La guardaespaldas del Mafioso

Capítulo 25 - Destrozada

La lengua de Ivan había sido la única en explorar su intimidad y aún así podía estar segura de que era un experto en esto porque la estaba haciendo sollozar y retorcerse en la cama mientras la sostenía con firmeza de sus muslos concentrándose solo en mover su lengua de adentro hacia afuera en su entrada como si la penetrara.

Rápidamente su placer se intensificó cuando un dedo que tomó saliva de su boca se presionó contra su clítoris y comenzó a hacer círculos suaves que cada vez se intensificaron más cuando su cuerpo reaccionó ante el tacto y la nueva sensación que la electrificó por completo.

-Ah…- gimió tímidamente mareada por las sensaciones- Ah… ah….

Ivan tomó esto como una buena señal y sin dejar de mover su lengua de adentro hacia afuera, aunque su mandíbula comenzara a entumecerse, tanteó el colchón hasta que encontró el frasco de lubricante y embadurnó su mano derecha con el líquido. Esperó unos segundos a que el líquido viscoso se calentara para dejar de mover su lengua y levantar su rostro dolorido de su comida exquisita.

Escuchó un gemido desesperado de Clara cuando también alejó su mano de sus caricias fogosas a su clítoris.

-Ivan…- sollozó mirándolo suplicante con sus ojos llorosos de placer.

El nombrado sonrió al ver lo desastrosa que estaba, con su cabello enmarañado, sus manos aún sobre su cabeza, sus pezones erectos y sus piernas abiertas entregada por completo solo para él.

-Eres hermosa- murmuró mientras acercaba peligrosamente la punta de su dedo índice a la entrada humedecida por su saliva- Voy a entrar en ti ¿Está bien? relájate- ordenó con la voz aterciopelada.

Clara asintió rápidamente con la cabeza, estaba impaciente, quería que lo hiciera ya, no podía esperar a sentir lo que tenía para ella, estaba segura de que iba a ser algo bueno.

Lentamente Ivan comenzó a meter su dedo en la entrada apretada y caliente de Clara, mientras con la otra mano acariciaba su muslo con cariño, lo enterró por completo y se detuvo observando detenidamente el rostro de Clara que había cerrado los ojos y respiraba lentamente.

-¿Estás bien?- preguntó ansioso, sintiendo su dedo caliente y húmedo dentro de ella, que le envió una descarga de placer a su dureza que latía con fuerza en sus pantalones suplicando ser liberada.

-S-si…. Sigue, por favor- suplicó tímidamente.

Ivan no dudó en curvar su dedo hacia arriba lo que hizo gemir a Clara al sentir cómo presionaba un punto placentero dentro de ella. El joven supo que había encontrado sin problemas el punto que la haría estallar y movió su dedo allí con habilidad, haciéndola retorcerse en las sábanas mientras se aferraba con más fuerza a la tela.

Luego de un rato ingresó un segundo dedo intensificando el placer de la joven quien sollozaba contra la almohada, rápidamente, cuando sintió que el cuerpo de su amante se adaptaba a sus dedos metió uno más.

-Ivan…- sollozó.

-¿Qué sucede princesa? ¿Quieres que pare?- dijo con cariño pero también con la voz vibrante y los ojos oscuros llenos de deseo, había presionado su propia mano en su bulto apretado, intentando sin éxito calmar un poco de su desesperación.

Clara negó con la cabeza lastimosamente y su rostro se volvió rojo de la vergüenza hasta sus orejas. Ivan supo inmediatamente que era lo que su amante quería, quería que cambiara sus dedos por su polla grande y dura, él también lo quería, quería enterrarse hasta el fondo en esa pequeña y caliente vagina, pero solo lo haría si ella se lo pedía.

-¿Entonces qué? ¿Qué quieres?- gruñó inclinándose hacia adelante mientras aceleraba el movimiento de sus dedos que curvaron la espalda de Clara. Luego, cruelmente detuvo sus movimientos y sacó sus dedos bañados en fluidos.

Clara abrió los ojos llenos de lágrimas y desesperación.

-¿Por qué…?- sollozó al sentir el vacío en su interior por los dedos que la habían abandonado cruelmente.

-Estoy esperando a que me digas que quieres princesa- ronroneó mientras acercaba sus dedos a sus labios y probaba la esencia de la mujer- eres deliciosa- gimió saboreándola.

Clara respiró agitada de excitación al ver la imagen de su amante saborearla y elogiar su esencia de esa forma, se sintió amada y querida, pero Clara quería sentirse deseada, quería que ese hombre gimiera de placer también.

-Ivan…- sollozó levantando sus piernas y rodeando la cintura de su amante. En un movimiento desesperado acercó las caderas del hombre hacia ella, provocando que su bulto apretado se presionara contra su entrada.

Ivan gimió sorprendido por el movimiento y cerró los ojos al sentir que su dureza latía contra Clara.

-Clara…- murmuró apoyando sus manos a cada lado del cuerpo de la joven- Vamos dilo… quiero escucharte decirlo- exigió mirándola con sus ojos penetrantes.

Clara se mordió el labio con fuerza y liberó un gemido ahogado cuando Ivan comenzó a presionar con más fuerza su falo contra su entrada que lloraba por esa polla grande y caliente.

-T-Te quiero…. Te quiero dentro mío, ahora- suplicó o más bien ordenó.

-A sus órdenes mi princesa- gruñó mordiendo el labio inferior de Clara antes de alejarse de ella y pararse al borde de la cama- Abre más las piernas, quiero verte- ordenó.

La joven obedeció y bajó sus manos de su cabeza y tomó sus muslos, abriendo más sus piernas para que Ivan viera todo de ella. Antes se hubiese muerto de la vergüenza con siquiera pensar que alguien la mirara detenidamente de esa forma, pero ahora no le podía importar menos, los dos estaban en el mismo trance, borrachos de deseo.

Mientras se quitaba el cinturón, Ivan mantuvo su mirada en la entrada rosada, húmeda y latente de su amante que esperaba ansiosa a su polla. El joven se relamió los labios, hambriento por lo que estaba por venir. Se desabrochó los botones del pantalón mientras admiraba lo hermosa que era, con sus bellos naturales castaños y ondulados alrededor de su entrada, con su clítoris rosado y duro que había sido estropeado por su dedo experto.




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