La guardaespaldas del Mafioso

Capítulo 34 - Experta

-Entonces… ven por él.

Clara tragó saliva pesadamente pero obedeció, deslizándose en cuatro patas sobre la cama y gateando hasta estar sobre los muslos de su amado.

Ivan no hizo nada, ni siquiera la tocó, manteniendo sus brazos detrás de su nuca, observando cada movimiento de Clara. Se sentía su muñeco, su juguete de prueba y eso lo excitaba aún más.

Clara observó los ojos oscuros y penetrantes de Ivan mirándola fijamente y en silencio, pero no pudo mantener la mirada y la desvió hasta su entrepierna. Aunque mirar el bulto latente debajo de sus pantalones la llenaba de vergüenza, no era tan difícil como enfrentar a esas pupilas negras llenas de deseo que parecían devorarla.

La joven quería explorar ese cuerpo, poder sentirlo, tocarlo, olerlo, probarlo. Ya lo había visto desnudo, pero la excitación de aquella noche la había drogado hasta llegar a la demencia, distorsionando su visión y sus recuerdos. Ahora estaba caliente, sí, pero estaba en sus cabales y tenía las riendas del juego.

“¿Qué se supone que tenía que hacer?” No necesitaba una respuesta para ello, sabía bien lo que quería hacer, quería probarlo, ver hasta dónde podía llegar, si su boca inexperta podía soportar ese gran tamaño.

Con sus manos tímidas y temblorosas se acercó hasta el botón de los pantalones y luego de varios intentos fallidos pudo desabrocharlo. Sintió como Ivan se removía ansioso debajo de su toque, pero no se animó a observarlo. Lentamente bajó el cierre y comenzó a deslizar el pantalón por sus piernas con ayuda del joven, quien había levantado sus caderas para facilitarle el trabajo.

Cuando arrojó el pantalón a un costado, volvió su mirada color miel hacia la entrepierna de su amado. Su falo duro y grueso estaba cubierto solamente por la fina tela de su ropa interior, suplicando ser liberado. Escuchó un gruñido proveniente de Ivan, quien parecía suplicar en silencio que por favor lo tocara. Eso encendió aún más a la castaña, quien sintió que su propia entrepierna comenzaba a pedir atención.

Pero la ignoró, porque ahora solo quería ver a ese hombre gemir de placer gracias a ella.

Con un solo dedo, agarró el elástico del pantalón y lo estiró, observando la punta rosada y húmeda asomándose por debajo, soltó el elástico que golpeó el vientre de su amado lo que lo hizo gemir.

-¿Estás torturándome princesa? Muero de ganas de que me toques- exclamó con una voz grave y vibrante.

Clara rió divertida y no admitió en voz alta que estaba muy asustada de decepcionarlo. ¿Y si era un desastre y lo hacía tan mal que arruinaba todo?

Ivan había sido un experto con su lengua y sus dedos, seguramente por la incontable cantidad de mujeres con las que había estado y que le habían dado la experiencia. Eso no le molestaba, ya no, porque ahora era suyo. Pero ¿y si no podía evitar compararla con las anteriores y se arrepentía de su decisión?

Seguramente había estado más tiempo de lo normal en silencio hundiéndose en sus pensamientos, porque de repente sintió un suave agarre en su mandíbula que la hizo observar el rostro comprensivo y con una hermosa sonrisa de su amado.

-Princesa… Si no quieres hacerlo está bien, lo entiendo. No hay que apresurar las cosas- exclamó acariciando con su pulgar la mejilla de la joven- Lo siento si te hice sentir presionada.

-No… no es eso- negó fuertemente con el rostro- Es solo que… ¿Y si lo hago mal? Realmente nunca lo hice y…

-Clara…- exclamó haciendo que la mirada preocupada de su amada le prestara atención y se alejara de sus crueles pensamientos- Con solo tocar el elástico de mi ropa interior ya siento que me voy a volver loco… Así que hagas lo que hagas, me va a encantar- dijo medio bromeando y medio en serio.

La joven rió ante el comentario que la ayudó a relajarse.

-Puedo guiarte si quieres- susurró con su voz gruesa y cargada de deseo que hizo que hasta la punta de sus dedos se tensaran.

Las mejillas de Clara se enrojecieron y asintió tímidamente, volviendo a observar la entrepierna de su amado.

-Bien… puedes quitarme la ropa, si quieres- susurró el joven, recostándose nuevamente en la cama

Clara obedeció, tomando los bordes de la tela y deslizándola hacia abajo liberando el gran miembro de su amante que rebotó contra su vientre. Aunque ya lo había visto, aún se sorprendía por su gran tamaño, sin poder quitarle los ojos encima, se mordió el labio con fuerza.

-Si sigues haciendo esa cara pícara voy a acabar ahora mismo- protestó el joven.

-Lo siento- exclamó divertida, soltando su pobre y magullado labio.

-Ahora…- gruñó el joven, moviendo sus caderas- puedes tocarlo…

Clara acercó su mano hacia el miembro latente y con la punta de su dedo índice tocó el tronco duro y firme. Escuchó la respiración nasal de su amado y se lo imaginó tratando de controlar su mente para no volverse loco. Poco a poco fue envolviendo el miembro con su mano, hasta que lo agarró con firmeza, sintiendo la piel suave y caliente en su palma.

-Clara…- gruñó Ivan, de una manera que la joven sintió que era de placer, así que siguió así, sosteniéndolo con fuerza alrededor de su pequeña mano inexperta- Ahora… puedes moverte de arriba hacia abajo- susurró el azabache, quien tenía los ojos cerrados y respiraba agitado.

Clara hizo caso y lentamente comenzó a subir y a bajar con su mano por la longitud pasando desde la base hasta la punta húmeda en casa pasada, todo el miembro se fue humedeciendo con su propia esencia, lo que le facilitó el trabajo.

Clara estaba fascinada, no solo por lo hermoso que era su amado sino por la suave pero grave melodía que salía de sus labios y que era gracias a ella. Jamás imaginó dar placer, pero supo que lo estaba haciendo bien al ver como se retorcía debajo de su agarre. Sin detenerse, comenzó a acelerar el ritmo y supo que eso lo volvía loco.

Dejando que su mano trabajara en toda la dura extensión, con su otra mano se atrevió a curiosear más y se acercó a sus bolas, que habían estado olvidadas pero necesitadas de afecto, y con mucho cuidado, especialmente porque sabía que era una zona sensible, comenzó a masajearlas con fascinación. Esto volvió aún más loco a Ivan.




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