La guardaespaldas del Mafioso

Capítulo 9 - Erik Black

-Sí, quiero que trabajes para mí, para mi familia. El Grupo Sol ¿Te suena?

¡Claro que le sonaba! ¿Qué persona de toda la ciudad no conocía al peligroso y poderoso Grupo Sol? No era tonta, sabía que era la familia que manejaba el tráfico de armas y tenía a todos los maleantes controlados y bajo sus órdenes.

Clara abrió levemente sus ojos con asombro al darse cuenta que tenía al frente suyo al líder del Grupo Sol y rogó que ese hombre de mirada oscura y sonrisa divertida no notara el miedo que se apoderó de su cuerpo.

Había pensado que era un simple niño rico caprichoso de papá, pero qué equivocada estaba. Había estado desafiando toda la mañana a un hombre que podía chasquear los dedos y simplemente deshacerse de ella sin que nadie se atreviera a preguntar luego.

Tragó saliva pesadamente y se odió por eso.

-¿Y bien?- finalmente habló el hombre.

La joven se odió, tenía que mostrarle a ese tipo que su poder no la intimidaba, aunque no fuera cierto.

-Estás loco si crees que voy a aceptar ser una de tus sirvientas- escupió tragándose el miedo y trató con todas sus fuerzas de que no se notara el temblor de sus manos y su mandíbula apretada con fuerza.

Ivan sonrió alargando su sonrisa hasta su mayor extensión, haciendo que los ojos miel de la joven viajaran a la comisura de sus labios donde se habían formado dos pequeños hoyuelos que casi era imperceptibles pero que ella notó y que le parecieron adorables, se distrajo allí como si estuviera hipnotizada por ellos y pensó que, si quizás ese hombre no fuera un engreído y el heredero del Grupo Sol, pudo haberse enamorado de esos hoyuelos y esa sonrisa.

“Quizás en otra vida”

Ivan no pudo evitar sonreír al ver la respuesta de esa chiquilla con los nervios de acero, que tenía la valentía suficiente para decirle que no a él. ¿Acaso realmente no sabía quién era?

Pero el joven mafioso no iba a dar el brazo a torcer, él la quería, sea como sea.

Metió su mano en el bolsillo de su pantalón, haciendo que la joven castaña se pusiera a la defensiva.

-Tranquila… solo estoy buscando mi móvil- exclamó divertido, pero la joven no aflojó su mirada amenazante.

Tomó su celular y en la aplicación de la calculadora escribió un número con 5 ceros en él y lo arrastró hacia la joven, quien con bajó su mirada con sospecha y enarcó una ceja.

-Te pagaré una buena suma- sentenció el joven.

Clara enmudeció y sintió que se le iban todos los colores del rostro, jamás había visto tanto dinero junto. El comercio de su familia apenas le dejaba ganancia para pagar el propio alquiler, poder pagarse los gastos de la facultad y que junto a su tío pudieran subsistir apenas durante el mes.

Y ahora este hombre le estaba diciendo que le pagaría esa suma exorbitante que jamás creyó que podría juntar en toda su miserable vida.

Perdiendo la paciencia, Ivan acercó su mano a la pantalla de su celular y sin dudarlo agregó un cero más, haciendo que el corazón de Clara latiera con fuerza contra su pecho y sus ojos se llenaran de lágrimas.

-Sé que necesitas el dinero para tu comercio, que el Grupo Luna te está cobrando mucho por mes- comenzó a decir con cuidado, observando como Clara no había apartado la mirada de su teléfono.

“El Grupo Luna también pertenece al Grupo Sol de alguna forma, pero ella no tiene porqué saber eso” Pensó a sus adentros.

-Lo mejor es aceptarlo, es bastante dinero. A menos que quieras que esos maleantes te quiten el negocio, es más, con este dinero hasta podrías comprarlo y aún así te sobraría bastante. Piénsalo bien antes de decir que no, podrías hacerlo tuyo, ser la dueña y ya no te molestarían más.

Clara sintió ganas de llorar, jamás en su vida había tenido una oportunidad así, el dinero siempre había sido difícil de conseguir desde que sus padres habían dejado este plano, y ahora de un momento al otro este tipo misterioso aparecía para solucionarle su mayor problema.

-¿Qué quieres de mí?- exclamó tragándose el nudo que tenía en su garganta.-¿Quieres que sea tu muñeca inflable? ¿Quieres cumplir tus fantasías más oscuras conmigo porque crees que puedes solo porque sabes que necesito ese dinero?- exclamó con la voz quebrada y se odio por eso.

Ivan la observó sorprendido, mostrándose por primera vez en toda la mañana un atisbo de emoción.

-¿Por quién me tomas?- dijo notablemente ofendido, mirándola fijamente- Te crees la gran cosa- se rio divertido desviando su mirada y ocultando muy en el fondo de su ser el deseo y el calor que sintió al imaginar poseer a esa mujer- No soy de esos.

Clara lo observó con sus pupilas temblorosas e instintivamente se abrazó a sí misma.

-Yo no soy como ese idiota- gruñó al recordar al matón de poca monta encima de la joven.- Te estoy ofreciendo un trabajo, uno decente- Suspiró pesadamente- Quiero que seas mi guardaespaldas personal-

-¿Qué?

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Demian se despertó sintiendo todo su cuerpo gritar de dolor, lo primero que vio fue el techo inconfundible de las habitaciones vip del bar Paraíso.

¿Qué había pasado? Se preguntó mientras se levantaba a duras penas del suelo sintiendo todo su cuerpo magullado y que de su frente caía un hilo de sangre.

-Mierda- gruñó tambaleándose por la habitación.

Miró hacia la cama revuelta y no vio rastros de esa mocosa deudora por ningún lado.

“¿Acaso ella?”

-No… imposible-

Y luego recordó, a su pesar por el fuerte dolor de cabeza, que un hombre había entrado de una patada al cuarto, lo había alejado de esa mujerzuela y lo había molido a golpes sin darle tiempo a reaccionar.

Sus ojos se abrieron lo más que pudo al recordar el rostro de ese hombre.

Esa mirada oscura que parecía de un demonio no era de nadie más que de Ivan White del Grupo Sol, que no tenía jurisdicción allí, que no podía pisar esos terrenos sin que los del grupo contrario estuvieran al tanto. El odio y la sed de venganza se coló en todos sus organismos y como pudo salió de allí directamente a la casa del Grupo Luna. Ellos debían saber lo que había sucedido, tenían que ayudarlo a cobrar su venganza.




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