Tenemos un problema.
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-No me molesten durante toda la noche- ordenó el jefe mafioso a sus guardaespaldas mientras entraba a su cuarto con la joven a cuestas.
-Sí señor- respondió uno de sus hombres.
Ivan entró con cuidado a la habitación y dejó con delicadeza el cuerpo inconsciente de su invitada sobre la cama. La joven gimió por lo bajo y movió su rostro entre sueños.
El joven se sentó con cuidado al lado suyo y la contempló en silencio.
“Ese maldito….” Pensó con bronca al ver el cuello magullado en la piel delicada y suave de la joven, y una herida en su labio inferior, que el muy enfermo de seguro le hizo cuando la forzó a besarlo. “Si hubiese llegado más tarde…” cerró con fuerza los puños por tan solo imaginar lo que esa rata pudiera haberle hecho a Clara.
Se levantó de golpe y buscó en su armario su botiquín personal de primeros auxilios que siempre tenía a mano para cuando salía herido en alguna pelea. Sacó un poco de alcohol y algodón y con mucho cuidado trató la herida, haciendo que la joven gimiera entre sueños.
-Ya… ya… te estoy curando, todo va a estar bien- susurró sorprendiéndose a sí mismo de sus palabras, jamás había hablado de una forma tan dulce en su vida.
Cuando terminó con su trabajo buscó en su armario una remera de algodón y un pantalón de dormir y con mucho cuidado le quitó el pequeño top y su falda. No pudo evitar sonrojarse al sentir la piel tersa y caliente de la joven debajo de sus manos frías y al observar su hermoso cuerpo.
Se mordió el labio y suspiró, era tan hermosa y la tenía toda para él.
“¿En qué estás pensando?” Protestó la voz de su mente y sacudió con fuerza su cabeza alejando los pensamientos indebidos “Tú no eres como ese idiota, jamás le harías algo así” Se retó mientras con cuidado le colocaba la remera y el pantalón, tapando cada centímetro de su hermosa figura y suspiró aliviado, temiendo no poder contenerse si seguía en paños menores frente a él.
No supo cuánto tiempo estuvo mirando a la mujer dormir pacíficamente en su cama, con su rostro sereno, sus largas pestañas que acariciaban sus pómulos y su cabello revuelto sobre la cama que enmarcaba su hermoso rostro.