La guardaespaldas del Mafioso

Capítulo 11 - Pruébame

Micaela conocía a su mejor amiga Clara desde hacía años, prácticamente habían crecido juntas y aún así nunca dejaba de sorprenderla. Su amiga era una caja de pandora, siempre salía con algo nuevo. Quizás por ello es que cuando vio que un coche de alta gama, de color negro y perfectamente lustrado detenerse en la puerta de su casa, supo que Clara tenía algo que ver con eso.

Y lo confirmó rápidamente cuando la joven salió del asiento trasero. La observó con curiosidad desde la ventana de su casa, la joven castaña se acercó a la puerta del conductor, la abrió y se inclinó hacia dentro del coche, como si le estuviera diciendo algo a la persona que estaba dentro, para luego cerrar la puerta con fuerza como si de una puerta giratoria se tratase.

Micaela observó con curiosidad cómo el coche no se iba mientras su amiga caminaba apresurada hacia la puerta de su casa, parecía que la estaba esperando para volver.

Escuchó que el timbre de su casa sonaba y corrió hacia la puerta, necesitaba saber cuánto antes qué estaba sucediendo, con qué historia vendría ahora, solo esperaba que no se hubiera metido en problemas.

-¡Amiga!- exclamó la joven abriendo la puerta de par en par- ¿Dónde estabas?, No respondiste ni uno de mis mensajes.- protestó mirando de reojo por sobre el hombro de su amiga.

Clara pareció notar la mirada de la joven y se movió como si quisiera taparle la visión a su amiga.

“Le dije que esperara en la esquina, pero tuvo que insistir con esperarme en la puerta” Pensó con frustración, sintiendo su frente sudar del nerviosismo.

-Sí, lo siento, han pasado muchas cosas en tan poco tiempo- exclamó frotándose la nuca y riendo con nerviosismo.

Micaela enarcó una ceja con curiosidad.

-¿Me vas a decir cómo es que llegaste en ese coche de lujo cuando apenas puedes comprarte un par de medias al mes?

Clara abrió grandes los ojos.

-¿Q-que? Y-yo no vine en ese coche, ya estaba aquí cuando…

Micaela puso los ojos en blanco y la interrumpió.

-Clarita... lo vi todo, no hay necesidad de que inventes nada-

Clara bufó con frustración y suspiró pesadamente.

“No puedo decirle toda la verdad, ¡Enloquecería!”

-Está bien, me atrapaste, vine en ese coche… ¡Pero no es lo que crees!- exclamó con el rostro ruborizado al ver la sonrisa pícara de su amiga.

-¿A no? ¿Y entonces ese chico guapo que?.

-¿Chico guapo?- exclamó confundida girando su cuello de forma inhumana hacia atrás.- Mierda…- susurró.

“¡Le dije que se quedara en el maldito auto!” Gritó a sus adentros.

Ivan caminó lentamente hacia donde estaban las dos jóvenes, con una sonrisa resplandeciente, mostrando sus hoyuelos, sus dientes brillantes y sus ojos achinados mostrando que era una sonrisa genuina y divertida.

Si no fuera porque estaba molesto con él, se hubiese derretido ahí mismo.

-Y-Yo….- tartamudeó, sin ser capaz de explicarle nada a su amiga, estaba muda y lo único que pudo hacer fue seguir la caminata de su nuevo jefe, que no parecía llegar más, como si todo estuviera en cámara lenta.

-Tonta te dicen…- murmuró a su oído su amiga.

-¡Callate por Dios!- suplicó, lo que le faltaba era que Micaela la humillara frente a él.

-Hola…- ronroneó su amiga, ignorando por completo su advertencia.- ¿Tú quién eres?- preguntó haciendo ojitos.

-Soy….

-¡Es mi jefe!- exclamó Clara, adelantándose al hombre y mirándolo fijamente con sus ojos color miel hirviendo de la ira que decían “Ni se te ocurra decir tu nombre”

Ivan sonrió aún más pero guardó silencio, se estaba divirtiendo al ver el rostro y las orejas rojas de Clara.

-¿Tu jefe?- exclamó incrédula- ¿Solo eso?- preguntó divertida.

-Sí, solo eso… yo soy su… su…

“Mierda Clara ¡Piensa en algo!”

-¡Soy su enfermera personal!- chilló- ¡Sí! M-me contrató para cuidar a su padre enfermo- sonrió nerviosa mirando de reojo a su jefe, rogando que le siguiera el juego.

Si su amiga se enteraba que se había convertido en la guardaespaldas de un mafioso, lo que prácticamente significaba poner su cuerpo frente a las balas que irían dirigidas a él, se volvería loca.

No lo había pensado hasta ese momento, pero cuando aceptó el trato había aceptado arriesgar su vida por ese hombre.

No supo cuánto tiempo estuvo perdida en sus pensamientos, pero fue Iván quien habló y respondió todas las dudas que había estado preguntando su amiga sin recibir una respuesta suya.

-Es cierto… contraté a la señorita Herrera para que fuera la enfermera de mi padre- dijo seriamente, como nunca antes lo había escuchado. Quería reírse de él, se estaba mostrando caballeroso y paciente con su chillona amiga cuando él no era así ni de cerca- Me ofrecí a traer a la señorita para informarte de ello, debido a que va a tener que quedarse en la casa de la familia a cuidar las 24 horas a mi padre.

Micaela abrió grandes los ojos y exigió una explicación a su amiga.

-¿Es cierto eso?

-Si…- respondió mordiéndose el labio- Vine a avisarte de eso.

-¿Pero y la facultad?

-Bueno…- comenzó a decir, rascándose la nuca- Ya aprobé los finales, puedo tomarme un trimestre libre…- respondió más a sí misma que a su amiga.

-Ya veo…. Debe de pagarte bien- respondió descaradamente.

-A eso también venía Mica… Voy a pasarte el dinero a tu cuenta, necesito que tú te encargues del alquiler del negocio…

-¿Yo? ¿Y eso?- preguntó incrédula.

-No quiero que mi tío sepa del dinero ¿Oíste?.

Micaela no dijo más nada, sabía lo desastroso que podía ser el tío de su amiga y también sabía de su problema con el juego. El nuevo jefe de su amiga no tenía por qué saber eso.

Iván sintió curiosidad por aquello, pero no dijo nada.

-Tranquila Clarita, yo me encargo, Te mantienes en contacto ¿Está bien?- exclamó emocionada, abrazando con fuerza a su amiga.

Clara le hubiese dicho en otra situación que estaba siendo exagerada, que no se iba para siempre, aunque una parte de ella no estaba segura de eso, quizás nunca regresaría, realmente no lo sabía, además no podía usar su móvil como antes.




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