La guardaespaldas del Mafioso

Capítulo 35 - Confesión

-Créame cuando le digo que haber quedado en malos términos con el Grupo Sol ha sido lo mejor que le pudo haber pasado a su familia- exclamó Erik con seguridad.

-Debo decir que me ha decepcionado el señor White ¿Enviar a su hijo a conciliar las cosas entre ambas familias y que me humille de esa forma?- Dijo furioso el italiano, al recordar cómo Ivan lo había dejado con las palabras en la boca en la gala de hacía unas noches para irse con una jovencita- Ese niño no tiene madera de jefe.

-Ni que lo diga…- sonrió Erik- Por eso vine a proponerle un trato.

El italiano lo observó con una ceja alzada y una sospecha en su mirada.

-No voy a mentirle, los Black nunca me han dado buena espina, la gente no habla buenas cosas de ustedes, no tienen una buena reputación en mi país.

Erik se reclinó en su silla de cuero y tomó un sorbo de whisky sin sentirse ofendido por el comentario.

-Estoy seguro de que los White se han tomado el trabajo de difamar a mi familia para impedir que conciliemos con ustedes. ¿Un poco más?- preguntó sirviendo la bebida dorada en el vaso del Italiano- Es de Rusia, tenemos buena relación con la empresa de Whiskies más importante de ese país, puede estar seguro de que ellos dirán que el grupo Sol está perdiendo poder. No es un buen momento para aliarse con ellos ¿Sabe?.

-¿Qué propones?- preguntó sintiéndose más convencido que antes- Sabes que ya no tengo tanta paciencia como antes…

-No se preocupe, su alianza con el grupo Luna va a dar buenos resultados ¿Qué me diría si le digo que tan sólo falta muy poco para que su reinado lleno de traiciones se derrumbe para siempre?.

-Diría que eso sería una gran noticia, con ellos fuera del poder todo sería más fácil- sonrió el italiano.

-¿Entonces? ¿Qué dice buen hombre?- exclamó Erik estirando su mano abierta hacia el hombre.

-Tiene un trato señor Black- estrechó con fuerza el hombre.- Espero no me decepcione.

Erik sonrió victorioso.

-Confíe en mí señor, ha tomado la decisión correcta.

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La nueva pareja de enamorados estaba ajena a los planes de Erik del Grupo Luna. Ivan parecía ensimismado en los fuertes sentimientos que su amada le hacía sentir, como si estuviera vivo, como si fuera un joven común y corriente perdidamente enamorado. Lo hacía sentir en las nubes y el joven mafioso no quería bajar de ese ensueño.

Luego de que Clara se recuperara de su desmayo, Ivan se había encargado meticulosamente de que su amada comiera bien cada una de las comidas. Con una amplia sonrisa de hoyuelos había comprobado que las mejillas de Clara habían recuperado el color y había aumentado un poco de peso.

Aunque la castaña se había quejado en algunas ocasiones que estaba perdiendo su figura fitness, Ivan no podía estar más enamorado de esas curvas blandas y perfectas cuando la desnudaba una vez más para hacerla suya.

Ivan le había prohibido por un tiempo la entrada al gimnasio, sabía lo obsesiva que podría ser su amada y no quería un segundo desmayo por esforzarse de más. Sorprendentemente la joven había aceptado sin discutir. Lo que el azabache no sabía es que había un motivo detrás, y es que Clara tenía que ser cuidadosa con su pequeño niño de tan solo 4 semanas que crecía dentro suyo.

En la primera revisión con el médico todo había salido de maravilla, solo le había dicho que tuviera una dieta saludable y abundante y que no hiciera ningún esfuerzo de más durante los próximos dos meses.

La joven había salido aliviada de la consulta pero un poco triste al mentirle en la cara a su amado cuando le preguntó:

-¿Y bien? ¿Está todo bien?

-Si… todo el orden, me dijo que siga comiendo igual y que no haga mucho esfuerzo.

Ivan sonrió ampliamente y besó su mano con cariño.

-No entiendo porque no me dejaste pasar, quería estar ahí contigo- dijo con un puchero.

-Soy una adulta Ivan, no necesito que me acompañes- gruñó de una forma adorable.

-¿Qué dices? Si eres mi princesita- exclamó apretando sus cachetes haciendo que sus labios rosados se fruncieran.

-¡Basta!- chilló roja como un tomate.

Ivan río y ambos salieron del hospital.

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Las semanas siguientes Ivan se encargó de que la resplandeciente sonrisa de su amada no se borrara nunca de su rostro. La había llevado a los lugares más caros y exclusivos que solo podían ingresar las personas con mucho mucho dinero y algo que claramente Ivan podía costearse sin que le doliera el bolsillo.

La había llevado a Restaurantes elegantes, a los mejores teatros, a los mejores hoteles, todo de primer nivel para su hermosa amada.

Estaban ambos tirados en una cama King de sábanas de seda en un hotel cinco estrellas respirando exhaustos cuando Ivan habló:

-¿Qué tal si después de ducharnos vamos a comer al restaurante al que fuimos el otro día? Recuerdo que te había gustado la comida de ese lugar- exclamó mientras pasaba su dedo índice por la nariz respingada de Clara.

-¿Qué tal si esta vez elijo yo?

-¿Oh?

-Bueno, siempre hemos ido a los lugares que tú querías….

-¿No te gustó a donde te lleve?- dijo preocupado.

-¡No! ¡No es eso! Me ha encantado- exclamó sentándose en la cama-Jamás creí que entraría a lugares como esos- dijo con sinceridad- Solo que… hay un lugar al que quería ir contigo.

Ivan se sentó al lado de su amada y la acercó para que se apoyara en su hombro.

-Lamento no haberte preguntado, simplemente te llevé de aquí a allá sin siquiera pedir tu opinión- dijo con culpa.

Clara rió divertida, Ivan se veía tan adorable cuando bajaba sus escudos y se mostraba así, vulnerable y preocupado con ella.

-Tranquilo, el lugar a donde vamos a ir le gana a todos los tuyos juntos, así que estaríamos a mano.

-¿Ah sí?- dijo divertido- No lo creo princesa…

-Báñate y ya lo verás-dijo desafiante.

-No si mi princesa no viene conmigo- sentenció levantándola en forma nupcial de un hábil movimiento.




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