La guardaespaldas del Mafioso

Capítulo 41 - ¿Ella está que...?

-¡Más rápido maldita sea!- Vociferó Erik al chofer, mientras sostenía con fuerza la mano de su hermana- Tranquila, ya estamos cerca- susurró.

Clara se veía fatal, con el rostro pálido, el sudor en la frente y una expresión de dolor.

-Señor, nos están siguiendo-exclamó el chofer mirando por el espejo retrovisor.-Nos vas a seguir hasta el hospital.

Erik se volteó hacia atrás, observando como unas motos y un coche del grupo Sol los seguía de cerca.

-Mierda…- murmuró apretando con fuerza las muelas.

-¿Q-que pasa?- apenas pudo decir la joven.

-No pasa nada Clara, tú tranquila- dijo preocupado y observó al chofer- Vamos a tener que salir de la ciudad e ir a otra clínica, apresúrate.

-Sí, señor.

“Maldita sea Ivan” Pensó furioso a sus adentros.

Finalmente pudieron despistarlos y salir a las afueras de la ciudad sin el Grupo Sol siguiendo su rastro de cerca.

Llegaron a una pequeña clínica donde atendieron rápidamente a la joven por una buena suma de dinero y que no dieran información a nadie.

Luego de unos cuarenta minutos que se sintieron interminables, finalmente pudo ver nuevamente a Clara, quien estaba reposando en una cama con una sonrisa débil en su rostro.

Eso lo tranquilizo, finalmente puso liberar el aire que había estado conteniendo.

-Ey…- dijo acercándose a ella.

-El bebé está fuera de peligro- exclamó el doctor a su espalda- Pero a partir de ahora debe hacer reposo absoluto, nada de levantar cosas pesadas ni de estresarse por nada.

-Gracias doctor- respondió el joven.

Una vez que quedaron solos, Erik se sentó al borde de la cama.

-¿Cómo estás?

-No puedo creer que haya hecho eso- exclamó con la voz cargada de dolor.

-Lo siento…- fue lo único que pudo decir el joven.

-Tú me advertiste y yo no te escuché- exclamó la castaña con culpa.

-Tenías que verlo por tus propios ojos, lo entiendo…- susurró.

-Supongo que se acabó-

Clara bajó la mirada húmeda a su barriga y la acarició suavemente.

-Sé que ahora duele, pero con el tiempo va a ser tan solo un mal recuerdo- la consoló Erik.

Clara sonrió amargamente y se preguntó cómo podría olvidar al hombre que amó si estaba esperando un hijo suyo, el terror de que se pareciera a Ivan la invadió. Sentía que jamás podría sanar esa herida.

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Aunque los meses habían pasado todos los días eran igual de grises, Ivan todavía era a Clara en quien pensaba apenas despertaba y antes de quedarse dormido amargamente en su cama muy grande y fría.

El grupo Sol había aumentado su poder, con el Grupo Luna disperso y sin dar la cara por tanto tiempo, parecía que todo iba viento en popa para su clan.

A Ivan no le podía importar menos, no solo por su amada desaparecida junto con su enemigo, sino porque no le había quedado nada más en esa fría casa, su hermano no se había contactado con él desde aquella horrorosa noche.

Sabía que no estaba muerto, no habían encontrado su cuerpo, y si el Grupo Luna se lo hubiese llevado, se lo habrían hecho saber, no hubiesen desperdiciado esa oportunidad.

Ivan no podía estar más feliz de que Nick se hubiese alejado de esta vida de infierno, pero con su ausencia todo parecía ser más gris aún.

Ya nada tenía sentido.

¿No se había metido en todo esto por él?

¿No había obedecido todas las órdenes de su padre para que su hermano menor no tuviera que pasar por lo mismo?

Ahora él no estaba, su amada no estaba y solo era un maldito ermitaño infeliz asintiendo con la cabeza a todo lo que su padre le ordenaba que hiciera.

Ivan no le había dicho a su padre, pero aún buscaba a Clara, con la esperanza de que le dejara explicarse, que le permitiera pedirle perdón de rodillas y que le diera una segunda oportunidad, que sin ella era un cascarón vacío.

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Haber estado en reposo tantos meses había servido para ponerse al día con la situación del Grupo Luna. Desde que la traición había invadido su ser, sólo quería recuperar lo que el Grupo Sol le había quitado a su familia todos estos años.

La muerte de sus padres no podía quedar impune, ellos merecían justicia.

Aunque al principio Erik había querido dejarle todo a su hermana, las cosas habían cambiado luego de enterarse de su embarazo y de lo dañada que estaba por el idiota de Ivan.

Sus deseos de dejarle todo el poder y hacer una vida normal habían quedado en segundo plano, preocupándose constantemente por la salud de Clara y su sobrino.

Pero la joven se había esforzado por entender el negocio, y Erik estaba comenzando a pensar que no había nadie mejor que ella para recuperar el honor de la familia y tomar las riendas del Grupo.

-¿Cómo estás?- preguntó entrando al cuarto de Clara- Mañana es el gran día- exclamó Erik sentándose al borde de la cama.

Clara dejó a un lado los papeles de los registros del Grupo y le dirigió una sonrisa cálida a su hermano.

Erik observó la enorme panza que sobresalía entre las sábanas, ese bebé estaba por nacer en cualquier momento, podía ver en el rostro cansado de su hermana que ya no daba más.

Habían programado una cesárea para el día de mañana, el médico había dicho que sería lo mejor, debido a que el bebé y la madre corrían peligro. Erik no podía sentirse más aliviado, la idea del parto natural, salir corriendo a la clínica en cualquier momento lo asustaba.

¿Y si el Grupo Sol descubría su ubicación?

Sabía que habían estado tratando de ubicarlos, lo que menos necesitaban en ese momento era ser atrapados con la guardia baja.

-Ya quiero que nazca- exclamó cansada pero con una sonrisa en su rostro- Este bebé me ha quitado toda la energía- dijo bromeando, pero su sonrisa se borró rápidamente hundiéndose en sus pensamientos.

-Oye…-exclamó Erik acercándose más- Va a salir todo bien. Eres fuerte.

Clara asintió con la cabeza, esforzándose por sonreír.

-¿Qué vas a hacer?- preguntó, cambiando de tema.




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