La guardaespaldas del Mafioso

Capítulo 45 - Corre por tu vida

Lo primero que sintió Erik al despertarse fue el frío contra su cuerpo y la dureza de la superficie donde estaba recostado. Liberó un quejido de dolor mientras parpadeaba pesadamente y abría y cerraba su boca al sentir un dolor punzante en su mandíbula como si le hubieran dado un fuerte golpe en esa zona.

-Mmmm- se quejó.

Cuando sus párpados finalmente le hicieron caso y se abrieron por completo. Pudo distinguir las formas y colores a su alrededor que comenzaron a tomar sentido. Todo era gris, el techo y las paredes, de no ser por algunas manchas de humedad, todo sería monocromático. Notó que no había muebles, ni nada más que una puerta de hierro y en el lado contrario de la habitación una pequeña ventana muy a lo alto.

-¿Qué…?- apenas pudo decir, sintiéndose mareado y con náuseas- ¿Dónde estoy?- Se preguntó a sí mismo.

-Si hubiera sabido que mi castigo sería tener que estar en el mismo cuarto que tú, hubiese preferido morir.

La voz de otra persona en el cuarto le erizó la piel y le hizo agitar su corazón. Con sus ojos marrones exaltados buscó a la persona dueña de la voz ronca y cansada, encontrándose a su enemigo sentado en el suelo en una esquina, con los brazos hacia atrás y el rostro magullado de tantos golpes.

En ese momento Erik supo que él no corría con menor suerte, seguramente su estado era parecido al de Ivan. Para su desgracia no estaba equivocado, sus manos también estaban amarradas a su espalda con tanta fuerza que no podía sentir sus dedos.

-Tu…- gruñó tratando de zafarse del agarre, lastimando sus muñecas en el proceso.

-Te recomiendo que no hagas eso, ya lo intenté y fue en vano- inquirió Ivan, mirándolo con tanta tranquilidad que preocupó al joven.

La llama de lo que había sido el joven White parecía ya no existir.

-¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos? ¿Dónde está Clara? ¿Y Nick? ¿Y…?

Erik comenzó a hiperventilarse al recordar que el último recuerdo que tenía en su memoria era estar sentado en la sala de espera junto con Nick esperando que Clara saliera del quirófano.

En ese momento la piel de su nuca se erizó y una idea golpeó su mente.

-Nick… ese maldito- gruñó sacudiendo con más fuerza sus muñecas.

-Si no hubieses sido tan ingenuo, no estarías aquí ahora- Se burló el azabache.

-¿Y tú? Veo que también caíste en la trampa, estamos en el mismo barco, amigo.

La sonrisa burlona de Ivan se borró de su rostro, mostrando la ira contenida.

-Vamos, ayúdame a desatarme, tenemos que salir de aquí- ordenó Erik, tratando de levantarse, pero sus piernas flaquearon cayendo de bruces al suelo. La droga que Nick le había dado aún entorpecía sus movimientos.

-Ni lo intentes, no vamos a poder escapar de aquí, no con vida-exclamó ivan, mirando hacia la ventana con desinterés.

-¿Acaso ya te diste por vencido? Eres patético…

-¡Lo intenté!- gritó con el rostro lleno de ira- ¡Más de una vez! Pero una y otra vez tú la alejaste de mí, ¡A ambos! ¡A Clara y a mi hijo!- exclamó levantándose del suelo de un salto.

-¡¿Y qué esperabas que hiciera?! ¿Dejar a mi hermana servida en bandeja para que el monstruo que tienes como padre se deshaga de ella como hizo con su madre y nuestro padre? No creas que confío en ti solo porque estás aquí conmigo, eres igual de mierda que él.

-yo jamás…- Ivan respiró hondo, tragándose las ganas de llorar amargamente- Jamás les haría daño a ellos, nunca…

-No puedo creerte, ni a ti, ni a tu padre, ni a nadie de tu familia, fui un tonto en confiar que Nick era diferente…

-Él tenía sus motivos- Lo defendió su hermano.

-¡Claro!- se rió con sarcasmo -Como tu padre también tiene los suyos para matar a tu hijo…

Ivan se puso pálido.

-¿Qué?

-¿Qué pensabas? ¿Qué esto terminaba conmigo? ¡Yo solo soy una maldita carnada humana! Es tan obvio que no puedo entender como no puedes verlo….

-¿Él va a…?

-¿A matar a Clara? Si… ¿A matar a tu hijo recién nacido? ¡Dios claro que sí!- exclamó dándose cuenta de que las lágrimas caían por su rostro.

Se tiró hacia adelante, golpeando su frente contra el suelo mientras lloraba con amargura sin importarle que su enemigo lo viera así de vulnerable.

-Y yo se los entregué, dejé que se los llevaran…- dijo el joven castaño con culpa.

Ivan comenzó a caminar con nerviosismo por la habitación, tratando de encontrar una manera de escapar. Desde que lo habían arrojado a esa celda donde su padre solía tirar a sus enemigos, se había mantenido inmóvil y desesperanzado, hundiéndose en la miseria y en la culpa. Pero ahora un deseo de venganza y miedo lo invadió. Tenía que matar a su padre, pero por sobre todo recuperar a Clara y a su hijo.

-Voy a hacer una excepción- exclamó con molestia el azabache- Unamos fuerzas para salir de aquí. Pero cuando todo esto se acabe vuelves a ser mi enemigo.

Erik levantó su rostro del suelo y observó a su contrincante parado delante suyo con una expresión seria y llamas en sus ojos.

Ese era el Ivan que recordaba.

-Hecho.

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Apenas los hombres del grupo Sol recibieron la señal que Nick les había enviado por mensaje de texto, y de la cual después se había arrepentido, arremetieron con armas de fuego a los hombres del Grupo Luna que estaban vigilando la entrada de la clínica. Hubo bajas de ambas partes, pero el Grupo Sol superaba en número al Grupo Luna, ganando la batalla e ingresando a la clínica sin problemas.

La gente inocente se escondió y corrió lejos de los hombres de negro que entraron con armas en sus manos. No tenían intenciones de hacerle daño a nadie más que a sus enemigos. Llegaron a la sala de maternidad y allí encontraron a Erik acostado sobre la banca. Uno de los hombres robustos cargó al joven inconsciente en su hombro y se lo llevó de allí. Los demás hicieron señas silenciosas con sus manos para ingresar a la fuerza a la habitación donde estaba Clara.

Cuando entraron, se encontraron con la cama con las sábanas revueltas y la cuna vacía.




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