La Guardiana De Acero

El Bautismo De Fuego

Capítulo 2: "El Bautismo de Fuego"

El amanecer apenas despuntaba cuando Valeria llegó a las instalaciones de Vannucci Training Solutions para su primer día oficial. El aire fresco de la mañana y el suave murmullo de las hojas moviéndose con el viento parecían contrastar con la tensión palpable que emanaba del lugar. Valeria, vestida con un uniforme táctico negro que realzaba su figura atlética, ajustó los guantes de cuero en sus manos y se preparó mentalmente. Sabía que no sería un día común; Isaac Vannucci no era un hombre que aceptara la mediocridad, y ella tampoco.

El edificio, con su imponente estructura de acero y cristal, era un símbolo de modernidad y eficiencia. Al cruzar las puertas principales, Valeria fue recibida por un instructor alto y robusto que apenas le dedicó una mirada antes de señalarle el camino hacia el área de entrenamiento. Sin inmutarse, Valeria lo siguió con pasos firmes, evaluando su entorno con ojos calculadores. Cada detalle, desde la ubicación de las cámaras de seguridad hasta la disposición del personal, era procesado y almacenado en su mente.

El área de entrenamiento era un espacio amplio y minimalista, equipado con todo tipo de herramientas y simuladores diseñados para poner a prueba las habilidades físicas y mentales de cualquier individuo. Había un grupo reducido de personas presentes, todos ellos empleados de alto nivel que se detenían a observarla con curiosidad. Valeria notó las miradas, pero no les dio importancia. Su enfoque estaba en el hombre que se encontraba en el extremo opuesto de la sala: Isaac Vannucci.

Isaac estaba de pie, con los brazos cruzados y una expresión seria en su rostro. Vestía un traje negro impecable, pero había algo en su postura relajada que indicaba que estaba completamente en control de la situación. Sus ojos azules la observaron con intensidad mientras ella se acercaba.

—Puntualidad. Me gusta —comentó Isaac con un tono que parecía mezclar aprobación y desafío.

—No esperaba menos que profesionalismo aquí —respondió Valeria con calma, manteniendo su mirada fija en él.

Isaac dejó escapar una ligera sonrisa antes de señalar hacia el centro del área de entrenamiento, donde varios equipos estaban preparados.

—Hoy veremos de qué estás hecha. Este entrenamiento está diseñado para medir tus límites. No esperes que sea fácil.

Valeria arqueó una ceja, su orgullo brillando en su expresión.

—Espero que el verdadero trabajo sea más desafiante. Esto parece demasiado fácil.

La sonrisa de Isaac se amplió ligeramente, aunque sus ojos permanecieron calculadores.

—Veamos si sigues opinando lo mismo al final del día.

El primer desafío fue un circuito de obstáculos diseñado para probar su resistencia, velocidad y agilidad. Valeria se movió con una precisión casi inhumana, superando cada obstáculo con una mezcla de fuerza y gracia que dejó a los observadores boquiabiertos. Trepó muros, esquivó láseres simulados y cruzó un campo de minas falsas con una facilidad que parecía casi insultante.

Desde una sala de control elevada, Isaac observaba cada uno de sus movimientos. Aunque su rostro permanecía impasible, sus comentarios ocasionales traicionaban su impresión.

—No esperaba que alguien pudiera manejar esto tan fácilmente... aunque parece que contigo debería haberlo previsto.

Valeria, que había oído el comentario a través del sistema de comunicación, respondió sin detenerse.

—¿Esto es lo mejor que tienen? Estoy empezando a pensar que sobrevaloran sus entrenamientos.

Una risa baja se escuchó desde el altavoz, seguida por un tono más serio.

—No te confíes. Esto es solo el calentamiento.

El siguiente desafío fue una simulación de combate en equipo. Valeria fue colocada como líder de un grupo de agentes novatos y se le dio la tarea de infiltrarse en un edificio lleno de "enemigos" simulados. La simulación incluía todo: disparos, explosiones controladas y situaciones de alto estrés. Valeria demostró no solo su habilidad táctica, sino también su capacidad para inspirar y dirigir a su equipo. En menos de una hora, habían completado la misión con éxito, algo que, según los registros, nunca se había logrado en tan poco tiempo.

Isaac, desde su posición, observaba con creciente interés. Había algo en Valeria que iba más allá de su habilidad técnica. Su confianza, su orgullo y su absoluta determinación la hacían destacar incluso entre los mejores.

—Es impresionante, ¿no? —comentó uno de los instructores a su lado.

—Es más que eso —respondió Isaac, sin apartar la vista de ella.

El día continuó con una serie de pruebas diseñadas para empujarla al límite. Desde enfrentamientos cuerpo a cuerpo contra múltiples oponentes hasta pruebas de resistencia mental bajo presión, Valeria superó cada obstáculo con una mezcla de habilidad y tenacidad que dejó a todos impresionados. Pero no todo fue fácil; hubo momentos en los que incluso ella sintió la tensión. Sin embargo, en lugar de desanimarse, parecía alimentarse de la dificultad, como si cada desafío fuera una oportunidad para demostrar su valía.

Al final del día, Valeria fue llamada a la oficina de Isaac. A pesar del cansancio evidente en su cuerpo, su postura seguía siendo impecable. Isaac la esperaba detrás de su escritorio, con un vaso de whisky en la mano y una expresión que mezclaba admiración y curiosidad.

—Has superado todas las expectativas —dijo, inclinándose ligeramente hacia ella—. Pero dime, ¿siempre haces que todo parezca tan fácil?

Valeria dejó escapar una pequeña sonrisa, su orgullo brillando en sus ojos.

—Siempre que sea algo que valga la pena.

Isaac dejó el vaso sobre la mesa y se acercó a ella, deteniéndose a pocos pasos de distancia. Su mirada era intensa, pero había un destello de algo más en sus ojos, algo que Valeria no pudo identificar de inmediato.

—Bienvenida al equipo, Valeria. Estoy seguro de que trabajar contigo será... interesante.




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